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PAC 12 – Una revisión del político y el científico Dividendos y sospechas mundiales alrededor de las políticas de vacunación

Por Clément Paule

Traducción : Daniel Del Castillo

Passage au crible n°12

La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE) debía llevar a cabo, a finales de enero de 2010, una investigación sobre la amenaza de las falsas pandemias. En efecto, la subcomisión de Salud de esta institución criticó, en una moción votada el 18 de diciembre de 2009, las presuntas colusiones entre la industria farmacéutica y expertos de la OMS (Organización Mundial de la Salud). En este caso, se trataría de evaluar la administración de la pandemia de gripe A/H1N1 y, en particular, la campaña mundial de vacunación promovida a nivel global. Esta polémica aparece reforzada por los últimos informes epidemiológicos que confirman la fuerte disminución de la actividad del virus en varios países, sobre todo en los Estados Unidos y en la mayor parte de Europa y Asia. Se sospecha que los grandes laboratorios big pharma contribuyeron a crear una psicosis que les habría permitido vender productos insuficientemente probados y, beneficiarse de las políticas públicas de inmunización. El laboratorio británico GSK (GlaxoSmithKline), que comercializó de manera masiva su vacuna Pandemrix™, anunció el 15 de enero de 2010, un volumen de facturación equivalente a 945 millones de euros durante el cuarto trimestre de 2009.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

Desde su aparición durante la primavera de 2009, el virus H1N1 habría causado más de 14 000 muertes en 209 Estados. Sin embargo, la lucha transnacional contra la pandemia se orientó rápidamente hacia las medidas de vacunación celebradas por el grupo de expertos SAGE (Strategic Advisory Group of Experts on Immunization) de la OMS. No obstante, las estrategias de prevención de las autoridades nacionales se han caracterizado por una gran heterogeneidad. Al respecto, algunos Estados como Francia, Canadá o Suiza optaron por una cobertura vaccínea de nivel máximo, señalando a más del 75% de la población. En cambio, en Alemania y los Estados Unidos se optó por una política más moderada y de la misma manera, únicamente el 5% de la población china o sea 65 millones de personas fue inmunizada a principios del año 2010. Por su parte, las campañas vietnamitas o sauditas también comenzaron durante este período. Al contrario, Polonia se presenta como la excepción, negándose, en noviembre de 2009, a la compra de productos farmacéuticos, que estimaban poco fiables. Hay que señalar además que, numerosos Estados no pudieron acceder inmediatamente al mercado de las vacunas. Mientras que los pedidos masivos solicitados por los países del hemisferio Norte más de mil millones de vacunas en septiembre de 2009, fueron satisfechos prioritariamente.

Por otro lado, la modificación del esquema de inmunización durante noviembre de 2009 con la restricción a una sola inyección en lugar de las dos previstas inicialmente transformó las políticas nacionales y creó varios excedentes. Esta situación se agravó debido a las reservas de la población frente a la vacuna, que finalmente solo afectó al 8% de los franceses – es decir, 5 millones y apenas medio millón de marroquíes o incluso menos de 4 millones de británicos. Finalmente, 62 millones de norteamericanos siguieron la recomendación de la OMS, a pesar del precedente histórico de 1976, cuando la sospecha de una epidemia de gripe porcina produjo una vasta campaña de prevención.

Marco teórico

1. El principio de precaución. Incluido en la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de junio de 1992, este principio responde a la incertidumbre causada por las amenazas medioambientales y sanitarias. Consignado en la Constitución de Francia en el 2005, después de los casos de sangre contaminada y la enfermedad de las vacas locas (MCD), el principio fue invocado para justificar las campañas masivas de prevención del virus H1N1.
2. Las controversias socio-técnicas. Este concepto, propuesto por Michel Callon, Pierre Lascoumes y Yannick Barthe, pretende restaurar las polémicas que tratan sobre la definición de situaciones particularmente difíciles de gobernar. Así es que la administración de la pandemia entra a hacer parte de un contexto de incertidumbre, en el cual el discurso de autoridad científica es discutido por varios estudios rivales.

