PAC 27 – El complejo obsidional de Corea del Norte Luego del naufragio del navío surcoreano Cheonan, el 26 de marzo de 2010

Por Daniel Bourmaud

Traducción : Daniel Del Castillo

Passage au crible n°27

Pixabay

La tensión que se observa en la península coreana desde principios del año 2010 conoció un nuevo y brutal agravamiento con el naufragio de una corbeta surcoreana que dejó 46 muertos, el 26 de marzo de 2010. Al respecto, Seúl acusó a Pyongyang de haber deliberadamente enviado un torpedo contra su navío Cheonan. En respuesta a las sanciones económicas y comerciales impuestas por el Presidente surcoreano, Corea de Norte rompió relaciones con su vecino del Sur, procediendo a nuevas maniobras militares y reforzando su arsenal nuclear, a partir de los últimos días del mes de junio.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

Esta tensión hace parte de un largo historial de más de medio siglo; en el cual la Guerra de Corea marcó la ruptura oficial entre los dos territorios situados a cada lado del paralelo 38. Transcurridos tres años de combates, entre 1950 y 1953 los más mortíferos del siglo XX, a excepción de las dos Guerras Mundiales , el conflicto finalizó con la firma de un armisticio, más no de un tratado de paz: el armisticio de Pan Mun Jon.

Tras caracterizarse esencialmente por el status quo durante la Guerra Fría, las relaciones intercoreanas entraron en una nueva fase, con su admisión a la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1991 y la conclusión de un pacto de no agresión. Se abrió entonces una era de acercamiento, de sunshine policy simbolizada entre otras cosas por el establecimiento de oficinas de enlace, una ayuda económica del Sur a favor del Norte y reencuentros de las familias que habían sido separadas. Su emblema fue la abertura de una zona económica especial en Kaesong. A pesar de todo, la decisión del Presidente Bush de inscribir, en el 2002, a Corea del Norte en el Eje del mal reforzó su complejo obsidional. Su aceptación del multilateralismo, en el marco del Grupo de los Seis Estados Unidos, China, las dos Coreas, Japón, Rusia y el manejo de la amenaza nuclear, ilustrado por el retiro del Tratado de No Proliferación (TNP), alternó después con una estrategia aislacionista.

Marco teórico

La teoría constructivista se muestra particularmente apropiada para comprender las dinámicas políticas y sociales que se han establecido ya que, según Alexander Wendt, la identidad de los actores constituye una variable poderosamente explicativa. Un enfoque psicológico de lo político también permite entender de mejor manera cómo se construye un conflicto, y aclarar las representaciones que los actores fabrican de sus intereses propios.

Dos configuraciones permiten restituir la complejidad de estos procesos. Primero que todo, la desvalorización de sí mismo puede ser experimentada como una humillación de la cual conviene deshacerse a través de una acción contraria. Pero el protagonista igualmente puede, como lo escribe Philippe Braud “instrumentalizar ciertos ataques a su dignidad” para ponerse en la postura de víctima y “permitirse [de esta manera] acciones de legítima defensa que son en realidad acciones belicosas”.

Análisis

En una repartición de roles al estilo western, Pyongyang encarna maravillosamente al malvado. En efecto, los países occidentales ven en Corea del Norte la esencia máxima de la duplicidad. Sus prórrogas y estrategias dilatorias provocan reacciones cada vez más brutales agravadas por el hecho que este país reivindica de manera explícita el derecho a disponer del arma suprema, el fuego nuclear. Este punto de vista encierra sin embargo un ángulo muerto, ya que oculta la visión que Corea del Norte se forja de ella misma y la manera cómo se concibe en relación al otro.

Una identidad amenazada y herida. El orgullo de la identidad de Corea de Norte encuentra sus raíces en la historia antigua y gloriosa del Estado de Kokouryo (277 A.C. – 676 D.C.), que se extendía hasta China, y cuya capital era Pyongyang. Aún hoy en día, Corea de Norte reivindica la herencia de aquel Estado que unió a Corea desde el siglo X hasta el siglo XIV. A pesar de constituir un motivo de orgullo, esta gloriosa historia se vio amenazada en varias oportunidades, por parte ya sea de los países occidentales en el siglo XIX, la colonización japonesa entre 1905 y 1945 y la dominación imperial de los Estados Unidos durante la Guerra de Corea.

Referirse a este país cómo el último Estado estalinista del planeta es reconfortar su sentimiento obsidional. Actualmente no se encuentra en curso ninguna precaución usual contra Corea del Norte, pero dicha ausencia se presenta como un hecho contraproducente. Al asimilar a Corea del Norte con un Estado canalla, los Estados Unidos, haciendo uso en realidad de categorías morales, lo castigan con una afrenta tan hiriente como lo es su presencia militar en Corea del Sur. La exigencia de Pyongyang de no figurar en esta lista, juzgada como una infamia, aspira no solamente a escapar a las sanciones correspondientes, sino también reconquistar una dignidad que fue otrora ridiculizada.

