Oct 28, 2012 | Diplomacia no estatal, Passage au crible (espagnol), Premio Nobel, Unión Europea
Por Josepha Laroche
Traducción: Daniel Del Castillo
Passage au crible n°77
Source: Wikipedia
El viernes 12 de octubre de 2012, el Premio Nobel de la Paz fue otorgado a la Unión Europea. En su discurso de proclamación, el Presidente del Comité Nobel Thorbjorn Jagland, declaró particularmente que: « la Unión Europea y sus ancestros contribuyen desde hace más de seis décadas a promover la paz, la reconciliación, la democracia y los derechos del hombre en Europa ».
> Contexto histórico
> Marco teórico
> Análisis
> Referencias
Contexto histórico
En su testamento del 27 de noviembre de 1895, el químico, industrial y filántropo sueco Alfred Nobel labró las bases de un sistema internacional de gratificaciones decididamente pacifista y cosmopolita. Sus disposiciones testamentarias precisan la creación de cinco premios anuales[1]– todos deben igualmente concurrir a la pacificación del escenario mundial – Física, Química, Fisiología-Medicina, Literatura, así como un premio para la paz, cuya atribución fue confiada al Parlamento Noruego (el Storting). En aquella época, su voluntad suscita una profunda reprobación en Suecia puesto que Noruega se encontraba entonces bajo la autoridad de Estocolmo. Pero la actividad que el Storting había desplegado en el pasado a favor de la paz, le pareció al inventor de la dinamita más determinante que el conflicto en el centro de la Unión Sueco-Noruega. Liberal y demócrata, Nobel designó entonces expresamente esta cámara para garantizar la administración de este premio, estimando que era la institución más calificada y legítima para hacerlo. En consecuencia, desde 1901 – fecha de entrega de los primeros premios – un comité que emana del parlamento noruego recompensa en Oslo a una personalidad o un organismo que obró especialmente a favor de la paz. Paradójicamente, dicha recompensa fue otorgada en Noruega, uno de los países más euroescépticos en la actualidad.
Tratándose del premio de la paz, el filántropo sueco no indicó criterios de selección muy precisos. Simplemente esbozó tres grandes orientaciones: « Tiene que haber obrado por la fraternidad entre las naciones, por la abolición o la reducción de las fuerzas armadas y por la firmeza y promoción de las conferencias para la paz », escribió Nobel. A pesar de esto, podemos discernir cuatro grandes ideales-tipo de laureados que han participado en la emergencia y establecimiento de una diplomacia Nobel: 1) El militantismo pacifista y humanitario, 2) La paz por el derecho, 3) El voluntariado misionario, 4) La experticia al servicio de la paz. Sin embargo, resulta evidente que el Nobel otorgado a la Unión Europea no entra en ninguna de estas categorías que estructuran desde hace más de un siglo la política de atribución de los Nobel de la Paz. ¿Cómo analizar entonces este proceso de nobelisación?
Marco teórico
1. Una autoridad performativa. El concepto de enunciado performativo se lo debemos al lingüista Austin. A diferencia de un enunciado descriptivo del tipo « está lloviendo », un enunciado performativo genera efectos prácticos puesto que tiene, por sí mismo, la posibilidad de modificar la realidad a causa del estatus institucional de aquel que lo produce, y en consecuencia de la autoridad de la cual dispone.
2. Una ventana de oportunidad política. Esta expresión, forjada inicialmente por John Kingdon, designa, por analogía con la idea de « ventana de tiro », una coyuntura bien particular. En efecto, esta última se presenta favorable – en un momento dado – a la realización de una acción política. Representa la secuencia pertinente que permite anteponer medidas que no tendrían ninguna oportunidad de existir, si ésta no se presentase.
Análisis
La política de atribución se esfuerza desde hace más de un siglo por represar la brutalización del mundo. Se encuentra entonces al origen mismo de una diplomacia coherente a través de la cual el sistema Nobel interviene globalmente en el escenario mundial, con el fin de imponer valores irreductibles como la libertad o la democracia. Recordemos que el sistema Nobel es un sistema global que estableció con el pasar del tiempo, una diplomacia no-estatal que suscita, apoya, protege y consagra ciertos procesos políticos, con el fin de hacer prevalecer sus prioridades y su agenda en el escenario mundial. Al respecto, tenemos aquí una diplomacia innovadora que forja normas y consigue los medios para tratar cuestiones internacionales consideradas como prioritarias. También se muestra como una diplomacia intervencionista que, dado el caso, adquiere injerencia en los asuntos internos de los Estados o las relaciones interestatales, así como los contenciosos regionales e internacionales. Finalmente, se afirma como una diplomacia inédita y lo suficientemente poderosa, como para estar en capacidad de ejercer desde luego una autoridad performativa. ¿Cómo podemos entonces sorprendernos que dicha diplomacia quiera implicarse en los desafíos del siglo, al nobelisar a la Unión Europea?