Análisis

El liderazgo de la OMS en la administración de la pandemia demostró el poder normativo de esta institución, que define los contenidos de las políticas nacionales de prevención. A pesar de todo, la legitimidad de esta organización se vio afectada cuando su directora reconoció, el 18 de enero de 2010, un exceso de prudencia frente a la gripe A/H1N1, exceso que justificó por un imperativo de salud pública. La referencia al principio de precaución abrió entonces una ventana de oportunidades a numerosos actores críticos, que defienden un peritaje alternativo, incluso profano. Hay que destacar a este respecto, que algunos médicos manifestaron rápidamente su escepticismo frente a las campañas de vacunación aconsejadas por el SAGE. En julio de 2009, uno de ellos mencionaba, por ejemplo, que intereses financieros e industriales habrían sobrevalorado la amenaza de los virus gripales. Pero la OMS también fue blanco de teorías conspiracionistas que la acusaban pura y simplemente de haber creado la pandemia. La periodista Jane Burgermeister denunció particularmente a la Organización y al laboratorio Baxter por bioterrorismo e intento de genocidio.

Estas denuncias, que hasta ahora habían sido poco mediáticas, se intensificaron por la decepción de las campañas de vacunación, consideradas como desproporcionadas – por ejemplo, los 13 millones de dosis encargadas por Suiza para sus 7,7 millones de habitantes frente a una pandemia que finalmente era moderada. Por esta razón los quince expertos del SAGE centraron las sospechas de connivencia con la industria farmacéutica, conocida por sus capacidades de lobbying. Desde diciembre de 2009, en varias ocasiones la OMS se ha visto obligada a justificarse públicamente, a petición de algunos Estados miembros, como India y Vietnam. Por un lado se ha esforzado en ofrecer garantías de transparencia, y por otro a pesar de la confidencialidad del debate – en precisar las barreras que han de permitirle evitar los conflictos de intereses que impliquen a sus expertos. Pero al perder el monopolio en el discurso de autoridad científica sobre las técnicas, éstos últimos aparecen, sin embargo, deslegitimados. Esta configuración del conocimiento – asimilada, por Jürgen Habermas, en lo absoluto a una ideología aparece criticada, con abiertas acusaciones, así como con resistencias pasivas, como las bajas tasas de vacunación, a pesar de las recomendaciones del SAGE.

La proliferación y la creciente audiencia de los discursos alternativos, que toman forma de peritajes contrarrestadas, van acompañados por el debilitamiento del modelo vertical de información y decisión. Este proceso recuerda a otras controversias socio-técnicas, como la de la contaminación sanguínea o la enfermedad de las vacas locas, que mezclaron incertidumbre científica y estrategias divergentes por parte de los actores. Sin embargo, la especificidad del caso que nos estamos analizando se basa principalmente en el efecto perverso inducido por la prevención. Como demuestra la defensa de ciertos gobiernos, al ser criticados por su administración del riesgo pandémico. De esta manera, en Francia, la Ministra de Salud respondió a sus detractores apelando igualmente al principio de precaución. Esta norma, que según François Ewald obligaría a exagerar la amenaza, parece una justificación necesaria para los responsables políticos, especialmente en caso de incertidumbre. En efecto, los costos políticos de una catástrofe fortuita los llevaría sistemáticamente a considerar lo peor. Dentro de esta lógica, la acción pública dependería cada vez más de estudios que permitan definir los riesgos potenciales. No obstante, frente a un fracaso, se repartiría la responsabilidad entre los gobernantes y sus consejeros, lo que puede acarrear una falta de legitimidad general. El error de un peritaje oficial poco transparente podría entonces sumarle al riesgo sanitario, los peligros de un mercado de la ansiedad fácilmente explotable.

Referencias

Callon Michel, Lascoumes Pierre, Barthe Yannick, Agir dans un monde incertain. Essai sur la démocratie technique, París, Seuil, 2001.
Ewald François, Gollier Christian, De Sadeleer Nicholas, Le Principe de précaution, París, PUF, 2009. Col. Que sais-je ?
Habermas Jürgen, La Technique et la science comme « idéologie », París, Gallimard, 1990 [1968].
InVS (Institut de Veille Sanitaire), Stratégies vaccinales A (H1N1) 2009 dans 18 pays d´Europe, d´Amérique du Nord, d´Asie et d´Océanie, 31 de octubre de 2009, en la dirección Web : http://www.invs.sante.fr/international/notes/strategies_vaccinales_a_h1n1_monde_311009.pdf [22 de enero de 2010].
Página Web del Portal de la OMS dedicada a la pandemia de la gripe A/H1N1: http://www.who.int/csr/disease/swinefl