Una identidad instrumentalizada. Para los dirigentes norcoreanos, adoptar una postura de victimización constituye evidentemente un poderoso instrumento de activación y consolidación. Se trata de que la práctica de la violencia física termine siendo la respuesta a una violencia simbólica, de la cual éstos se consideran víctimas.

Este análisis deroga en efecto los enfoques más difundidos. Incluso puede presentarse como una provocación, ya que el régimen norcoreano parece acumular cada vez más las propiedades de un poder peligroso, con un carácter tan dictatorial como caprichoso, además de una sistematización de la coerción. A pesar de todo, la dimensión de la identidad sigue siendo determinante in fine. De esta manera, entendemos mejor porqué Andrei Lankov uno de los especialistas mejor informados de la cuestión coreana recomienda no más sanciones, es decir más fuerza, sino un lento trabajo de persuasión de la opinión norcoreana.

Referencias

Braud Philippe, L’Émotion en politique, Paris, Presses de Sciences Po, 1996.
Braud Philippe, « La Violence symbolique dans les relations internationales », Association Française de Science Politique, Congrès de Toulouse, Table ronde 6, 2007.
Lankov Andrei, “Changing North Korea, An information Campaign can Beat the Regime”, Foreign Affairs, 88 (6), Nov.-Dec. 2009, pp. 95-105.
Lindemann Thomas, Sauver la face, sauver la paix. Sociologie constructiviste des crises internationales, Paris, L’Harmattan, 2010. Coll. Chaos International.
Wendt Alexander, Social Theory of International Politics, Cambridge, Cambridge University Press, 1999.

PAC 26 – La globalización del principio de precaución versus soberanías nacionales La erupción volcánica del 14 de abril de 2010

Por Yves Poirmeur

Traducción : Daniel Del Castillo

Passage au crible n°26

El 14 de abril de 2010, el volcán islandés Eyjafjöll entra en erupción. Una nube de cenizas abrasivas, que amenaza el funcionamiento de los reactores de los aviones, se forma y desciende poco a poco sobre Europa. Con el fin de descartar cualquier riesgo de accidente, las autoridades aeroportuarias británicas e irlandesas, conjuntamente con las autoridades noruegas, suecas, belgas, holandesas, luxemburguesas, alemanas y francesas interrumpen el tráfico aéreo en sus respectivos territorios, ya sea de manera total o parcial. Durante la semana de la parálisis, se anulan 100 000 vuelos, perjudicando tanto a 8 millones de pasajeros, como al importe aéreo. El costo para la economía mundial habría sido de 5 mil millones de dólares, de los cuales 2,6 mil millones para Europa, y en particular 260 millones solamente para Francia. En lo que a las compañías aéreas concierne, éstas habrían perdido 188 millones de dólares. En cuanto a los operadores turísticos y las agencias de viajes, sus pérdidas alcanzarían los 31 y 40 millones de dólares respectivamente.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

¿Precaución indispensable o prevención? El peligro de las nubes de polvo volcánico para las aeronaves es bien conocido. A partir de dos casos de vertiginosas caídas de aeronaves que atravesaban nubes de polvo en Indonesia, producidas por el volcán Gallunggung (avión British Airways, 1982), y en Alaska por el volcán Redoubt (avión KLM con 500 pasajeros a bordo y cuyos reactores afortunadamente lograron volver a prenderse, 1989) y, de los daños que sufrieron otros veinte aparatos, cuyo costo de reparación se habría facturado en millones de dólares, las normas de seguridad aérea excluyen que se corra ningún riesgo. Respecto a las indicaciones formuladas por los centros de consejo sobre las cenizas volcánicas de los servicios meteorológicos (en Europa, el Volcanic Ash Advisory Center (VACC) de Londres y el Centro de Observación de Cenizas Volcánicas de Toulouse), los aviones deben esquivar las nubes de cenizas y desviarse hacia otro aeropuerto, cuando el de destino se vuelve inaccesible. La primera aplicación de esta regla a una de las zonas con mayor densidad de flujo aéreo el aeropuerto Heathrow de Londres, que recibe 1300 vuelos diarios, y el Roissy Charles De Gaulle que acoge a 83 millones de pasajeros anualmente es la prueba tanto de la globalización de los principios de precaución y de prevención, como de sus propios límites. La crisis que resultó, representa también una manera de analizar las contradicciones crecientes de la transnacionalización económica y la fragmentación política del mundo.