Puesto que busca definir las formas que tomará la paz en el futuro, esta diplomacia hace cada vez mayor irrupción en las High Politics, determinando de esta manera un nuevo modo de enunciación de lo político. En este sentido, la institución y sus laureados se consideran como los más sólidos defensores de los Derechos Humanos frente a la Razón de Estado. Al afirmarse como un poder universal de crítica, intervienen cada vez más en la escena internacional, ya sea que se trate de abordar temas sociales, o tratar directamente cuestiones políticas. Al realizar esto, los laureados no dudan en interponerse en los asuntos internos de los Estados, o implicarse en ajustes de cuentas internacionales. Despliegan entonces sus acciones a todos los niveles con el fin de promover una política que etiquetan en nombre del conocimiento o de los bienes comunes, de los cuales ellos se han autoproclamado sus guardianes.
Con este premio se apunta hacia una nueva línea doctrinal que confirma una grandiosa ambición, anteriormente esbozada en el 2009, con la atribución del Nobel al Presidente Barack Obama. En efecto, la diplomacia Nobel es actualmente lo suficientemente poderosa a nivel simbólico, como para tener la capacidad de ejercer una autoridad performativa. Al respecto, la cuestión no es tratar de saber si las instituciones europeas merecen o no merecen el premio, puesto que hemos abandonado el registro de la moral y los buenos sentimientos, para abordar aquel de la política.
Ciertamente, al nobelisar a la UE, el Comité recompensó un recorrido a favor de la paz que ya fue logrado. De igual modo, quiso animar y apoyar a la Unión al conferirle una ventaja de peso frente a las dificultades y críticas actuales. El jurado quiso de esta manera recordar que el premio había sido conscientemente atribuido a una Europa en crisis y « presa de graves dificultades económicas y disturbios sociales ». A través del Nobel y toda su pompa, el jurado escogió distinguir a la Unión entre otros laureados potenciales, con el fin de conferirle un aumento de legitimidad mundial. Desde ése momento, la UE es depositaria del aura Nobel y sus valores. Es portadora de un proyecto universal que la sobrepasa, y encarna la diplomacia Nobel, en lugar de ser simplemente la maestra de obra de la construcción europea. En un momento en el cual se encuentra tan criticada y debilitada, se trata de una nítida apuesta política a su favor. En lo que a esto concierne, la decisión corresponde con fidelidad a los designios del gran europeo que fue Alfred Nobel, puesto que se trata de una inversión simbólica y política que apoya el proceso de integración. Naturalmente, también constituye un riesgo, en la medida que el sistema Nobel compromete todo su crédito, tanto simbólico como institucional. En un futuro próximo, este golpe de fuerza simbólico podría por ejemplo permitir que la UE reivindique más fácilmente un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Igualmente, esta nobelisación confiere a la Unión un aumento de autoridad para restablecer la paz social en los Estados miembros, tentados por el repliegue comunitarista y los discursos populistas; así como también recuerda implícitamente a las opiniones públicas, fácilmente olvidadizas, todo lo positivo que la construcción europea les ha aportado. Finalmente, le otorga a la Unión un valioso recurso simbólico en el momento justo en el cual el BCE asume el manejo de los mecanismos de estabilidad y solidaridad financiera, la vigilancia presupuestal, y prontamente la Unión Bancaria, incluso un presupuesto de recuperación económica para la zona euro. En resumen, siendo que Europa se encuentra en vías de volverse un conjunto federal integrado, la diplomacia Nobel aprovecha una ventana de oportunidad política para ordenar el mundo, normalizando a Europa. Dicho de otra manera, este premio está lejos de ser una simple recompensa, es más bien una orden de misión por la cual la UE fue mandatada por el Comité de realizar concretamente y llevar a cabo, institucionalmente hablando, todo aquello con lo que se ha comprometido hasta el día de hoy. Es la razón por la cual este Nobel puede interpretarse, desde diversos aspectos, como una carga u obligación de alcanzar un resultado, a través de la cual la institución Nobel exhorta a la Unión a llevar a cabo el sueño europeo: el Nobel obliga.
