Dec 23, 2014 | Constructivismo, Defensa, Derechos Humanos, Europa, Passage au crible (espagnol), Publicaciones, Seguridad, Unión Europea
Por Thomas Lindemann
Traducción : Ulises Aquino
Passage au crible n°122
Source: Wikimedia
La drástica caída del Rublo, la caída de los ingresos energéticos, el congelamiento de las propiedades de los dirigentes en el extranjero: Rusia ya ha pagado caro la anexión de Crimea. Los países occidentales en efecto decidieron sanciones militares (embargo sobre la importación y exportación de armas provenientes o destinadas a Rusia), económicas (por ejemplo la imposibilidad de comprar o vender acciones rusas por ciudadanos europeos) o incluso tecnológicas y energéticas. Además, los Estados europeos prohibieron a sus empresas nuevas inversiones en las infraestructuras de transporte y de telecomunicaciones y en el sector de la energía en Crimea y en Sebastopol. La UE igualmente decidió bloquear las pertenencias de múltiples hombres de negocios rusos, cercanos al presidente Putin. Finalmente, Rusia parece políticamente cada vez más aislada. Durante la 9ª cumbre del G20 en Brisbane, Australia, el 15 y 16 de noviembre de 2014, el presidente Putin fue fríamente recibido por su anfitrión australiano. Anteriormente, fue excluido del G8 inicialmente previsto en junio en Sochi y finalmente reemplazado por un G7 en Bruselas. Bajo estas condiciones, ¿por qué Rusia se anexó Crimea y por qué apoyan a los separatistas en Ucrania oriental, a pesar de estos costos económicos y políticos tan elevados?
> Contexto histórico
> Marco teórico
> Análisis
> Referencias
Contexto histórico
La crisis entre Rusia y Ucrania puede comprenderse en cuatro secuencias principales. La primera radicalización de Rusia donde el recurso a la fuerza armada contra Ucrania no parece excluido, se produce después de la represión sangrienta de los manifestantes en de la Plaza Maidán en Kiev y la destitución del presidente Yanukóvich por el parlamento en la noche del 21 al 22 de febrero 2014. En ese momento, los manifestantes se habrían levantado contra la decisión del gobierno ucraniano de no firmar el acuerdo de asociación con la Unión Europea. Un nuevo gobierno dirigido por Oleksandr Turchínov luego por Arseni Yatseniuk, se declara en seguida a favor de la asociación con la UE fuertemente criticada por Rusia. Este último califica entonces el nuevo gobierno como ilegítimo y acuerda el derecho de asilo al antiguo presidente, blandiendo el peligro de un nuevo fascismo anti ruso. Un segundo momento de radicalización se produce el 27 de febrero mientras – para “poner a prueba su capacidad de acción” – Moscú implementa maniobras militares con su ejército terrestre sobre las zonas fronterizas con Ucrania. El 28 de febrero, hombres armados toman el control del aeropuerto de Simferópol. Así, un gran número de observadores sospecha sobre Rusia de apoyar a los separatistas de Ucrania oriental, más aún porque una parte del este no reconoce el nuevo gobierno. Además, la prohibición de la lengua rusa en 13 de las 27 regiones de Ucrania no facilita la adhesión de la parte oriental a las nuevas instituciones. Una tercera etapa se produce en el mes de marzo, mientras Crimea, fuertemente poblada de hablantes de ruso, declara su independencia y su incorporación a Rusia. Ésta acepta la proclamación a pesar de las amenazas de fuertes sanciones económicas. Finalmente, una cuarta secuencia aún en curso se caracteriza por el apoyo militar de Rusia a los separatistas, una ayuda que no excluye el recurso de la fuerza militar. En su discurso de año nuevo, el presidente Putin advirtió a sus ciudadanos que tiempos difíciles se avecinaban en el plano económico, haciendo responsable a Europa de esta situación.
Marco teórico
1. Los enfoques universalistas: del sosiego a las sanciones. Para comprender la evolución de la política rusa a través de la política ucraniana y occidental, existen tres orientaciones teóricas principales con dos variantes cada una – amenaza de castigo o promesa de recompensa -: 1) la disuasión (realismo ofensivo), 2) el sosiego tranquilizador (realismo defensivo), 3) las sanciones y/o las recompensas económicas (liberalismo) o incluso las sanciones o recompensas simbólicas (por ejemplo la exclusión de Rusia del G8).
2. El análisis contextual. Sin embargo, nosotros tomaremos otra vía, más preocupada de las propiedades sociales del objetivo. Esta marcha contextual se observa notablemente atenta al tipo de legitimidad reivindicada por los dirigentes de una colectividad política. En efecto, si quieren mantener su poder, todo dirigente debe en primer lugar considerar la manera en la cual las decisiones de política exterior afectan su capital simbólico en la arena interna. Según nuestra tesis – de inspiración weberiana – el gobierno ruso reivindica actualmente una legitimidad carismática de protector de las minorías rusas y de los eslavos ortodoxos así como una identidad viril acentuando la exhibición de fuerza física y sobre el desprecio por la muerte. Así, podemos esclarecer de mejor manera el fracaso de las sanciones occidentales y la necesidad simbólica del gobierno de socorrer a sus hermanos.