Marco teórico

1. Globalización del principio de precaución/prevención. Menos que el principio de precaución, evocado durante la crisis, fue el principio de prevención el que en realidad se aplicó. En efecto, generalmente, el principio de precaución se aplica a las hipótesis según las cuales un deterioro grave e irreversible si bien incierto, en el estado actual del conocimiento científico- podría intervenir. Este principio ordena poner en marcha procedimientos tanto para la evaluación de los riesgos, como para la adopción de medidas provisionales y proporcionales a la prevención del desastre. En este caso, los riesgos fueron verificados en situaciones precedentes, como por ejemplo, los accidentes evitados en el último momento, elevados costos de reparación o daños ocasionados en los aparatos que entraron dentro de estas nubes. La interrupción del tráfico aéreo decidida por las autoridades apunta entonces hacia la prevención, ya que se trataba de evitar exponer a los pasajeros a un riesgo real.
2. Transnacionalización económica y fragmentación política. Esta crisis no fue solamente el resultado de un fenómeno natural. La crisis también se vio favorecida por la dispersión política de la regulación aérea. Igualmente, las lógicas económicas de las empresas del sector aéreo incrementaron la crisis así como, de manera más amplia, la globalización de los intercambios que, al unir el mundo, vuelven las economías extremadamente dependientes del buen funcionamiento de los sistemas de transporte y comunicaciones.

Análisis

En lo que concierne a este asunto, varios elementos apuntan hacia la comparación entre los principios de precaución y de prevención: por un lado, la incertitud sobre la localización exacta de la nube que se desplaza con el viento; por otro lado, la carencia de los conocimientos científicos en cuánto a los umbrales de concentración de cenizas, a partir de los cuales la seguridad de los aviones se ve amenazada. Finalmente, la ausencia de instrumentos eficaces capaces de medir éstas concentraciones en las diferentes zonas aéreas. Para controlar las consecuencias económicas del cierre del tráfico aéreo, se requería analizar el riesgo cartografiado, gracias al modelo matemático de los meteorólogos. Pero esto apenas ofreció algunas informaciones sobre la densidad de la nube. En este caso, la gravedad y variabilidad del riesgo fue justificada por las compañías aéreas, conjuntamente con las autoridades de regulación, de manera simplemente empírica gracias al envío de aviones de ensayo en los diferentes corredores aéreos. El Consejo Europeo de Ministros de Transporte finalmente definió tres zonas de riesgo diferentes, en función de la concentración de cenizas en el aire: 1) una zona de alto riesgo, dónde el tráfico se prohibió, 2) una en riesgo medio, dónde el tráfico podía ser autorizado o no por cada Estado, 3) una en riesgo mínimo, dónde el tráfico permaneció abierto. Dentro de esta configuración de actores, ciertamente nadie tenía interés comenzando por las compañías aéreas y los reguladores en arriesgarse a que un avión se viera perjudicado, ni siquiera implicado en un simple incidente, teniendo en cuenta la desconfianza general hacia el transporte aéreo que esto habría provocado. Sin embargo, cuando interviene una revisión de las recomendaciones de seguridad sin que un nuevo dispositivo técnico de apreciación haya sido establecido, se revela la fragilidad de la exigencia de prudencia, en un sector cuya actividad es esencial para el funcionamiento de sociedades económicamente interdependientes.

Muchos factores contribuyeron a agravar la crisis y complicar su solución. Primero, el modo de regulación del espacio aéreo europeo se muestra irracional. En efecto, en vez de estar desglosado en espacios funcionales, se encuentra dividido en espacios nacionales, según las fronteras estatales, lo que vuelve aún más compleja la circulación en esta zona de alto tráfico, a través de la multiplicación de anillos que provocan su estrangulamiento. Además, en vez de estar encomendada a un supervisor europeo exclusivo, con el fin de maximizar la circulación aérea, la regulación se encuentra en manos de organismos nacionales, a los cuales se superpone el regulador europeo Eurocontrol. Igualmente, los modelos económicos adoptados tanto por las compañías aéreas como las sociedades aeroportuarias, acentúan las consecuencias de cualquier cierre del espacio aéreo, incluso si se trata de un cierre parcial. Organizadas en redes que concentran el tráfico aéreo en algunos hubs, gracias a los cuales maximizan el lleno completo de sus aviones, las grandes compañías aéreas se ven altamente afectadas por cualquier bloqueo en estas plataformas. En cuanto a las empresas de bajo coste, cuya rentabilidad descansa en la continua rotación de sus aviones por pequeños aeropuertos que conectan entre sí, cualquier riesgo de interrupción del circuito las induce a preferir la anulación preventiva de todos sus vuelos, en vez de sufrir las consecuencias financieras que representa el hacerse cargo de los pasajeros bloqueados. Finalmente, la división y especialización mundial del trabajo, así como el desarrollo de las corrientes transnacionales – de mercancías, servicios, turistas – incrementan rápidamente las consecuencias económicas de cualquier cese imprevisto de la circulación aérea en una zona de alto tráfico. En definitiva, cuanto más se intensifica la globalización, más las regulaciones nacionales se muestran incapaces de adaptarse y más fuertes se vuelven entonces las presiones en los sectores estratégicos que se encargan de la circulación de las corrientes, con el fin de reducir a lo estrictamente necesario el impacto del principio de prevención.