Referencias
Austin, Quand dire, c’est faire, trad., Paris, Seuil, 1972.
Cobb Roger, Elder Charles, Participation in American Politics. The Dynamics of Agenda Building, Boston, Allyn and Bacon, 1972.
Kingdon John W., Agenda, alternatives and Public Policies, 2nd ed., New York, Longman, 2003.
Laroche Josepha, La Brutalisation du monde, du retrait des États à la décivilisation, Montréal, Liber, 2012.
Laroche Josepha, Les Prix Nobel, sociologie d’une élite transnationale, Montréal, Liber 2012.
Laroche Josepha, une injonction symbolique. Le Prix Nobel de la paix décerné à Barack Obama, Passage au crible
[1]. Con la finalidad de perpetuar, lo más fielmente posible las preocupaciones del donador, en 1968, el Banco de Suecia creó – con ocasión de sus trescientos años y a la memoria de Alfred Nobel – un sexto premio: Economía. Atribuido desde 1969, siempre se presenta de una manera particular, puesto que es el único Nobel que consagra una Ciencia Social. Incluso, este premio representa hasta hoy en día la única distinción internacionalmente reconocida en este campo de la investigación.
Oct 20, 2012 | África, Defensa, Passage au crible (espagnol), Seguridad
Por Jean-Jacques Roche
Traducción: Ulises Aquino
Passage au crible n°75
Pixabay
El 15 de octubre de 2012, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó la resolución 2071 presentada bajo demanda de las autoridades de Malí y con el apoyo de Francia. Ejerciendo presión, los países de África Occidental pidieron precisar las modalidades de una intervención militar en el Norte de Malí, el propio presidente de Francia se comprometió a asistir “materialmente y logísticamente” esta intervención. Tres días antes en Dakar, el presidente francés había excluido toda posibilidad de negociación con los grupos armados “que imponen una ley, la sharia, y que cortan las manos, y que destruyen los monumentos considerados hasta entonces como patrimonio de la humanidad?”
> Contexto histórico
> Marco teórico
> Análisis
> Referencias
Contexto histórico
“África es el último continente que aún está a la medida de Francia, a su alcance, el único continente donde con trescientos hombres Francia puede cambiar todavía el curso de la historia”. Esta cita de Louis de Guiringaud, antiguo ministro de Asuntos Exteriores de Valery Giscard d’Estaing, es tan frecuentemente retomada como la afirmación según la cual “el tiempo de Francia-África ha terminado” (François Hollande, discurso de Dakar del 12 de octubre 2012). Como todos sus predecesores, François Hollande se siente obligado a afirmar a principio de su mandato su determinación para terminar con las prácticas postcoloniales. Como François Mitterrand, que destituyó a finales de 1982 al ministro de cooperación inicialmente encargado de llevar a cabo esta ruptura (Jean-Pierre Cot), François Hollande inicia clásicamente su mandato estableciendo las bases de una nueva relación pero sin que eso modifique el objetivo fundamental de asegurar la continuidad de la presencia francesa en África. De la misma manera que durante el tiempo de François Mitterrand, la “voluntad de renovar (la) colaboración entre Francia y África” (discurso de Dakar del 12 de octubre 2012) va a la par de la afirmación de que “Francia no sería completamente ella misma ante los ojos del mundo si renunciara a estar presente en África” (F. Mitterrand, XVIII conferencia de jefes de Estado de Francia en África, 8 de noviembre de 1994). Ciertamente esta presencia en África ha cambiado de forma y el tiempo de los acuerdos secretos de defensa ha sido revolucionado. Por lo tanto, Francia se considera siempre garante de la seguridad de los Estados bajo su influencia y no hay presidente de la Quinta República que no haya estado asociado a dos o tres intervenciones armadas en los antiguos territorios de la Unión Francesa. Sin embargo es necesario remarcar que, François Hollande es más rápido que cualquiera de sus predecesores en autorizar una intervención sobre suelo africano. Valery Giscard d’Estaing en efecto lanzó la operación Lamentin en Mauritania en 1977, tres años después de su llegada al poder. En cuanto a François Mitterrand, él intervino por primera vez en Chad, más de dos años después de su entrada al Elíseo (operación Manta de agosto 1983). Por su parte, Jacques Chirac autorizó la operación Aramis en Camerún en febrero 1996, nueve meses después de su elección. Finalmente, Nicolas Sarkozy decidió la intervención en la batalla de Yamena en febrero 2008 (igualmente nueve meses después de su elección) tanto para apoyar el régimen de Idriss Déby como para organizar la evacuación de los ciudadanos europeos de la capital de Chad.
