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PAC 117 – Un neopatrimonialismo inadecuado El derrocamiento en Burkina Faso del Presidente Blaise Compaoré

Por Philippe Hugon

Traducción Yessica Lara

Passage au cribe n°117

Blaise CompaoreSource: Wikimedia

En Burkina Faso, los movimiento juveniles condujeron, a finales de octubre de 2014, a la partida del presidente vitalicio Blaise Compaoré, quien estuvo en el poder desde 1987. Con casi 500,000 personas en las calles, la población de Uagadugú se movilizó fuertemente el martes 28 de octubre contra de la tentativa de enmienda constitucional que pretendía mantenerlo en el poder. Esta última parecía claramente del mismo orden que las manipulaciones constitucionales realizadas en Argelia (2008), Angola (2010), Camerún (2008), Yibuti (2010), Gabón (2003), Uganda (2005), Chad (2009), Togo (2002) y las previstas en Burundi, Congo – Brazzaville, República Democrática del Congo y Ruanda.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

El Alto Volta, convertido en Burkina Faso desde 1984, la cual conoció después de su independencia una alternancia entre elecciones presidenciales y golpes de Estado, se había estabilizado desde hace algún tiempo. Después del asesinato del presidente Thomas Sankara en 1987, el joven capitán Blaise Compaoré llegó al poder. Instaurando un régimen semi autoritario en el marco de dos mandatos de 7 años y dos más de cuatro años. Burkina Faso “país de hombres íntegros” fue visto anteriormente como políticamente estable y económicamente bien administrado. Uno de los países más pobres del mundo a pesar de sus recursos mineros de oro (80% de las exportaciones y el 20% del presupuesto) y su producción de algodón, éste Estado sin salida al mar muestra un crecimiento económico de alrededor del 7% por año, respetando los equilibrios financieros (baja inflación, déficit presupuestario y deuda externa reducida).

En los últimos años, Burkina Faso había diversificado sus socios, forjando por ejemplo lazos particulares con Taiwán, sabiendo jugar con el apoyo de Estados Unidos y perpetuando sus vínculos históricos con París, y la África francófona. Potencia diplomática en la región, se convirtió recientemente en una pieza importante del dispositivo militar francés Barkhane en el corazón de la cooperación regional contra el yihadismo. Hasta ahora había demostrado acciones cívicas en un juego político ni étnico ni más ligado con las referencias religiosas. El régimen de Blaise Compaoré se basó en un partido ampliamente dominante, autorizando sin embargo el debate. En cuanto al ejército, se mantiene hasta ahora republicano, a pesar de un motín en 2011. Coexistían los poderes tradicionales, sobre todo los de Mogho Naba, rey de los Mossi y las instancias legitimadas por las urnas. Esta fachada positiva, oculta sin embargo rasgos menos presentables. Recordemos el asesinato de Thomas Sankara en 1987, los vínculos mantenidos por Blaise Compaoré con Charles Taylor en Liberia y en Sierra Leona, o incluso con UNITA en Angola. Mencionemos igualmente el control del tráfico de armas y diamantes. Señalemos por otro lado su papel en la rebelión del norte de Costa de Marfil, sus relaciones opacas con Gadafi y finalmente, su responsabilidad en la desaparición sin resolver del periodista Norbert Zongo.

Este presidente se vio obligado a dejar el poder porque quería cambiar la constitución, operación que le hubiera permitido postularse para otro mandato en la elección presidencial prevista para noviembre de 2015. La oligarquía político-económica que apoyaba corría entonces el riesgo de perder sus ganancias. La reunión del Parlamento el jueves 30 de octubre se mostró entonces decisiva. Se trataba para la oposición de ir en contra de lo que se había denominado “Golpe de Estado Constitucional”. En términos legales, la revisión del artículo 37, que limita a dos el número de mandatos, seguía siendo posible de dos maneras. La primera suponía un voto mayoritario de ¾ (es decir 96 votos a favor) en el Parlamento, institución que debería haberse pronunciado el jueves 30 de octubre; la segunda implicaba la realización de un referéndum. Blaise Compaoré había organizado discretamente el escrutinio. Aritméticamente, su partido, el CDP (Congreso para la Democracia y el Progreso) disponía de los votos de 70 parlamentarios de los 127. Además, se ha vinculado a los partidos más pequeños representando 11 votos. No le hacían falta entonces sino 15 votos, que había negociado con la ADF (Alianza para la Democracia y la Federación) y la RDA (Agrupación Democrática Africana). En otras palabras, en efecto, disponía de los 96 votos necesarios. Pero la movilización social y la oposición detuvieron el proyecto. Los enfrentamientos violentos entre los manifestantes y las fuerzas del orden disparando balas reales dejaron al menos un muerto y desencadenaron un levantamiento popular que la anulación del voto no pudo sin embargo parar.