Referencias

Gérald Bronner, Étienne Géhin, L’Inquiétant principe de précaution, Paris, PUF, 2010.
Marie-Anne Frison-Roche (Éd.), Les Risques de régulation, Paris, Presses de Sciences Po et Dalloz, 2005.
Philippe Kourilsky, Geneviève Viney, Le Principe de précaution : rapport au premier ministre, O. Jacob/La Documentation française, 2000.
Daniel Gaïa, Pascal Nouvel, Sécurité et compagnies aériennes, Éditions du Puits Fleuri, 2006.
Institut Pierre Simon Laplace (Université de Versailles Saint-Quentin), LATMOS, « Suivi des émissions de cendres du volcan islandais Eyjafjöll » 20/04/2010. Site Internet easa.europa.eu.

PAC 25 – La integración inconclusa de la Unión Económica y Monetaria La crisis de la zona euro

Por André Cartapanis

Traducción : Daniel Del Castillo

Passage au crible n°25

Desde el comienzo de la crisis de las finanzas públicas en Grecia, las controversias se multiplican en Europa. ¿Hay que poner en marchar una política de solidaridad financiera a favor de los malos estudiantes de la Unión, que adopte la forma de un plan de rescate del orden de 750 mil millones de euros; disposición vinculada a una política de reajuste de una amplitud considerable, en Grecia, pero también a escala de la zona euro en su totalidad? ¿Se deben introducir a partir de ahora normas presupuestales mucho más drásticas, con el fin de evitar la repetición de un panorama catastrófico, o al contrario, debemos alistarnos para la disolución de la Unión Monetaria?

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

En 1999, la creación de la moneda única tenía en primer lugar, la ambición de ponerle fin a las repetitivas crisis que golpeaban a la economía europea e impedían su crecimiento. A partir del momento en el que la liberación de los movimientos de capitales fue intervenida en el centro mismo de la Unión Europea (UE), y las tasas de cambio fijas debían regir el mercado único, la multiplicidad de las políticas monetarias se volvió imposible, salvo para originar repetidas crisis en los mercados de cambio. La creación del euro debía entonces garantizar una mayor eficacia de la Política monetaria en materia de lucha contra la inflación, gracias a la credibilidad de un Banco Central Europeo (BCE) independiente. Esta institución estaba encargada de la estabilidad de los precios y el respeto del Pacto de estabilidad y crecimiento económico, en las áreas de déficits presupuestales o deuda pública. Además, el euro debía ofrecer márgenes de maniobra superiores al suprimir las obligaciones de los balances financieros y las distorsiones del cambio monetario en el interior de la zona euro. Esta nueva divisa debía igualmente reducir la sensibilidad a las fluctuaciones de las tasas de cambio en relación a las otras monedas, particularmente al dólar. Sin embargo, se desestimaron de manera considerable las dificultades de manejo macroeconómico que podían ser inducidas por la moneda única en el núcleo excesivamente heterogéneo del espacio europeo, ya que la UEM no constituía una zona monetaria óptima.

Marco teórico

1. Zona monetaria óptima. En teoría, para funcionar correctamente, una unión monetaria debe responder a una serie de criterios macroeconómicos movilidad perfecta de los factores y del trabajo en particular, federalismo presupuestal, convergencias nominales con el fin de resistir los choques asimétricos, es decir los choques propios a cualquier miembro de la Unión, teniendo en cuenta la Política monetaria única y la imposibilidad de acudir a los reajustes de las tasas de cambio a nivel intra-europeo. Frente a las inquietudes expresadas por los defensores del estricto respecto de los criterios ex ante propios a una zona monetaria óptima, algunos insistieron en el efecto colateral que podía ejercer la membrecía a la zona euro, en las características de cada Estado miembro. De esta manera, se facilitaría, ex post, el funcionamiento macroeconómico de la zona.

El desarrollo del comercio intra-europeo y la integración financiera, respaldada por la integración monetaria, debían culminar en una sincronización importante de los ciclos, así como una igualdad de los niveles de consumo, gracias al refuerzo del subsidio europeo al ahorro. Pero esta argumento parece ahora, demasiado optimista. Al contrario, la década del 2000 se caracterizó por una diferencia neta entre las trayectorias de crecimiento recorridas por varias economías de la zona; a pesar de que la heterogeneidad ya era de por sí importante desde la creación del euro.

2. Heterogeneidad de la zona euro. La permanencia de todo un conjunto de heterogeneidades en el núcleo de la zona euro regímenes de crecimiento más o menos ligados al endeudamiento de los hogares o los Estados, desfases fiscales, diferenciación de los sistemas de protección social, tipos de especializaciones internacionales no representa, como tal, un obstáculo para el funcionamiento eficaz de la UEM. El hecho de que subsistan diferencias entre los costos salariales o diferencias en cuanto al modo de especialización parece, al contrario, inducir a una mayor eficiencia en la asignación de los factores. En todo caso, se supone que estas diferenciaciones no se acompañan de desequilibrios macroeconómicos duraderos – en materia de crecimiento, desempleo o endeudamiento -, que vuelven insostenible la configuración. No obstante, desde hace diez años, ni la Política monetaria de la BCE, ni la coordinación por las bajas instancias de las políticas presupuestales, impuesta por el Pacto de estabilidad, han sabido responder a las trayectorias específicas de las economías de la zona euro. Por el contrario, éstas políticas fueron sancionadas por los desequilibrios macroeconómicos recurrentes de los países miembros. Finalmente, las economías europeas se vieron debilitadas por la mediocridad de las capacidades globales, en términos de crecimiento o de desempleo. Naturalmente, la crisis mundial agravó este proceso.