Marco teórico
Aunque hoy está descartado que soldados franceses puedan participar en esta operación – nos demandamos ¿cómo serán garantizados el apoyo y la logística? – la pregunta sigue siendo si es posible concebir una guerra que continúe siendo limitada para Francia mientras que sus adversarios establecerán inevitablemente una guerra total. En otros términos, ¿la perspectiva clausewitziana de la guerra total está superada? Los nuevos cuestionamientos a la guerra de Clausewitz no aparecieron en los años post Guerra Fría. Para convencerse es suficiente regresar a los debates de los años 60 y 70 sobre el impacto de lo nuclear en una época en la cual la doctrina Malenkov excluía la posibilidad de recurrir a la guerra entre actores que poseían armas nucleares. Ya en esta época nos podíamos preguntar si los riesgos conceptuales de “ llegar a los extremos » no volvían caduco el marco de Clausewitz mientras que la sola guerra posible debía ser empujada a la periferia del sistema estratégico central. La literatura que desde 1990 ha retomado este tema debe entonces, a pesar de su interés, ser abordada conservando de manera central el carácter recurrente de este cuestionamiento.
En 1991 apareció La Transformación de la Guerra de Martin Van Creveld. Para el historiador israelí, la trinidad de Clausewitz (personas, armas, gobierno) había dejado de funcionar, pero los ejércitos occidentales continuaban queriendo considerar a sus adversarios a su imagen (mirror image) lo que los condenaba a considerarlos como salvajes. Yendo aún más lejos en el distanciamiento con el análisis de Clausewitz, John Keegan consideraba en 1993 en su History of Warfare que el hombre no es de ningún modo un animal político razonable ya que la guerra revela ante todo sus instintos. Desde una perspectiva más socio-económica, Mary Kaldor analizaba en 1999 las nuevas guerras (New and Old War, 1999) bajo un ángulo de triple ruptura. En primer lugar, su objetivo apunta a asegurar la movilización política sobre la base de las identidades. En segundo término, el terror y la violación masiva de los derechos humanos reemplaza las tácticas convencionales. Finalmente, los actores son al mismo tiempo globales y locales, públicos y privados e interactúan a escala mundial. El éxito de las reediciones (en 2005 en Estados Unidos y en 2008 en Francia) de Galula, teórico francés de la contra insurrección se inscribe en este conjunto de cuestionamientos sobre el análisis de Clausewitz, la contra insurrección busca asegurarse la victoria ganando “ los corazones y los espíritus », mostrándose mesurados en el uso de la fuerza.
Análisis
La actual puesta en duda de la contra insurrección – lo que se traducirá inevitablemente por el abandono programado del concepto de “guerra asimétrica” – se explica por las tres trampas que están relacionadas con la noción de “guerra limitada”.
En primer lugar, la guerra es una prueba de voluntad. Las dos partes comprometidas en este tipo de conflicto no son animadas por el mismo deseo de vencer. Paradójicamente, la asimetría de medios juega en favor del más débil que se beneficia de la asimetría de voluntades. Amenazado de perderlo todo, él se ve envuelto en una “guerra total” como la razón más fuerte en términos de “guerra limitada”. Así, “es el adversario el que hace la ley del otro” (Clausewitz), se entiende en consecuencia que el más fuerte – que duda ante todo llegar a los extremos – repudiará conformarse con esta regla inmutable de la guerra que determina un vencedor y un vencido.