Análisis
Siguiendo las secuencias de radicalización de la política rusa, observamos que ha reaccionado en primer lugar a importantes desafíos que podríamos calificar de vulnerabilidades simbólicas en términos de imagen y de su estima. El arraigamiento occidental del nuevo gobierno y la prohibición de la lengua rusa preceden el primer momento de radicalización. Además, conviene recordar el temor ruso de ver a Ucrania asociada a la UE, es decir a la OTAN. No debemos tampoco subestimar los llamados a los hermanos rusos en Crimea y en Ucrania oriental que no son necesariamente inspirados por el presidente Putin. En lo que concierne a las sanciones económicas y diplomáticas al encuentro de Rusia, es difícil afirmar que ellas agravaron la crisis, pero en todo caso tampoco favorecieron las negociaciones. Las crono-lógicas revelan entonces que las políticas ucranianas y occidental aparecían simbólicamente costosas para la imagen de país que los dirigentes rusos pretendían proyectar en el mundo y aún más en su casa. Las motivaciones de los dirigentes rusos ilustran el peso de las consideraciones simbólicas en la decisión de apoyar a los Rusos de Ucrania. El presidente ruso, amigo de los motociclistas y cinturones negro de judo, se ha mostrado siempre con un aspecto viril, retratándose con el tordo desnudo, con un tigre y frecuentemente en uniforme. No cesa de afirmar que Rusia sigue siendo una gran potencia y que su país posee – a diferencia de los occidentales – cualidades de abnegación y de sacrificio. Así, este discurso parece aún popular en Rusia y el nivel de popularidad presidencial se mantiene en un nivel muy elevado en la opinión pública.
El relato heroico y protector de Putin permanece incompatible con las concesiones políticas bajo presiones económicas que correrían peligro de hacerlo parecer cobarde. Así, los dirigentes occidentales no ignoran ciertamente sus coacciones simbólicas. Como Putin, ellos deben, también, atender a su legitimidad fundada, por su parte, sobre valores democráticos y de respeto de los derechos humanos. Todo sucede como si los golpes exteriores de los dirigentes políticos estuvieran en realidad jugados igualmente teniendo como objetivo la escena doméstica a fin de parecer conforme a un rol asumido.
Referencias
Jego Marie, “Poutine, le mâle absolu”, www.lemonde.fr, 24 janv. 2014.
Lindemann Thomas, Causes of War. The Struggle for Recognition, ECPR, Colchester, 2011.
Tsygankov, Andrei P., Russia and the West from Alexander to Putin. Honor in International Relations, Cambridge, Cambridge University Press 2014.
Dec 17, 2014 | Articles, China, Derechos Humanos, Diplomacia no estatal, internet, Passage au crible (espagnol)
Por Justin Chiu
Traducción: Yessica Lara
Passage au crible n°121
Source: Wikipedia
El 31 de octubre de 2014, la Asamblea Popular Nacional (APN) de China adoptó un proyecto restrictivo destinado a obstaculizar la elección del Jefe del Ejecutivo de Hong Kong en 2017. A finales de septiembre, ésta decisión desató una vasta movilización de desobediencia civil, ahora llamada la revolución de los paraguas. En su mayoría estudiantes, los manifestantes reivindicaban la organización de elecciones por sufragio universal, libre y plural con el objetivo de elegir al principal responsable de la administración de Hong Kong. Sin embargo, las autoridades del territorio (especialmente las de Beijing) han sido firmes y no han cedido a ninguna reclamación. Finalmente, las fuerzas del orden evacuaron a mediados de diciembre todos los sitios ocupados.
> Contexto histórico
> Marco teórico
> Análisis
> Referencias
Contexto histórico
La democracia existe recientemente en Hong Kong. Durante la época colonial, entre 1841 y 1997, los gobernadores de Hong Kong eran nombrados directamente por el monarca británico. Elegidos entre el cuerpo diplomático, a excepción del último gobernador, Chris Patten ex ministro del Partido Conservador. Durante los años ochenta, el principio de la elección se introdujo gradualmente a nivel cantonal (District Council). En 1991, se celebraron elecciones directas por primera vez. Teniendo como objetivo elegir a dieciocho miembros de sesenta que integran el Consejo Legislativo.
Firmado por los Primeros Ministros, Margaret Thatcher y Zhao Ziyang, la Declaración Conjunta Sino-Británica de 1984 previó la devolución de Hong Kong a China en 1997. Además aseguraba la autonomía política del territorio, bajo el famoso principio de un país, dos sistemas. Sin embargo, es la ley fundamental de Hong Kong adoptada en 1990 por la APN que sirve actualmente de Constitución. Según esta, “los residentes permanentes de Hong Kong tienen el derecho de votar y de presentarse a las elecciones” (artículo 25). Además establecía que “el jefe del Ejecutivo [sería] elegido por el voto popular, después de la aprobación de los candidatos por un comité de nominación ampliamente representativo de conformidad con los procedimientos democráticos” (artículo 45). Así, actualmente se está discutiendo la composición del comité de nominación y el calendario de actividades.
Desde 1997, tres mandatarios se han sucedido en cuatro mandatos. Todos fueron nominados por un comité electoral. Leung Chun-Ying, el actual jefe del Ejecutivo, recibió una puntuación de 57,8% (689/1193) en 2012. Pero en realidad este resultado es mediocre, sabiendo que el comité electoral estaba compuesto por delegados pro-Pekín que debían limitarse a ratificar la elección de un candidato ya designado.
A finales de 2007, la APN aprobó la organización de elecciones para el jefe del ejecutivo de Hong Kong por sufragio universal directo en 2017. Así, el 31 de agosto de 2014, este último, ha endurecido las normas de la futura elección. Dos candidatos (o tres como máximo) tendrán ahora que obtener primero una mayoría en el Comité Electoral que se convertirá en el Comité de Nominación. En esta lógica, el PCCh controlará el proceso de la elección. Sin embargo, esta medida antidemocrática provocó la indignación. Desde finales de septiembre, las principales calles del centro de Hong Kong estuvieron ocupadas por los estudiantes, pronto se unió una gran parte de la población.