Análisis

Desde mediados de los años 2000, la heterogeneidad de la zona euro se manifiesta en el hecho que sus capacidades de exportación son fuertemente divergentes, incluso en el mercado interno de la Unión. Se refleja tanto en la evolución de los costos salariales unitarios y en la tasa de endeudamiento de los hogares, como en aquella de los Estados. Conjuntamente con las heterogeneidades pre-existentes, estos choques de oferta o demanda acentuaron las distorsiones internas, sin que políticas de reajuste pudieran ser llevadas a cabo a escala de la UE. Las reglas e instituciones de la gobernanza económica de la zona euro, indudablemente adaptadas a los choques cíclicos de menor amplitud, no pudieron en consecuencia responder de manera eficaz a las dinámicas macroeconómicas y estructurales divergentes, sobre todo frente a la política alemana de restricción salarial.

Con los Tratados de Maastricht y Ámsterdam, los Gobiernos europeos se quedaron en una encrucijada en materia monetaria. En efecto, éstos han ido ya sea muy lejos, al crear una moneda única en el centro de un espacio económico que no se presta para llevar a cabo una política monetaria dedicada casi exclusivamente al objetivo de la estabilidad económica, o bien, no han ido suficientemente lejos en la vía de la integración de las políticas económicas a nivel europeo.

Hay que entender que la Unión monetaria no se puede reducir a una simple técnica que optimizaría el uso de los instrumentos de la Política económica y reduciría las disfunciones provocadas por la inestabilidad de las tasas de cambio. Para muchos como Jacques Delors la UEM representaba un proyecto político que permitía alcanzar una profundización de la integración económica y política en Europa. No obstante, la crisis de la zona euro, así como los desafíos de la globalización y el nuevo crecimiento después de la crisis, convierten a la UEM en una necesidad. Por lo tanto, es urgente construir un nuevo modelo de Unión monetaria europea.

Referencias

Beetsma Roel, Massimo Giuliodori, “The Macroeconomic Costs and Benefits of the EMU and other Monetary Unions: An Overview of Recent Research”, Journal of Economic Literature, 2010, (forthcoming).
Cartapanis André (Éd.), “Les enseignements d’une décennie d’euro”, Numéro spécial de la Revue d’Économie Politique, 120 (2), mars-avril 2010.
European Commission, “EMU@10: Successes and Challenges after 10 Years of Economic and Monetary Union”, European Economy, (2), 2008.
Mackowiak Bartosz, Francesco Paolo Mongelli, Gilles Noblet, Frank Smets, (Ed.), The Euro at Ten – Lessons and Challenges, European Central Bank, Frankfurt, 2009.

PAC 24 – El tratamiento tecnicista de una plaga mundial El tercer Día Mundial del Paludismo, 25 de abril de 2010

Por Clément Paule

Traducción : Daniel Del Castillo

Passage au crible n°24

Instaurado en mayo de 2007 por la Asamblea Mundial de la Salud (AMS), el Día Mundial del Paludismo fue celebrado el 25 de abril de 2010. Este evento reúne el conjunto de actores implicados en la lucha contra esta enfermedad parasitaria que infecta a más de 250 millones de personas y mata a un millón cada año. Igualmente llamada malaria, esta plaga es aún endémica en un centenar de países, principalmente en África subsahariana dónde se concentra el 85% de los decesos por esta causa y en numerosas regiones de Asia y América Latina. A pesar de todo, las últimas estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran un debilitamiento de los casos notificados en 27 Estados, entre los cuales se encuentran Zambia, Ruanda y/o Eritrea. Además, los financiamientos internacionales para los tratamientos se han multiplicado casi por seis desde el 2003, para alcanzar los 1,7 mil millones de dólares en 2009. Una coyuntura tan alentadora no podía sino reanimar la esperanza de la erradicación de esta zoonosis letal.

Rappel historique
Cadrage théorique
Analyse
Références

Rappel historique

El parásito causante de la enfermedad el Plasmodium y su modo de transmisión los mosquitos Anopheles fueron descubiertos a finales del siglo XIX. Pero la cooperación inter estatal frente al paludismo permaneció limitada a una Comisión creada en 1924, en el centro de la Sociedad de Naciones (SDN). Durante la primera mitad del siglo XX, numerosas iniciativas contra esta parasitosis, llevadas a cabo a nivel internacional, provenían del sector filantrópico. La Fundación Rockefeller estableció, por ejemplo, un programa de investigación específico en los años treinta, contribuyendo de esta manera a la eliminación de los vectores palúdicos en el continente americano y en Europa. También, la malaria desapareció de la mayoría de los países occidentales desde 1946, fecha de creación de la OMS, que se hizo cargo a partir de entonces de la erradicación mundial de la plaga. Desde esta óptica, la octava AMS lanzó en 1995 el Programa de investigación para la Erradicación Paludismo (PEP), basado en la combinación de dos instrumentos: la cloroquinina primer antipalúdico sintetizado y el pesticida DDT (Dicloro Difenil Tricloroetano). Sin embargo, la orientación tecnológica y el pilotaje vertical de esta campaña descuidaron las realidades locales. Finalmente, las resistencias crecientes desarrolladas por el Plasmodium y los mosquitos agravaron las dificultades financieras y organizacionales del PEP, que conoció un flagrante fracaso, sancionado públicamente por la AMS en 1969.

