Por Valérie Le Brenne
Traducción: Maricarmen Gonzalez Cisneros
Passage au crible n°57
El 12 de enero de 2012, la empresa minera Guangxi Jihne Mining Co Ltd contaminó el rio Longjiang (ubicado en la región autónoma de Guangxi, al sur de China) derramando cadmio (producto ligado a la explotación de zinc y altamente tóxico). La piscicultura siendo una actividad principal en la zona, la muerte de centenas de peces sonó la alarma a las autoridades locales quienes inmediatamente trataron de neutralizar el producto. Lizhou, situada a 60km rio abajo de la zona contaminada es la segunda ciudad más importante de la región y se encuentra directamente expuesta. A pesar del discurso oficial lleno de optimismo, los habitantes de la ciudad se precipitaron hacia los supermercados para aprovisionarse de botellas de agua, reforzando el riesgo de penuria.
A este incidente se agrega una larga lista de incidentes ligados a la contaminación industrial del agua registrados en China en los últimos anos. Los daños llegan en un momento en el que el país enfrenta disparidades hidráulicas considerables y una gran penuria de agua, sin contar con las múltiples necesidades de recursos energéticos que aumentan de manera exponencial.
> Contexto histórico
> Marco teórico
> Análisis
> Referencias
Desde 1979 y bajo el impulso de Deng Xiaoping, China entra progresivamente a la economía de mercado alcanzando niveles de crecimiento y de competitividad importantes, convirtiéndola en la segunda potencia económica del mundo. Entre los múltiples objetivos de su transición – reducir el volumen de las importaciones y aumentar las exportaciones – se traducen en un fuerte desarrollo industrial evidenciando la cuestión de la provisión energética necesaria a un tal nivel de actividad. La existencia de subsuelos ricos en energéticos (petróleo carbón, uranio), en minerales metálicos (corbe, zinc, bauxita…) y no metálicos (grafito, azufre, fosforo…) trajo consigo campañas de prospección y apertura de sitios mineros, y la creación de numerosas empresas de extracción.
A partir de los años ochenta, a la cuestión energética se opuso el problema de la repartición desigual del agua en el territorio. Efectivamente, China del Sur presenta recursos hidráulicos abundantes permitiendo el cultivo del arroz, el Norte por el contrario, se encuentra marcado por la falta de agua y un clima árido. La ambición de operar un re equilibrio a través de la transferencia del Sur al Norte, se termina con el proyecto de la presa de las Tres gargantas, realizado en 1992 y por el cual China fue condenada al Tribunal Internacional del agua de la Haya, en respuesta a una queja proveniente de Canadá.
Al mismo tiempo, China entra en un proceso de transición urbana. La afluencia de migrantes rurales condujo a la emergencia de ciudades nuevas, 69 al final de los años 1940 y 670 en el transcurso del dos mil. El aumento de la demanda de bienes de consumo, al que se agrega la apertura económica de las ciudades costeras a las empresas extranjeras acrecienta la producción industrial. A partir de este momento se multiplica la contaminación ligada a la actividad industrial, ya sea por medio de la contaminación del aire o de la contaminación en relación a la extracción de carbón, o la del agua por desechos tóxicos generando grandes riesgos para la salud pública.
Retengamos dos líneas de fuerza:
1. La presión de los recursos energéticos. con el objetivo de responder a una demanda nacional y mundial, el desarrollo económico presiona a la industria china en relación a los índices de productividad. Así, el incremento de la presión de los recursos energéticos acelera la privatización de las empresas del Estado Chino. De esta forma, el paso a una lógica de mercado participa, según la expresión de Susan Strange, a una “dispersión de poder” que vuelve mucho más complejas las tentativas de regulación del Estado.
2. El surgimiento de una sociedad civil china. la multiplicación de incidentes industriales favoreció el surgimiento de una sociedad civil. Esta última se manifiesta en materia de salud pública y medio ambiente. Reforzados por los vínculos internacionales, estas cuestiones representan polos de estructuración para los actores sociales, los cuales parecen finalmente ser tomados en cuenta por las autoridades.
La contaminación por cadmio del rio Longjiang por la empresa minera Guangxi Jinhe Mining Co Ltd resulta sintomática de los imperativos de productividad y de competitividad que trae consigo el crecimiento económico sobre la industria. Efectivamente, el peso de la producción industrial engendra una presión constante sobre los recursos energéticos para los que el control es un reto estratégico mayor.
Dentro de esta perspectiva, las empresas de extracción tienen que reforzar su nivel de actividad, obteniendo los mejores rendimientos y diversificando las fuentes de aprovisionamiento. Hoy, numerosas empresas chinas se han implantado en África y compiten con los grupos occidentales en el mercado energético. Sin embargo, la privatización creciente transforma estas empresas en sociedades transnacionales, reduciendo al mismo tiempo la capacidad de regulación del Estado.
De hecho, el incidente es el resultado de la ausencia de legislaciones exigentes en materia de responsabilidad ambiental de las empresas responsables de numerosas contaminaciones industriales. Los múltiples desechos tóxicos, como el cadmio, son el origen de un verdadero problema de salud pública. El consumo de agua no potable expone la población a un riesgo elevado de canceres. Además, la agricultura se encuentra afectada por el impacto ambiental de dichas actividades. En 2011, un estudio publicado por la revista económica Xin Shiji reveló que 10% del arroz producido en China, exportado al extranjero, presentó huellas de cadmio.
Frente a la amplitud de los daños medio ambientales, y bajo la grande presión de las organizaciones internacionales y de las ONG, las autoridades chinas aspiran a reducir su consumo energético y a luchar contra la contaminación industrial. Además de la creación de autoridades locales encargadas de controlar sus niveles de contaminación, el gobierno autoriza, bajo condiciones muy estrictas, la existencia de ONG medio ambientales y la presencia de ONG internacionales. Los actores de la sociedad civil china son, por consecuencia, conducidos a estructurarse alrededor de una causa ambiental beneficiando de la atención del Estado. Las ONG informando a la población de los riesgos corrientes, tienen una cierta capacidad a desviar las políticas del Estado apoyándose principalmente en diversas redes de solidaridad transnacionales. Como prueba de su creciente importancia, el gobierno chino incita a las ONG medio ambientales a participar al proceso de black listing de las empresas contaminadoras.
Chen Jie, « ONG chinoises, société civile transnationale et pratiques démocratiques », Perspectives chinoises, 97, sept-déc 2006.
Colonomos Ariel (Éd.), Sociologie des réseaux transnationaux: communautés, entreprises et individus. Lien social et système international, Paris, L’Harmattan, 1995.
Keck Margareth, Sikkink Kathryn, Activists beyond Borders: Advocacy Networks in International Politics, Ithaca/London, Cornell University Press, 1998.
Strange Susan, Le Retrait de l’État. La dispersion du pouvoir dans l’économie mondiale, [1996], trad., Paris, Temps Présent, 2011.