Marco teórico
1. La autoridad fundamentada en un sistema de vigilancia centralizada. Con una fachada democrática, la estructura política de China se rige por el sistema de la nomenklatura, un método de selección tomado de las instituciones bolcheviques. Este sistema opaco permite al PPCh elegir a los candidatos preseleccionados. Además, la lista de candidatos es establecida por los dirigentes de Nivel Superior. El poder central de Pekín implementa así un sistema piramidal de control a todos los niveles. Así, al querer extender este monopolio del poder político a Hong Kong, las autoridades chinas entran en conflicto con un movimiento transnacional de resistencia ciudadana.
2. La ciudadanía construida por una red transnacional de información. Vector de información y herramienta de movilización, las redes sociales han jugado un rol determinante a lo largo de la manifestación. Mediante Facebook, Twitter y otras aplicaciones de intercambio instantáneo, las últimas innovaciones tecnológicas encontradas en las telecomunicaciones han contribuido a transformar el espacio social a escala mundial. En efecto, la aparición de estas redes de redes permite el resurgimiento de debates democráticos más allá de las fronteras chinas. Beneficiados de un soporte transnacional, su dinámica reside en la voluntad instantánea de los individuos y se desarrolla sin un verdadero líder o una elaborada organización. Sin embargo, el inconveniente de esta ventaja, radica en el hecho de que esta movilización espontánea y anti-jerárquica permanece sin estructura e inestable en el tiempo.
Análisis
El escenario mundial conoce hoy una sucesión de revueltas populares. A pesar de las diversas configuraciones socio-políticas, estos movimientos que llaman a la democracia, participan en el surgimiento de una ciudadanía transnacional la cual es posible gracias a las redes sociales. Las manifestaciones – Hong Kong, Taiwán y en muchos países del mundo árabe – demuestran, sobre todo, la tensión entre el poder central del Estado y la dinámica transnacional de los individuos en las redes.
En los últimos años, la innovación en las telecomunicaciones han transformado la esfera pública, al menos en dos puntos importantes: 1) A fuerza de difundir y recibir una cantidad significativa de información e ideas, la capacidad de los individuos de hacer valer sus puntos de vista se ha incrementado. Reunidos, los individuos se definen como ciudadanos, se dotan de un poder considerable para defender el interés general. 2) Las redes sociales refuerzan la interdependencia entre los individuos y las comunidades en el plano mundial. La percepción de una amenaza (incluso si se trata del otro lado del mundo) contra los valores que defendemos, despierta el deseo de actuar. Además la aprobación inmediata de otros que percibidos como iguales, a través de like, compartir o comentarios, proporciona un sentido legítimo a la voluntad.
Por lo tanto, no nos sorprende que después de la violencia perpetrada por la policía contra los estudiantes de Hong Kong, una movilización internacional fuera organizado rápidamente. El 1 de octubre, los mítines de apoyo fueron transmitidos en sesenta ciudades en todo el mundo, movilizando cada vez a cientos o incluso miles de personas. A esto se suman las preocupaciones expresadas por varios políticos occidentales y por el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon. Tan es así que el jefe de la diplomacia de China, Wang Yi, recordó el principio de no injerencia durante su visita a Washington.
Sin embargo, la movilización se ha debilitado a lo largo del tiempo, mientras que el gobierno de Pekín mantiene su reforma a la elección del Jefe del Ejecutivo de Hong Kong. En otras palabras, el sistema opaco y la nomenklatura leninista se han impuesto en Hong Kong. En este sentido se debe tener en cuenta que la normalización coincide con la llegada al poder del nuevo dirigente chino. De hecho, desde que asumió el cargo en 2012, Xi Jinping, primero debió establecer su autoridad para luego acceder a un segundo mandato. Pero a pesar de las decisiones colegiadas adoptadas por los órganos centrales chinos, existen voces disonantes. En este caso, el número uno chino debe continuar imponiéndose ante su Primer Ministro Li Keqiang, a favor de apoyar más reformas. En consecuencia, en un momento Xi Jinping está tratando de ejercer su autoridad, donde las demandas democráticas deben ser controladas o destruidas.
Referencias
Cabestan Jean-Pierre, “Hong Kong : comprendre la révolution des parapluies”, Le Figaro, 10 oct. 2014, disponible à la page : http://www.lefigaro.fr/vox/monde/2014/10/10/31002-20141010ARTFIG00244-hong-kong-comprendre-la-revolution-des-parapluies.php
Cabestan Jean-Pierre, Le Système politique chinois : Un nouvel équilibre autoritaire, Paris, Presses de Science Po, 2014.
Musso Pierre, Télécommunications et philosophies des réseaux : La Postérité paradoxale de Saint-Simon, Paris ; PUF, 1997.
Rosenau James N., Turbulence in World Politics: A Theory of Change and Continuity, Princeton, Princeton University Press, 1990.
Dec 10, 2014 | África, Defensa, Diplomacia, Passage au crible (espagnol), Publicaciones, Teoría de las Relaciones Internacionales
Por Jean-Jacques Roche
Traducción: Ulises Aquino
Passage au crible n°120
Hace un año, el 5 de diciembre de 2013, Francia desplegaba en República Centroafricana la operación militar Sangaris , la 7ª desde la independencia de ese país en 1960. El ejército francés llegaba a Bangui con la misión de eliminar las milicias de la Seleka (musulmanes) que habían tomado el poder y multiplicaban las exacciones contra los anti balakas (cristianos). Se trataba además, de preparar el terreno para una fuerza internacional que las Naciones Unidas habían aceptado constituir ese mismo día (MISCA).
