Por Philippe Hugon
Passage au crible n°59
Las reuniones consagradas a la seguridad alimentaria se multiplican con el inicio del 2012 al tiempo que estudios sobre la evaluación de transacciones territoriales muestran que, entre 2000 y 2010, de 200 millones de hectáreas acaparadas, tres cuartos han sido destinadas a los biocarburantes y no a la seguridad alimentaria (Cirad, IIED, ILC, 2012). Los acaparamientos de tierras en los países en desarrollo, principalmente africanos y latinoamericanos, son entonces objeto de una inquietud creciente al tiempo que en un contexto de precios agrícolas y alimentarios elevados; la seguridad alimentaria está amenazada. Generalmente estas transacciones mal conocidas y poco transparentes conducen a fuertes controversias entre ONG, organizaciones internacionales, políticos, organizaciones campesinas e investigadores. En Madagascar por ejemplo, han jugado un rol decisivo en la partida de Marc Ravelomanana después del contrato previsto con la firma coreana Daewo.
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En los países del sur, hemos observado durante unos treinta años una débil tasa de inversión agrícola y una tendencia a la baja de la ayuda pública a la agricultura. Ahora bien, el inicio del siglo XXI está marcado por una reversión de esta tendencia. Las adquisiciones territoriales internacionales a gran escala, como las de China, se multiplican en los países del sur y particularmente en África. En efecto, este continente es codiciado no solo por los recursos de su subsuelo (minerales e hidrocarburos), sino igualmente por las riquezas de sus tierras. En este sentido, podemos hablar de un juego de monopoly mundial por adquirirlas. Sin embargo, existen numerosos desconocimientos en cuanto a la realización efectiva de estos proyectos con respecto a los anuncios mediáticos.
1. Un rápido crecimiento de las transacciones. En un contexto mundial de alza de precios agrícolas, de fuerte inestabilidad en los mercados financieros y de anticipación de una alza en el consumo agroalimentario, las transacciones territoriales bajo la forma de compras o de arriendos a largo plazo (enfiteusis) crecen rápidamente.
2. El surgimiento de un nuevo neocolonialismo. Las inversiones territoriales de China responden a una estrategia de ayuda al desarrollo como lo enuncian sus autoridades y diversas organizaciones internacionales ¿crean ellas verdaderas oportunidades o se asemejan principalmente a un neocolonialismo denunciado por numerosas ONG?
Los acaparamientos de tierras buscan en primer lugar producir agrocombustibles. Corresponden también a previsiones en materia de seguridad alimentaria o de cambios en las formas de consumo. En fin, ellos representan inversiones financieras. Son resultado de tres tipos de inversionistas: 1) Los Estados carentes de tierras y fuertes importadores de alimentos, poseedores de fuertes capacidades de financiamiento. 2) Los grandes grupos agroalimentarios e industriales, testimonio frecuente de una lógica de integración vertical y/o de la agricultura contractual para los productos alimenticios. 3) Los inversores y los bancos consideran las tierras como inversiones financieras.
Los vendedores y arrendadores son países con medios financieros escasos pero cuentan con tierras aparentemente disponibles. Ese es el caso de África, donde los Estados han arrendado o vendido desde 2004 más de 2.5 millones de hectáreas. Beneficiario de más de 80% de tierras arables no cultivadas [1] , este continente se ha convertido así en objeto de codicia por parte de inversores en busca de seguridad alimentaria y/o energética. Igualmente, ha visto la multiplicación de inversiones agroindustriales o inversiones financieras.
En el mundo entero China invierte en el sector agrícola. Globalmente posee entre 2.1 y 2.8 millones de hectáreas en América del Sur, África, el sudeste asiático (300,000 a 400,000 hectáreas – arroz y madera), en Australia, Rusia y Kazakstán (87,400 hectáreas). Los movimientos de apropiación de tierras en África emanan de: 1) Empresas estatales (como China State Farm Agribusinessen Gabón, Ghana, Guinea, Tanzania, Togo o Zambia). 2) Los gobiernos de provincias autónomas (por ejemplo Shanxi Province Agribusiness Group. 3) Iniciativas individuales.
Diversos tipos de beneficios se esperan, tales como flujos de inversión que compensaran la disminución de la APD, los aportes de tecnología y de competencias, el mejoramiento de rendimientos y de la productividad, la seguridad alimentaria, o incluso la obtención de divisas (caso de los biocarburantes). De hecho, las semillas chinas pueden duplicar los rendimientos. Sin embargo, otros efectos son más problemáticos. Es por ejemplo el caso de la instalación china en las grandes firmas de Mozambique, de las exportaciones previstas antes de la caída de Gadafi, de arroz para los chinos en Libia con el proyecto Malibya e incluso los proyectos de biocarburantes por dos millones de hectáreas en Zambia y de aceite de palma en la RDC. Los principales riesgos son: 1) los conflictos territoriales puesto que las comunidades vulnerables corren peligro de perder sus derechos territoriales ya que, 80% no cuentan con títulos de propiedad. 2) La falta de transparencia en los contratos. 3) El ataque contra la seguridad y la soberanía alimentaria. 4) los efectos negativos para el medio ambiente, ligados particularmente al arroz híbrido, a los OGM y al control de semillas.
Por el contrario, la toma de oportunidades relacionadas a las transacciones territoriales implica que los diferentes actores sean una parte activa de los contratos, que los derechos de propiedad de los campesinos sean salvaguardados y que la agricultura familiar se beneficie, gracias a contratos de subcontratación o de acondicionamiento de infraestructuras, de insumos o crédito, de las externalidades propias a las grandes explotaciones.
Afrique contemporaine “Investissements agricoles en Afrique” (237) N, 2011.
CIRAD, IIUED, ILC (M Taylor ,al) www.landcoalition.org/cpl/CPL-synthesis-Report, déc 2012.
“Land grab or development opportunity? Agricultural investment and international land deals in Africa” Juin 2009 – IIED, FAO and IFAD – Lorenzo Cotula, Sonja Vermeulen, Rebeca Leonard, James Keeley.
Philippe Hugon, Fabienne Clérot “Les relations Chine-Afrique- les investissements agricoles au Mali “, Rapport MAEE, 2010.
[1] 1,500 millones de hectáreas de tierras son cultivadas en el mundo de 2,700 millones de tierras cultivables representando el 55%. Únicamente alrededor de 190 millones de hectáreas de tierras arables del continente africano son explotadas, siendo un quinto del potencial total (Fuente Agrimonde, FAO).