Desde entonces, la enfermedad parece desaparecer de la Agenda internacional hasta los años noventa, cuando una sucesión de iniciativas permite un nuevo despliegue de la acción antipalúdica. Mencionemos al respecto, la conferencia de Ámsterdam organizada por la OMS en 1992 y/o la eliminación de la parasitosis registrada en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (OMD). Por otro lado, la Declaración de Abuya en el 2000 compromete a los jefes de Estado y de gobierno africanos a obrar por el retroceso, hasta la mitad de los casos en los próximos diez años, de la mortandad causada por la malaria. Paralelamente, se establece un nuevo sistema de cooperación, dentro del cual ciertos actores privados como la Fundación Gates ocupan un puesto central. Esta configuración favorece el acercamiento con las compañías transnacionales, en particular los laboratorios farmacéuticos. Al respecto, este conjunto heterogéneo se organiza adoptando el modo de la cooperación público-privado, con el RBM (Roll Back Malaria Partnership), MMV (Medicines for Malaria Venture) y/o también MVI (Malaria Vaccine Initiative), que nacen entre 1997 y 1999. Esta evolución concierne igualmente las modalidades de financiamiento con la creación del Fondo Mundial de lucha contra el SIDA, la tuberculosis y el paludismo en enero de 2002 , cuyo volumen se incrementó considerablemente. Los esfuerzos conjuntos de la Fundación Gates, Malaria Booster Program del Banco Mundial y PMI (United States President´s Malaria Initiative) podrían pronto lograr el objetivo de 5 mil millones de dólares por año. A partir de ahora, el Plan de Acción Global contra el paludismo, propuesto por el RBM en 2008, sirve de itinerario para la mayoría de los interventores.

Cadrage théorique

1. La ventana de oportunidades (policy window). Elaborado por John Kingdon, este concepto rinde cuenta de la inscripción de un problema en la Agenda internacional. Como tal, el Día Mundial del Paludismo realiza un aporte al sostenimiento de la acción internacional llevada a cabo contra esta parasitosis.
2. La tecnicidad de los instrumentos. Las estrategias antipalúdicas se encuentran moldeadas por una orientación tecnológica, que racionaliza sus instrumentos en función de su rentabilidad y eficacia. Sin embargo, esta lógica económica omite los usos sociales de estos dispositivos y corre el riesgo de erigirlos como soluciones milagrosas de corto plazo.

Analyse

Las manifestaciones del 25 de abril de 2010 participan primero que todo en la intensificación de una movilización comenzada a finales de los años noventa. En este caso, el evento está marcado por una dimensión simbólica, ya que se acaba de terminar la Década Mundial de la lucha contra el Paludismo establecida por la Resolución 55/284 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Además de esta consideración, una conferencia de proveedores del Fondo Mundial se efectuará en octubre de 2010 en Nueva York, con el fin de determinar sus compromisos hasta el año 2013. Este Día durante el cual se multiplican las reuniones científicas, eventos deportivos y conmemoraciones en el mundo entero representa en consecuencia una ventana de oportunidades para los actores que luchan contra esta plaga. Sin embargo, esta tercera edición se distingue por su lema publicitario Counting Malaria Out (Vencer el Paludismo) que evoca explícitamente el ideal de la erradicación reanimado por Bill Gates en el 2007. No obstante, este objetivo descartado por la OMS después del fiasco de 1969 marca una ruptura simbólica con los fracasos precedentes y parece plantear las bases para un consenso renovado alrededor de la eficacia de los nuevos modos de acción.

Sin embargo, aunque el balance estadístico se muestra alentador, voces de discordia denuncian un optimismo injustificado. El parásito resistiría a partir de ahora a la artemisinina medicamento antipalúdico desarrollado en los años setenta y también los insecticidas, como los piretroides. Por otro lado, investigaciones recientes demuestran la presencia del patógeno en una buena cantidad de monos, lo cual cuestionaría el postulado según el cual existe un sistema cerrado entre humanos y mosquitos. La campaña mundial contra la malaria se vería entonces condenada a mediano plazo. A estas objeciones técnicas, se les suman la crítica de las políticas internacionales de salud que no implican a actores locales. Desde esta perspectiva, el objetivo de la erradicación significaría un efecto noticioso, o de corta duración, y no presupondría ningún compromiso duradero. Además, la Fundación Gates fue acusada de reproducir el sesgo tecnológico del PEP, al apoyar soluciones juzgadas rentables y eficaces, como la inmunización general. No obstante, el éxito científico que representaría el desarrollo de una vacuna antipalúdica no garantiza por esto su eficacia social, es decir un uso efectivo por parte de la población en su totalidad. Es ejemplo de esto la gripe A/H1N1, que nos conduce a matizar la idea según la cual es tan solo la complejidad del Plasmodium lo que estaría bloqueando la investigación desde hace más de veinte años.