> Contexto histórico
> Marco teórico
> Análisis
> Referencias
Contexto histórico
Actualmente, el espectro del genocidio ruandés se ha alejado. Sin embargo, 2.5 millones de centroafricanos siguen siendo dependientes de la asistencia humanitaria. En cuanto a los desplazados, se cuentan por cientos de miles. Al mismo tiempo, en Chad, país vecino de la RCA, otras fuerzas francesas también se han desplegado en el marco del dispositivo Barkhane. Este último da continuidad a la operación Serval establecida en Mali para luchar contra los terroristas islámicos, los traficantes y los secesionistas; su alianza amenazaba la estabilidad de toda la zona del Sahel. Recusando las prácticas heredadas de la Francia colonialista en África y el rol de gendarme del continente, Paris justifica su doble presencia por consideraciones diferentes: la primera intervención se inscribe en el marco R2P (Responsabilidad de Proteger), mientras que la segunda respetaría simplemente los acuerdos de cooperación.
Marco teórico
Estas justificaciones se inscriben en dos corrientes distintas – quizás opuestas – de las teorías de las Relaciones Internacionales.
1. La responsabilidad de proteger (R2P). Publicada en 2001 consecuencia de los trabajos de la ICISS (International Comission on Intervention and State Sovereignity) este concepto tomó el lugar de las nociones anteriores de injerencia, de deber, luego de derecho de intervención. La evolución semántica traducía de hecho el desarrollo de un proyecto aparecido desde el debut de los años ochenta por la conjunción de cuatro fenómenos. En un primer momento, la investigación académica permitió la convergencia de los enfoques realistas (a partir de los trabajos de Kenneth Waltz luego de Richard Ullman) y del peace keeping escandinavo (Johan Galtung) a través de la idea de “seguridad social”. Rápidamente las comisiones de reflexión de Naciones Unidas (O. Palme, G. Brundtland, W. Brandt
) lo recalificaron como “seguridad global”, expresión que sería después oficializada por la Conferencia tratando sobre los lazos existentes entre desarmamento y desarrollo de 1987. El tercer elemento, la diplomacia de los derechos humanos que se oponía en gran medida al derecho humanitario evolucionaba mientras los French doctors sitiaron la Secretaría de Estado para los derechos humanos y facilitarían la adopción de las primeras resoluciones de la Asamblea General sobre la injerencia (43/131). Finalmente, el posicionamiento diplomático de las potencias medias como Canadá en favor del “fredom for fear” (Gareth Evans, Lloyd Axworthy) y de Japón favorable al “fredom from need” (Sadako Ogata) contribuía sustancialmente a la transformación de la agenda internacional. La caída del Muro de Berlín, como evento emblemático, contribuía a traer a la luz la convergencia de esas cuatro tendencias mundiales que los autores liberales interpretan como el advenimiento de un “mundo post westphaliano”. Remplazando las “bolas de billar” -que simbolizaban para Arnold Wolfers las relaciones entre los Estados asemejados a gladiadores hobbesianos- por la telaraña de John Burton o la red de Norbert Elias, los adeptos de este nuevo mundo intentaban así sustituir a la lógica weberiana de los Estados, esa de la solidaridad de Durkheim de una sociedad civil, emancipada de toda sumisión ciudadana exclusiva. Muy radical, la injerencia fue sin embargo rápidamente reemplazada por el “derecho de intervención” (resolución 770 de 1992), luego por el “deber de asistencia humanitaria”. Esta última calificación parecía querer enterrar el principio contraponiendo un deber moral (la asistencia humanitaria) al derecho positivo de los Estados antes que la CISE no formalizara las condiciones de cohabitación entre la obligación de asistencia a las poblaciones en situación de urgencia (“el deber de no injerencia termina donde el riesgo de no asistencia comienza” según François Miterrand) y el respeto de la soberanía de los Estados. Oficializado en 2005 por los puntos 138 y 139 del documento final de la Cumbre del 60 aniversario de las Naciones Unidas, el concepto de R2Pse retomó en septiembre 2009 por la Asamblea General de las naciones Unidas quienes adoptaron por consenso la resolución A/RES/63/308.
2. El apego a la tradición realista. Las operaciones Serval luego Barkhane realizadas paralelamente a la intervención Sangaris están, a su vez, en consonancia a la tradición realista. Su justificación se inscribe en efecto completamente en el marco tradicional de las relaciones interestatales. El primer argumento reposa sobre la demanda de asistencia de un país aliado y del derecho de legítima defensa colectiva reconocido por el artículo 51 de la Carta. En la medida en que este apoyo sea conforme a los acuerdos de defensa concluidos por Francia con múltiples de sus colonias africanas, no es ni siquiera necesario un argumento teórico ya que toda ausencia de intervención habría sido interpretada como la manifestación de una estrategia de evasión y de no respeto de los compromisos contraídos. Paralelamente, las responsabilidades históricas de Francia con respecto a sus antiguas colonias explicaría el recurso a la retórica clásica de la “fila” y de la defensa de los “valores” por la cual el Estado Francés utiliza sus fuerzas armadas a la vez como “escudo” y como “bandera” de sus ambiciones de poder. A este respecto, estos movimientos lejanos y costosos participan de eso que John Mearsheimer llama “la fatalidad de las grandes potencias” obligadas a intervenir para justificar su estatus. Finalmente, invocar el riesgo de seguridad se inscribe en el marco del neorrealismo que ha reemplazado el poder por la seguridad como piedra angular de las instituciones internacionales (C. Glaser, J. Grieco). La situación de los Estados fallidos siendo considerados unánimemente como una fuente principal de inseguridad mundial (Libro Blanco de la Defensa de 2013, Estrategia Europea de Seguridad de 2003 y de 2008), esas intervenciones pueden fácilmente justificarse por el interés de Francia de estabilizar las zonas grises susceptibles de convertirse, en el corto plazo, en una amenaza directa para su propia seguridad.