Esta renuencia precipita entonces el segundo engaño teorizado por Mao: “la certeza del éxito de los estados fuertes los empuja a la escalada para alcanzar los objetivos bajo el riesgo de perder poblaciones o incluso parecer incompetentes”. Dado que el más débil dicta su ley al más fuerte, este último está fatalmente inmiscuido en una guerra que no es capaz de ganar. Para los ejércitos regulares, la violencia debe en efecto ser enmarcada por el jus in bello. A la inversa, las fuerzas irregulares buscan usar pocos de sus soldados y se sirven de la población civil como escudo. Por ejemplo, ellos los secuestran para forzar al adversario a la culpa. Pudiendo aceptar pérdidas no consideradas, las fuerzas rebeldes condenan a sus adversarios a la defensiva que es, lo mejor, el medio de no perder, pero que no da ninguna garantía de ganar. Finalmente, los objetivos de guerra de las fuerzas implicadas no son idénticos. Como lo constataba Raymond Aron, el más fuerte “tiene la voluntad de vencer, la parte rebelde de no dejarse eliminar o exterminar […] basta a los rebeldes de no perder militarmente para ganar políticamente”. Por lo tanto, se abre una guerra de desgaste que raramente se vuelve en favor de los ejércitos regulares cuando, cansados por las expediciones tanto lejanas como costosas, las opiniones públicas imponen un retiro sin gloria, ni victoria.
Como lo indica el autor, De la Guerra, “no sabríamos introducir un principio moderador en la filosofía de la guerra sin cometer un absurdo”. Los autores de los “horrores actuales” (discurso de Dakar del 12 de octubre 2012) y otros rebeldes, terroristas e insurgentes, piratas y asociados (nombres tomados del vocabulario colonial) tendrán como objetivo demostrar ya sea la inhumanidad o la irresolución de sus adversarios. Entre esos dos males, nosotros no podemos actualmente hacer otra cosa que elegir la segunda (lo absurdo de Clausewitz), lo que augura un mal al compromiso en preparación.
Referencias
Keegan John, Histoire de la Guerre : du Néolithique à la Guerre du Golfe, Paris, Dagorno, 1996, 497 p.
Kaldor Mary, New and Old Wars – Organized Violence in a Global Era, Stanford University Press, 2007, 2° éd., 231 p.
Van Creveld Martin, La Transformation de la Guerre, Editions du Rocher, 1998, 318 p.
Oct 5, 2012 | Defensa, Diplomacia, Norte-Sur, Passage au crible (espagnol), Seguridad
Por Josepha Laroche
Traducción: Ulises Aquino
Passage au crible n°75
Pixabay, Téhéran
Del 26 al 31 de agosto 2012, Teherán fue sede de la XVI cumbre del Movimiento de Países no Alineados (MPNA) que cuenta al día de hoy con 120 países miembros. Durante esta reunión en la cual han participado 35 Jefes de Estado y de Gobierno, la República Islámica de Irán ha tomado la presidencia del MPNA por los siguientes tres años.
En esta ocasión, Teherán ha llevado a cabo una vasta operación diplomática y mediática destinada a romper su aislamiento sobre la cuestión nuclear y a suscitar apoyos con respecto a su política pro-siria. Entre los presentes a esta reunión se encontraban, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon – a pesar de las fuertes dudas de Washington – los Presidentes y Secretarios Generales de la Liga Árabe, de la OCI (Organización de la Conferencia Islámica) y la UA (Unión Africana) así como el presidente ruso Vladimir Putin (Rusia país invitado) y los presidentes latinoamericanos Hugo Chávez (Venezuela), Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador) y Michel Temer, vicepresidente de Brasil, país con estatus de observador.
> Contexto histórico
> Marco teórico
> Análisis
> Referencias
Contexto histórico
Recordemos que el MPNA surgió en septiembre de 1961, durante la conferencia de Belgrado. Tres jefes de Estado, el mariscal Tito (República Federativa Socialista de Yugoslavia), el coronel Nasser (República Árabe Unida/ Egipto) y Nehru (República India) jugaron un rol particularmente determinante en la creación de esta organización y aun mayor en su formación doctrinal. Se trató fundamentalmente de formar su doctrina sobre dos pilares: por una parte el anticolonialismo y por la otra la oposición a la bipolaridad. Dicho de otra manera, los no alineados (NA) se definían exclusivamente con respecto al conflicto este-oeste porque frente a la división norte-sur, los Estados miembros del MPNA se reconocen siempre – de acuerdo con la conferencia de Bandung (1955) – como los representantes y voceros del sur contra el norte.