Marco teórico

1. Las demandas políticas de la juventud africana. Esta última reclama hoy su lugar en el campo político y socioeconómico. Sin perspectivas ni modelo social, se opone a la especulación y el clientelismo político. En Burkina, se hace referencia a héroes como Thomas Sankara. Informados por las redes sociales, denuncia a los “presidentes vitalicios” africanos. En otras palabras, el juego político y económico se presenta ampliamente en África como una lucha de las clases de edad.
2. Un sistema de neo-patrimonialismo transnacional socavado. Los recursos movilizados en el marco de alianzas políticas y de tráficos diversos con actores regionales permitieron a Compaoré financiar su política interna, a pesar de que las exigencias de los socios internacionales cambiaban.

Análisis

Estas primaveras africanas o negras, que hacen eco a las primaveras árabes, remiten a los conflictos intergeneracionales. Recordemos que el 60% de la población de África Occidental no habían nacido cuando Blaise Compaoré tomó el poder. Pero esta juventud quiere afirmarse en el juego político. Para ello, se opone al poder de los dignatarios y la gerontocracia política tratándolos como “parlamentarios“. El lema “lárgate Blaise” que se escuchaba en la plaza de la revolución lo atestigua. Sin embargo, se nota cierta confusión en torno a este semi golpe de Estado, y se observa tensión entre las principales fuerzas: los manifestantes, los líderes políticos y los militares. Los jóvenes se oponen al poder de aquellos líderes cercanos a Compaoré y al de los militares, negándose a ver confiscar su revolución. En cuanto a los militares, quedaron divididos entre aquellos pertenecientes al Regimiento de Seguridad Presidencial formado por entre 600 y 800 hombres bien equipados y bien pagados -de los cuales, además forma parte el actual hombre fuerte, el Teniente Coronel Zida- los altos mandos (el general Traoré jefe del Estado Mayor del Ejército, Kouamé Lougue, co-autor con Compaoré del golpe de Estado contra Sankara) y la base. En este sentido, cada uno de estos líderes se proclamó jefe de Estado al afirmar la necesidad de asegurar el orden frente a lo que calificaron como movimientos insurreccionales. Por su parte, la oposición aparece dividida entre 74 partidos. El CDP (Congreso del Partido por la Democracia y el Progreso) y sus aliados representaban aproximadamente tres cuartas partes de los parlamentarios. Los principales opositores que abandonaron a principios de este año el CDP (Kabore Diallo, Compaoré), fundaron por ejemplo el Movimiento del Pueblo para el Progreso (MPP). Los otros opositores principales son Sankara del partido sankarista y Diabré. El Presidente de la Asamblea Nacional quien debía, según la constitución, sustituir como presidente interino ante la dimisión del jefe de Estado, finalmente prefirió abandonar el país con él.

Actualmente las relaciones de poder inter o transnacionales se encuentran radicalmente modificadas. Observamos, por ejemplo, que las instituciones africanas de la Unión Africana y de la CEDEAO amenazaban con sancionar a los militares si no entregaban el poder a los civiles en quince días. Además, los donantes son capaces de ejercer presión sobre un país donde la ayuda representa más del 10% del PIB. Barack Obama también se ha pronunciado, porque las nuevas generaciones puedan acceder rápidamente a las responsabilidades, sin importar cuales sean las cualidades de los dirigentes “presidentes vitalicios“. Bajo la misma lógica, la Unión Europea también afirmó el 28 de octubre, “su apego al respeto de los dispositivos constitucionales en vigor, así como a los principios definidos por la Unión Africana y la CEDEAO sobre los cambios constitucionales“.

Inicialmente un giro y un colapso en el apoyo internacional del que gozaba hasta ahora el neopatrimonialismo de Compaoré podrían sorprender. De hecho, este cambio radical en la agenda se explica principalmente por el nuevo orden mundial. Ciertamente, la situación de Burkina Faso se convirtió en eminentemente estratégica por su frontera con el norte de Malí, donde se encuentran instaladas fuerzas especiales estadounidenses y francesas. Actualmente, estas últimas hacen frente a las fuerzas islamistas, donde la molestia transnacional se afirma día a día al punto que algunos actores estatales -como los Estados Unidos o Francia- han cambiado el orden de sus prioridades diplomático-estratégicas.

Referencias

Philippe Hugon, Géopolitique de l’Afrique, Paris, SEDES 2013, 3e ed.
Pierre Jacquemot, « Les trois paradoxes du Burkina Faso, lettre de l’IRIS, 2 novembre 2014.
Frédéric Lejeal, Le Burkina Faso, Paris, Karthala, 2002.