Análisis
Cómo conciliar entonces estos dos enfoques, teóricamente contradictorios, pero diplomáticamente comprensibles. Tres elementos pueden ser invocados aquí. Primero, pareciera claramente que nos encontramos frente a situaciones distintas que imponen soluciones diferentes. A la imagen de Canadá que puede conducir políticas sobre la seguridad humana alrededor del mundo y defender con argumentos realistas sus derechos marítimos en el Paso del Noroeste, Francia trata de invocar sus valores y sus intereses para emprender las operaciones – más complementarias que verdaderamente contradictorias – en los ámbitos de acción (issues) y zonas que no requieren las mismas respuestas. En segundo lugar, el two-level game liberal es por lo tanto integrado por el realismo (neoclásico) que admite la influencia de las consideraciones interiores sobre las prácticas exteriores. Así, el apoyo de la opinión pública, necesaria para una operación destinada a durar como Barkhane tiene como contraparte una intervención de tipo humanitario, como Sangaris en la RCA. Finalmente, liberales y realistas han llegado a atenuar su oposición en la medida en que el concepto de seguridad global – en la cual la seguridad humana es uno de sus componentes – impone la toma en consideración de la seguridad de cada individuo. Sin embargo, esta condición necesaria para la seguridad global no es por lo tanto suficiente. En efecto, es necesario establecer un nuevo equilibrio entre el derecho natural y la seguridad de cada individuo y las exigencias del derecho positivo, equilibrio que es necesario actualmente redefinir sin hacer referencia a las prácticas pasadas.
Si un problema de coherencia subsiste, este debe sin embargo ser considerado en principio invertido en la medida en que la multiplicación de intervenciones de carácter humanitario preconizados por los liberales aparece sin embargo como factor de inestabilidad, mientras que el realismo se contenta con construir la paz sobre el equilibrio de las amenazas. Reinventando la guerra justa, causas liberales deben ser ahora consideradas como amenazas a la paz de los Estados, la cual sin embargo fue adquirida por el olvido (y el sacrificio) de las sociedades civiles. Entre dos males, resulta posible elegir el menor, pero no es seguro que la paz pueda estar en la cita de la convergencia de las doctrinas que consideran la fuerza como indispensable para la paz de los Estados (realismo). Evitar los efectos negativos de esta convergencia impone quizá prestar atención a las enseñanzas de la escuela crítica que, con Ken Booth, ilustra los tres mayores riesgos para la paz mundial 1) el culto de la emergencia (presentismo), 2) la justicia transitoria (culturalismo), y 3) la supuesta neutralidad científica.
Referencias
Booth Ken, “Human Wrongs and International Relations”, International Affairs, 71 (1), 1995, pp. 103-126.
Glaser Charles L., “Realist as Optimist. Cooperation as Self help”, International Security, 19 (3), Winter 1994-1995, pp. 50-90.
Jeangène-Vilmer Jean-Baptiste, La Guerre au Nom de l’Humanité. Tuer ou Laisser Mourir, Paris, PUF, 2012.
Roche Jean-Jacques, “La Société Civile et la Guerre”, in : Josepha Laroche, Yves Poirmeur (Éds.), Gouverner les Violences. Le processus civilisationnel en question, Paris, L’Harmattan, 2013, pp. 231-246.
Ullman Richard, “Redefining Security”, International Security, 8 (1), Summer 1983, pp. 129-153.
Nov 25, 2014 | Bienes públicos mundiales, Passage au crible (espagnol), Publicaciones
Por Weiting Chao
Traducción Ulises Aquino
Passage au crible n°119
El 21 de septiembre de 2014, centenares de miles de personas se manifestaron en las grandes ciudades alrededor del mundo en favor de la lucha contra el calentamiento global. Dirigidos principalmente por la ONG Avaaz -Le Monde en Action, la concentración se estructuró en 158 países alrededor de más de 2,700 eventos. Además, movilizó a numerosos políticos, expertos y celebridades tales como el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon, el antiguo vice presidente estadounidense Al Gore, el alcalde de Nueva York Bill de Blasio, la antropóloga Jane Goodall, el ministro francés de asuntos extranjeros Laurent Fabius, la ministra francesa de ecología Ségolène Royal, y el actor estadounidense Leonardo DiCaprio.
> Contexto histórico
> Marco teórico
> Análisis
> Referencias
Contexto histórico
Las discusiones sobre el tema de la gobernanza climática comenzaron a finales de los años 80 para responder a los datos científicos sobre el cambio de la composición atmosférica. La Convención Marco de las Naciones Unidas (CMNUCC) – que buscaba reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) – fue firmada al término de la Cumbre Mundial de Rio en 1992. Fundándose bajo la CMNUCC, el protocolo de Kioto fue adoptado en 1997 y entró en vigor en febrero de 2005. Este último representa el único acuerdo mundial que impone obligaciones vinculantes a los países industrializados. Sin embargo, la decisión de EUA de negarse a ratificarlo en 2001 se observó perjudicial para su implementación. Por esta razón, la firma de todo nuevo tratado en la fase post Kioto resulta difícil. Según la hoja de ruta firmada en 2007 en Bali, los Estados Unidos debieron finalizar un nuevo acuerdo en Copenhague en 2009 (Conferencia de Partes, COP 15). Pero, a pesar de las elevadas expectativas y presiones, notablemente de las asociaciones civiles, ningún progreso significativo se realizó durante esta cumbre. En diciembre 2012, durante la conferencia sostenida en Doha (COP 18), el Protocolo de Kioto fue extendido hasta el 2020, mientras que la adopción de un nuevo acuerdo universal fue aplazado para el 2015. Durante la COP 19 realizada en Varsovia en 2013, las ONG medioambientales boicotearon por primera vez la conferencia para denunciar la inmovilidad del proceso y la supremacía de las grandes empresas en el curso de las negociaciones.