A la vez, se negaron desde el principio a construir una estructura permanente que se convirtiera en detentora del monopolio de la formulación y la representación de los NA y, establecer así una política no alineada única y uniformada. Desde su fundación, el MPNA adopta un carácter pragmático que consiste en rechazar los sistemas de alianzas en general y los dos bloques en particular, explotando los antagonismos que existían entre los diferentes actores estatales en el marco de una política activa de mediación y de oscilación.
Así será hasta el fin de la Guerra Fría. Pero después de la implosión de la Unión Soviética y la desaparición del Bloque del Este, simbolizado por el desmantelamiento del COMECON y del Pacto de Varsovia como por la desaparición de las democracias populares de Europa Central y Oriental, el MPNA pierde lo esencial de su razón de ser. Desde entonces, ha registrado una seria decadencia. Característica fundamental de su identidad, el equilibrio del terror que estructuraba hasta ese momento las relaciones internacionales, ¿no ha cedido el lugar a una configuración mundial más fluida y caótica, desprovista de todo nexo conceptual con el NA? El movimiento conoció de esta forma varios años de atonía política y de eclipse mediático. Así, el gobierno de Teherán intenta a partir de ahora poner fin a esta situación, trabajando para otorgarle nuevamente el aura perdida desde hace algún tiempo.
Marco teórico
1. Evitar la diplomacia coercitiva establecida por los occidentales. El objetivo de una diplomacia coercitiva no consiste en ocupar un territorio, asediar a un enemigo o causarle las mayores pérdidas posibles, ver destruirlo. Al contrario, el uso de una posible coerción busca simplemente impulsar las negociaciones y regateos necesarios para concretar de la manera más rápida posible una solución pacífica. En otros términos, se trata de un poder de regateo. “El uso de la diplomacia, una diplomacia viciosa, pero una diplomacia todavía” (Thomas Schelling).
2. Suscitar una línea diplomática antioccidental. Para hacer fracasar la política de exclusión de la cual es objeto, el Irán de los Mollahs intenta federar los países miembros del MPNA alrededor de su visión obsidional y fundamentalmente antioccidental.
Análisis
La diplomacia coercitiva utilizada desde hace varios años por los países occidentales contra la República Islámica de Irán, busca sancionar el desarrollo clandestino de su programa nuclear, que viola flagrantemente el TNP (Tratado de no Proliferación, 1968) del cual forma parte este país. El rechazo persistente de Irán a suspender sus actividades nucleares sensibles, así como la de otorgar información sobre su programa nuclear han sido confirmados por múltiples reportes de la AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica). Igualmente, el Estado iraní se ha negado de manera reiterada a las proposiciones de negociar con los Seis (E3+3 : Alemania, Francia, Reino Unido + Estados Unidos, China y Rusia). Este bloqueo sistemático no ha dejado otra opción al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que acentuar la presión ejercida sobre Teherán y establecer sanciones (Comité de Sanciones contra Irán creado por la Resolución 1737 de la ONU). Así, por ejemplo, un severo dispositivo de embargo elaborado por los Estados Unidos y la Unión Europea ha sido establecido para aumentar la presión sobre el BCI (Banco Central Iraní) e imponer al gobierno iraní el abandono de un programa de armamento nuclear.
Frente a esta coerción de la ONU, Irán ha elaborado una respuesta en el marco del Movimiento de los Países no Alineados que consiste en hacer respaldar sus posiciones por representantes de un gran número de Estados. Teherán por ejemplo ha obtenido que la declaración final del MPNA apoye su interpretación de la cuestión nuclear, objeto de un litigio verdaderamente pesado. Dicho de otra manera – y contra el punto de vista unánime de todos los expertos – la República Islámica triunfó en hacer valer la declaración según la cual su programa nuclear tiene únicamente finalidades civiles. Por otra parte, obtuvo de los participantes el reconocimiento a manejar el ciclo nuclear completo. Así, esta toma de posiciones viene a transgredir abiertamente la prohibición puesta a Irán por los occidentales y la ONU de terminar su programa de enriquecimiento, prohibición a la cual incluso Rusia y China se han sumado.