Considerar los instrumentos de la lucha contra el paludismo como simples herramientas técnicas mantiene oculta la desigualdad Norte/Sur, que permanece omnipresente. En efecto, la malaria acaba sobre todo con la vida de niños y mujeres embarazadas en África subsahariana. Dicho de otra manera, las compañías farmacéuticas no pueden esperar un retorno de inversión substancial mientras los costos ligados a la innovación sean cada vez más altos. A pesar de esto, ciertas iniciativas fueron llevadas a cabo, como el African Malaria Partnership de GSK (GlaxoSmithKline) que realiza actualmente pruebas de la vacuna RTS,S – o el proyecto Impact Malaria de Sanofi-Aventis. Pero, a pesar de que la cooperación público-privado permitió activar una parte del sector privado frente a la enfermedad, este acercamiento no está libre de ambigüedades. De esta manera, la OMS condenó en varias ocasiones a 37 laboratorios, que persistían en comercializar mono terapias de artemisinina, siendo que su utilización conllevaría al desarrollo de resistencias parasitarias. La victoria contra el paludismo parece desde entonces jugarse tanto en los avances científicos como en la toma en cuenta de la dimensión social de la salud pública mundial.

Références

« Malaria 2010: More Ambition and Accountability Please », The Lancet, 375 (9724), 24 avril 2010, p. 1407.
Guilbaud Auriane, Le Paludisme. La lutte mondiale contre un parasite résistant, Paris, L’Harmattan, 2008. Coll. Chaos International.
Kingdon John W., Agendas, Alternatives and Public Policies, 2e éd., New York, Harper Collins, 1995.
Shah Sonia, « Une autre approche contre le paludisme », Le Monde diplomatique (674), mai 2010, p. 10.
Site de la Journée mondiale du Paludisme : http://www.worldmalariaday.org [24 mai 2010].
WHO (World Health Organization), World Malaria Report 2009, 2009, disponible sur le site de l’OMS : http://www.who.int [24 mai 2010].

PAC 23 – El futuro transnacional del terrorismo nuclear La cumbre de Washington, 12-13 abril 2010

Por Jean-Jacques Roche

Traducción: Julián Fernández

Passage au crible n°23

El 12 y 13 de abril de 2010 tuvo lugar en Washington la cumbre consagrada al terrorismo nuclear que reunió 47 jefes de Estado y de gobierno, bajo el auspicio del presidente de Estados-Unidos, Barack Obama, antes de la nueva conferencia de examen del TNP que se realizo en Nueva York del 3 al 28 de mayo de 2010.

Historical background
Theoretical framework
Analysis
References

Historical background

El terrorismo ha sido por mucho tiempo considerado como el arma del pobre. Es la razón por la que durante la Guerra fría, solo los países occidentales han intentado luchar contra esta amenaza que golpeaba principalmente sus medios de comunicación. Al respecto, hay que destacar la convención de 1979 contra la toma de rehenes, la de 1988 que organiza la lucha contra la piratería marítima y finalmente el Protocolo de Roma de 1988, relativo a la seguridad de las plataformas situadas sobre la plataforma continental. El fin de la bipolaridad no obstante, renovó la manera de abordar este gran desafío de las relaciones internacionales y al alba de la década de los años 90, permitió especialmente acabar con la oposición de los PED (Países en vías de desarrollo). Una resolución declaratoria de la Asamblea general de las Naciones Unidas referente a “las medidas para eliminar el terrorismo internacional” pudo ser votada por consiguiente el 9 de diciembre de 1994. Este texto anunciaba la adopción el 12 de enero de 1998, de la convención para la represión de los atentados terroristas cometidos con bombas.

Las armas nucleares existen desde 1945. Pero solamente nueve Estados las poseen hoy en día, oficialmente o no (China, Corea del Norte, Estados-Unidos, Francia, Israel, Paquistán, Reino-Unido, Rusia). Bien implantada, la diplomacia de desarme sigue sujeta a ocho conferencias de examen del TNP (Tratado de No Proliferación firmado en 1968 y prorrogado indefinidamente en 1995) y a cuatro tratados START de reducción de armas nucleares. Referente a estos últimos, los presidentes de Rusia y Estados Unidos firmaron en Praga el 8 de abril de este año, una nueva versión, START Follow-on. Finalmente, el TPCEN (Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares), fue adoptado en 1996. Hasta la fecha, no ha entrado en vigor – por falta de un número suficiente de ratificaciones – mientras que por otro lado el gobierno iraní amenaza todo el proceso de desnuclearización

En este contexto, la conferencia de Washington ha puesto de relieve los riesgos que la energía nuclear representa para la seguridad mundial. De hecho, ya no se toma en cuenta sólo las cabezas nucleares y sus vectores, sino el conjunto de los materiales fusionables para la fabricación de una bomba sucia. Presentes en los reactores civiles o los buques de propulsión nuclear como en las ojivas acumuladas – a veces con depósitos poco vigilados –, más de 1.600 toneladas de uranio y 500 toneladas de plutonio están dispersas por todo el mundo en casi sesenta países.