El 23 de noviembre de 2014, más de 120 jefes de Estado y de gobierno se reunieron en razón de la cumbre de la ONU en Nueva York para relanzar el proyecto de un verdadero acuerdo para una entrada en vigor en 2020. A dos días de la cumbre, los contestatarios se organizaron alrededor del mundo, como en Londres, Berlín, París, Estocolmo, Roma, Nueva Deli, Melbourne e incluso Río de Janeiro. Miles de ciudadanos desfilaron con las ONG. En Nueva York, la mayor marcha jamás organizada reunió a más de 300,000 participantes, repartidos en seis grandes grupos reivindicando cada uno temas distintos. En primera línea figuraban los representantes de las poblaciones más vulnerables y las más golpeadas por el cambio climático.
Marco teórico
Las dinámicas individuales. Se trata de redes de individuos ordinarios, movilizados a través del colectivo al que pertenecen. Según James Rosenau, si examinamos el parámetro individual, notamos que el sentimiento de sumisión y de lealtad de los individuos y de los grupos respecto a las autoridades estatales se debilita. Por otro lado, constatamos que al mismo tiempo, su capacidad de conmoverse y sentirse concernidos por un problema internacional se incrementa. Hoy, es necesario señalar que el sistema interestatal coexiste con un funcionamiento multicentrado. Entramos en un periodo de « turbulencias mundiales » donde los ciudadanos ocupan en ocasiones un lugar determinado en la escena mundial. Estos fenómenos ilustran una revolución de las aptitudes a comprometerse. En consecuencia, estos últimos nos invitan a reevaluar el rol de cada uno tomando en consideración lo que Rosenau califica de el mixing micro-macro.
La notoriedad internacional. Remite a las personas que, en razón de sus cualidades personales o de sus competencias, utilizan su prestigio y su notoriedad para implicarse en las cuestiones internacionales, en ocasiones al punto de competir con los Estados. Este concepto próximo al de ciudadano altruista, es evocado igualmente por Rosenau.
Análisis
A pesar de las dificultades en la implementación de las nuevas medidas para tratar el calentamiento global, el nivel de toma de conciencia ha aumentado considerablemente desde los años noventa. Gracias a la iniciativa de las ONG, de expertos internacionales y de los medios, los ciudadanos se comprometen más en materia de política ambiental. Frecuentemente, durante las conferencias, las manifestaciones y actividades ciudadanas han conseguido acelerar los procesos de negociación. Recordemos que ya durante la COP15 en Copenhague en 2009, alrededor de 3,000 personas se manifestaron al exterior del Bella Center donde se llevaba a cabo el encuentro, a fin de tener una « Asamblea del pueblo » con las ONG y otros representantes. Incontestablemente, el impacto de este parámetro individual se ha acentuado estas últimas décadas con Internet. En efecto, esta tecnología permite a millones de personas, que comparten las mismas opiniones de unirse rápidamente al punto de formar un poder dinámico colectivo. Así, Avaaz no es por ejemplo una ONG medioambiental, sino una plataforma mundial de redes individuales que presentan las características de un movimiento débilmente institucionalizado y sin autoridad jerárquica. Su fuerza viene del hecho principalmente de su potencial de agrupamiento que permite mutualizar y poner en sinergia el combate de numerosas ONG, de comunidades y de individuos en redes. Esta unión colectiva constituye entonces la mejor garantía de eficacia para hacerse escuchar por los Estados condenados más frecuentemente a buscar el diálogo con sus ciudadanos. Este nuevo tipo de cooperación es tratado como una estrategia específica con el objetivo de optimizar los proyectos de reducción de emisiones de CO2 y de adaptación al cambio climático.
Entre los manifestantes, las personas se distinguían por su renombre y su conocimiento no constituye el de especialistas del cambio climático, sino una elite internacional beneficiándose de una fuerte visibilidad mediática. Al grado de que en ciertos casos, ejercen incluso una autoridad más poderosa que la de los gobernantes. Esos individuos – tales como el Secretario General de Naciones Unidas, el alcalde de Nueva York o alguna estrella de Hollywood – tienen la capacidad de movilizar su capital simbólico sobre la escena internacional. Obtienen su legitimidad no solamente de ellos mismos, sino también de la institución que encarnan. Su compromiso ante el movimiento internacional Avaaz testifica su capacidad de acción en favor de la lucha contra el cambio climático. Así, el actor Leonardo DiCaprio, designado “embajador de la paz”, se vio conferido por la ONU de un crédito simbólico e institucional permitiéndole interpelar a los pueblos. También, marchando con los ciudadanos golpeados por los riesgos climáticos, estas celebridades han difundido al mundo un mensaje de urgencia a reaccionar frente a esta amenaza planetaria.