Theoretical framework

1. La seguridad global. Este concepto surgió en 1983 con un artículo pionero de Richard Ullman (Redefining Security), y fue desarrollado el mismo año por Barry Buzan en People, States and Fear. Se trataba de complementar el enfoque tradicional de la seguridad en términos diplomático-estratégicos por cuatro componentes en materia 1) de economía), 2) de derechos humanos, 3) de valores y 4) del medio ambiente. Desarrollado inicialmente bajo una perspectiva constructivista de la escuela de Copenhague, el concepto de seguridad global se le impuso a los Estados y a las organizaciones internacionales, como el marco operativo, siendo objeto de intensas reapropiaciones.
2. La modelización de las crisis. Siguiendo los trabajos de Brubacker y Laitin, a partir de ahora disocia la crisis de la violencia, todas las situaciones de tensión no conducen obligatoriamente a la violencia. Mientras que para Kenneth Waltz, la investigación disocia estrictamente los tres siguientes niveles: 1) los individuos, 2) las instituciones políticas y 3) las estructuras internacionales (Man, the State and War, 1959), es importante en lo sucesivo reunirlos en el mismo marco de análisis tratando de comprender los determinantes de las acciones individuales y sus consecuencias, tanto en el plano interno como en el internacional.

Analysis

La Cumbre de Washington ha suscitado dudas sobre la capacidad de las burocracias de la seguridad pública para hacer frente al terrorismo nuclear. El carácter apocalíptico de la amenaza nuclear implica en efecto una inversión considerable de los diferentes servicios y hace indispensable la cooperación internacional. Si el peligro proviene ante todo de bombas sucias, hay que saber en cambio que estas últimas dejan rastros, fácilmente localizables. A condición de advertencia hayan sido transmitidas a tiempo, la eficacia de los servicios de contraespionaje y de policía pueden reducir eficazmente las posibilidades de éxito de un eventual ataque terrorista. Al respecto, las estrategias de alianza de los servicios especializados en el seno de estructuras unitarias – Homeland Security en los Estados Unidos, DCRI en Francia – permiten tratar mejor las informaciones reduciendo la competición intra e inter institucional. Recordando los imperativos de la cooperación internacional, la Cumbre de Washington sensibilizó además las instancias nacionales sobre las exigencias de una seguridad que se ha convertido en “ordinaria”.

Por el contrario, las bombas sucias – exponiendo a la muerte a los que deciden recurrir a ellas – están desafiando la capacidad de respuesta de las estructuras públicas que afrontan las decisiones individualmente. Ahora bien, las administraciones nacionales tardaron en adaptarse al concepto de seguridad global en la que el destinatario final ya no es el Estado, sino toda la especie humana. Esto se debe principalmente a que las amenazas no conciernen más al registro interestatal, sino que ahora se revelan transnacionales. El ejemplo de los Libros Blancos franceses demuestra la dificultad de adaptarse a un nuevo orden mundial. Mientras que el concepto de seguridad global apareció en la literatura académica desde el principio de los años ochenta, en el Libro blanco de 1994 no se hacía sin embargo ninguna referencia. De hecho, hubo que esperar el Libro blanco de 2008 para que la noción se volviera central para los poderes públicos a pesar de que el editor en 1994 se convirtió en presidente de la comisión a cargo del documento de 2008. Abordada en estas condiciones, la seguridad global contribuye desde entonces a ” la perversión ansiogénica del discurso estratégico ” –según la expresión de Jean Dufourcq – exacerbando el sentimiento de inseguridad por la dilución de los peligros. Como todos los demás ejercicios del mismo estilo, el Libro blanco francés erige así la cartografía de las representaciones mentales de sus redactores, sin aportar la menor pista que permitiría anticipar los procedimientos de desestabilización que podrían ser utilizados en un futuro cercano. En otros términos, la reflexión llevada ahora por las instancias político-administrativas parece adaptada para encerrar las brechas reabiertas por los ataques del pasado. En cambio, se muestra totalmente incapaz de anticipar los futuros modus operandi del terrorismo, fundados sobre los determinantes individuales.

References

Barry Buzan, People, States and Fear: The National Security Problem in International Relations, Brighton, Harvester Wheatsheaf, 1983.
Rogers Brubaker, « David Laitin, Ethnic and Nationalist Violence », Annual Review of Sociology, 24, 1998, pp. 423-452.
Jean-Jacques Roche, « Épistémologie de la Prospective Sécuritaire », Défense Nationale, juillet-août 2009, pp. 166-185.
Richard Ullman, « Redefining Security », International Security, 8 (1), Summer 1983, pp. 129-153.