Esta reciente movilización sin precedentes de las sociedades civiles busca recordarles a los jefes de Estado que deben atacar de manera significativa el cambio climático. Sin embargo, millones de individuos capaces de sumar sus acciones pueden ejercer efectos en ocasiones mayores sobre los Estados cada vez más interpelados y debilitados. Durante la reunión que se tendrá en Lima en diciembre 2014, el primer borrador de un acuerdo mundial deberá ser elaborado a fin de ser aprobado en Paris por todos los países, durante la cumbre de 2015.
Referencias
Weiting Chao, “Le boycott des ONG, une diplomatie offensive. La conférence de Varsovie sur le réchauffement climatique”, in: Josepha Laroche (Éd.), Passage au crible, l’actualité internationale 2013, Paris, L’Harmattan, 2014, pp. 143-147.
Chao Weiting, “Le triomphe dommageable des passagers clandestins. La conférence de Doha”, in: Josepha Laroche (Éd.), Passage au crible, l’actualité internationale 2012, Paris, L’Harmattan, 2013, pp. 111-115.
Ford Lucy, “Challenging Global Environmental Governance: Social Movement Agency and Global Civil Society”, Global Environmental Politics, 3 (2), 2003, pp.120-134.
Laroche Josepha, Politique Internationale, 2e éd.,Paris, L.G.D.J Montchrestien, 2000, pp.176-201.
Le Monde, “New York fait ville pleine contre le réchauffement climatique”, 22 sept. 2014.
Rosenau James, Turbulence in World Politics: A Theory of Change and Continuity, Princeton, Princeton University Press, 1990.
Nov 16, 2014 | África, Passage au crible (espagnol), Salud pública mundial
Por Clément Paule
Traducción: Yessica Lara
Passage au crible n°118
Source : Wikipedia
La primera infección por el virus del Ébola fuera del continente africano se confirmó el 6 de octubre de 2014: una auxiliar de enfermería española habría contraído la enfermedad durante el cuidado de un misionero repatriado en Madrid. Se debe tomar en cuenta que este anuncio se produce pocos días después del diagnóstico de otro caso en los Estados Unidos, un liberiano que llegó a Dallas desde Monrovia. La epidemia, que devastaba hasta este momento principalmente a tres países – Guinea-Conakry, Liberia y Sierra Leona – representa desde entonces una amenaza inmediata, con probabilidad de ser exportada a todo el mundo; sobre todo por las fallas de funcionamiento reveladas en los sistemas de detección y en los procedimientos de cuidado tanto en España como Texas. Tan es así que los medios de comunicación internacionales evocan una psicosis creciente en la población frente a una infección caracterizada por síntomas hemorrágicos intensos y una alta tasa de mortalidad. El 2 de noviembre de 2014, las cifras publicadas por la OMS (Organización Mundial de la Salud) documentaban 4,951 muertes de 13,567 casos localizados principalmente en África Occidental. Entonces es evidente que la gestión de esta crisis de salud se convierte en una cuestión política de alto nivel, incluso para los Estados que no están directamente afectados por el brote.
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> Marco teórico
> Análisis
> Referencias
Contexto histórico
Identificado en 1976 durante dos brotes ocurridos simultáneamente en la antigua Zaire (280 muertes de 318 casos documentados) y en Sudán, el virus del Ébola pertenece a la familia de los filovirus y se divide en cinco especies diferentes, incluyendo la cepa Zaire causante de la epidemia de 2014. Si los mecanismos de transmisión de esta zoonosis (el reservorio natural son los murciélagos frugívoros) a los seres humanos no se han resuelto completamente, varios episodios de contaminación masiva ocurrieron durante las últimas dos décadas. Citemos la veintena de crisis en Gabón, en la RDC (República Democrática del Congo), en Sudáfrica o incluso en Uganda, dejando cientos de víctimas. La enfermedad (con un período de incubación que puede durar entre dos días y tres semanas) consiste habitualmente de una fiebre hemorrágica aguda alterando la hemostasia y causando inmunosupresión severa, lo que finalmente conduce a un shock mediante una insuficiencia multiorgánica que conduce a la muerte. En la ausencia de un tratamiento o vacuna aprobada, se debe minimizar el riesgo de infección por contacto directo con los fluidos biológicos y los tejidos del individuo infectado.
Según estudios epidemiológicos, la crisis de salud que actualmente enfrenta África Occidental habría comenzado en diciembre de 2013: el paciente cero sería un niño de dos años de edad, quien murió en un pueblo al sureste de Guinea-Conakry, situado no lejos de la frontera con Liberia y Sierra Leona. Sin embargo, hubo que esperar hasta marzo del 2014 para que el virus fuese reconocido cuando ya se empezaba a propagar en Liberia. Después de una breve pausa al final del mes de abril, la contaminación comenzó de nuevo en mayo y se extendió hasta Sierra Leona, Nigeria y Senegal. El 8 de agosto de 2014, la OMS declaró estado de “emergencia a la salud pública con alcance global” y pidió una movilización internacional a gran escala por la intensificación en el número de víctimas y la incapacidad de las autoridades locales.
Marco teórico
1. La brutal visibilidad de la crisis. A pesar de varias advertencias poco relevantes sobre el deterioro de la situación sanitaria en África Occidental, el primer caso exportado desencadenó una sobreexposición en los medios de comunicación lo cual condujo a algunos tomadores de decisión a improvisar dispositivos poco adaptados.
2. La instrumentalización riesgosa de un pánico moral. Este concepto ha sido identificado por el sociólogo Stanley Cohen cuando una condición, evento, persona o grupo se designa como una amenaza a los valores e intereses de una sociedad. En este caso, el concepto nos permite comprender una serie de reacciones desproporcionadas o discriminatorias frente a la epidemia.
Análisis
Si es necesario señalar el carácter inédito de este brote situado en el África Occidental y además en un medio urbano (mientras que los episodios precedentes fueron confinados en áreas de bosque relativamente aisladas de África Central), hay que tomar en cuenta la respuesta tardía imputable a la inercia de la OMS y a una subestimación de la amenaza. Las alertas recurrentes emitidas por MSF (Médicos sin Fronteras) sugirieron el previsible colapso de los sistemas de salud debilitados, en el caso de Liberia y Sierra Leona, por múltiples años de guerras civiles de violencia extrema. Además del déficit comprobado de profesionales – Liberia contaba a principios de 2014 con unos cincuenta médicos por 4,3 millones de habitantes- agravada por los contagios nosocomiales, los Estados afectados se han enfrentado al desafío de su propia población. En Guinea, el personal sanitario reportó en varias ocasiones reacciones de fuga ante el acercamiento de los equipos médicos acusados de propagar el virus: ocho personas que participaban en actividades de sensibilización en el sureste del país incluso fueron asesinados por esta razón a mediados de septiembre de 2014. Además, las medidas improvisadas ante la urgencia por parte de los gobiernos de Liberia y Sierra Leona (militarización de los toques de queda, cuarentenas impuestas en barrios enteros, cremación obligatoria de todo los muertos y cierre de las fronteras) han provocado disturbios en los barrios pobres. Un centro de tratamiento en Monrovia fue atacado en agosto por manifestantes armados rechazando la presencia de los enfermos, provocando la dispersión de los pacientes y el robo de materiales potencialmente contaminados. Estas actitudes de rechazo se inscriben en la historia reciente de sociedades divididas por conflictos intensos que han desacreditado a las autoridades centrales, quienes luchan especialmente para comunicarse racionalmente sobre el riesgo y justificar el control todavía necesarios de los desplazamientos.
Es claro que estos dispositivos, necesarios pero difícilmente aceptadas, son capaces de suministrar efectos adversos en torno a una epidemia cuyo impacto económico podría contarse en cientos de millones de dólares. Si los desequilibrios presupuestales (el aumento abrupto del gasto en salud pública y la disminución de los ingresos fiscales) y la caída de la productividad ya son evidentes, las consecuencias serían sobre todo indirectas de acuerdo con un estudio realizado por el Banco Mundial, que destaca las dinámicas sociales generadas por el fear factor, es decir, el miedo al contagio. Citemos la suspensión del transporte público y el cierre de los lugares de trabajo, la desaceleración en el sector minero (principal motor de crecimiento) y el sector agrícola (en un contexto en el cual la inseguridad alimentaria sigue siendo crónica) lo que resulta en escasez e inflación de precios. Estos trastornos se agravan con la suspensión de conexiones aéreas con los países afectados, decisión tomada por la mayoría de las aerolíneas (Brussels Airlines, Arik Air o British Airways) a pesar de las peticiones de la ONU, lo que complica la entrega de ayuda. En esta lógica, es importante cuestionarse la eficacia de los cierres de fronteras (consideradas como muy porosas) decretados por los Estados de la región y susceptibles de estimular las redes clandestinas que escapan a todo control.
Por su carácter repentino y alarmante, el establecimiento tardío de una agenda frente a las crisis de salud, mantiene un conjunto de prácticas y discursos fundados en el miedo. Tanto que el virus del Ébola ha sido capaz de inspirar, no sólo el género de películas catastróficas (como la película Outbreak (1995) o 28 Days After (2002)), sino también obras literarias como: The Hot Zone, un best-seller de Richard Preston publicado en 1994. La epidemia en África Occidental encuentra así una resonancia particular en la imaginación de muchas sociedades, lo que puede ir en contra de un enfoque que comprenda mecanismos de acción y de transmisión de la enfermedad. Más allá de la esperada aparición de teorías conspiratorias, el problema radica principalmente en la explotación del potencial de pánico moral por parte de los actores políticos como medio para justificar medidas discriminatorias. La crisis se ha convertido así en un desafío ante las elecciones de medio término de los Estados Unidos; varios candidatos republicanos exigen el cierre de fronteras y la puesta en marcha de cuarentenas sistemáticas a la administración Obama cuestionada después del incidente de Dallas. Por otra parte, las decisiones sucesivas, adoptadas por los gobiernos australiano y canadiense (quienes no tienen aún ningún caso en su territorio) de suspender a finales de octubre la expedición de visados de entrada para los ciudadanos de los países afectados, forma parte de esta tentación aislacionista denunciada ante la Commonwealth por el Gobierno de Sierra Leona. Aunque estos dispositivos estigmatizantes ocultan el hecho de que la lucha contra esta epidemia mundial se libra principalmente en el África occidental, cuyo confinamiento parece quimérico y contra productivo. Ante esta amenaza viral, los funcionarios deben ahora deshacerse de la idea según la cual una contención física del brote sería factible en un contexto de intensificación sin precedentes de los flujos internacionales de bienes y personas.
Referencias
Cohen Stanley, Folk Devils and Moral Panics: The Creation of the Mods and Rockers, MacGibbon & Kee, Londres, 1972.
Site de l’UNMEER (United Nations Mission for Ebola Emergency Response) : http://www.un.org/ebolaresponse/mission.shtml [20 octobre 2014].
World Bank, The Economic Impact of the 2014 Ebola Epidemic: Short and Medium Term Estimates for West Africa, Washington D.C., World Bank Group, 7 oct. 2014, consulté sur le site de la Banque mondiale : http://www.worldbank.org [22 octobre 2014].