Por lo tanto, ¿podemos considerar que se trata de un verdadero éxito diplomático obtenido por Irán, éxito que podría permitirle evitar – en un futuro próximo y en el largo plazo – el ostracismo del cual es objeto? Ciertamente no, por dos razones. En primer lugar, su preocupación política de unificar el MPNA bajo su autoridad es una simple postura y un anuncio efímero como han mostrado las divisiones sobre el asunto sirio; el presidente egipcio Mohamed Morsi no duda en oponerse públicamente a las posiciones iraníes. En segundo lugar, el MPNA ha permanecido prolongadamente debilitado desde el fin de la Guerra Fría. Actualmente pareciera más una concha vacía que una punta de lanza. De hecho, no corresponde más a la nueva estructura internacional porque la escena mundial está hoy en día cubierta por innumerables flujos transnacionales y moldeada por interacciones complejas en las cuales lo interestatal no predomina más. Finalmente el MPNA se ha convertido en un movimiento anacrónico y, a este respecto, desprovisto de crédito. Entonces, ¿cómo un Estado sin credibilidad puede esperar reconocimiento alguno?
Referencias
Hassner Pierre, “Violence, rationalité, incertitude: tendances apocalyptiques et iréniques dans l’étude des conflits internationaux”, RFSP, 14 (6), déc. 1964, pp. 1019-1049.
Levy Jack, “Prospect Theory, Rational Choice and International Relations”, International Studies Quarterly, 41 (1), 1997, pp. 87-112.
Schelling Thomas, Arms and Influence, New Haven, Yale University Press, 1966.
Willetts Peter, The Non-aligned Movement: the Origins of a Third World Alliance, Londres/New York, F. Printer, 1978.
Sep 15, 2012 | Bienes públicos mundiales, Cultura, ONU, Passage au crible (espagnol)
Por Alexandre Bohas
Traducción : Ulises Aquino Jiménez
Passage au crible n°74
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El saqueo de los mausoleos musulmanes perpetrados en Mali en 2012 por extremistas religiosos ha generado consternación a nivel mundial. Dada esta unanimidad sin efecto alguno, es importante examinar la especificidad de los bienes comunes de orden cultural que exigen una gobernanza renovada.
> Contexto histórico
> Marco teórico
> Análisis
> Referencias
Contexto histórico
El 4 de mayo de 2012 las tumbas de Tombuctú – catalogados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad – fueron destruidas por islamistas que juzgan la cultura de los santos musulmanes contraria al islam fundamentalista al cual pertenecen. Estos abusos se cometieron a pesar de la declaración de dichos monumentos como sitios en peligro, y la condena de estos actos por numerosos países y organizaciones internacionales tales como la UNESCO o la Corte Penal Internacional.
Recordemos que el norte de Mali, incluyendo las ciudades de Gao, Tombuctú et Kidal, están ocupadas después de varios meses por grupos armados, quienes han entrado en rebelión el 17 de enero de 2012. Estos últimos se componen de una alianza heterogénea de movimientos islámicos tales como Ansar Eddine, AQMI (Al Qaeda en el Magreb Islámico), y el MUJAO (Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental), así como los Tuaregs del MNLA (Movimiento Nacional de Libración del Azawad), excluidos de esta coalición poco después.
Para realizar su conquista territorial, los rebeldes se han apoyado en las demandas particulares de poblaciones autóctonas y las ganancias del comercio ilícito combinadas con la ausencia del Estado en la región y el caos reinante en Libia. Posteriormente han podido progresar rápidamente gracias a la desorganización y los motines al interior de las fuerzas gubernamentales de Bamako.
Marco teórico
La particularidad de ciertos bienes comunes (global commons). Contrariamente a los bienes públicos mundiales, estos pueden ser objeto de rivalidades y se caracterizan por su no exclusividad. Con el proceso de globalización cubren paulatinamente más ámbitos que aquel de lo cultural, donde están doblemente amenazados. En primer lugar, ellos cuentan con los elementos de «pasajero clandestino» (Marcur Olson) y las lógicas sub-óptimas de intereses propios (Garret Hardin). Como testimonio de una diversidad cultural y manifestación de una comunidad universal en formación, ellos simbolizan una visión del mundo que no comparte numerosos actores económicos, sociales y religiosos y a los cuales estos se oponen.
La inadecuación de las instituciones en el contexto post-westfaliano. Los organismos internacionales se muestran obsoletos en el contexto “post-westfaliano” (Richard Falk). El proceso de globalización que hace vacilar el sistema estatal establecido por los Tratados de Westfalia (1648), da lugar a una compresión del espacio-tiempo (David Harvey), una interconexión cada vez mayor (David Held), una diseminación de la autoridad (Susan Strange) al mismo tiempo que una pluralización de las esferas y de los actores mundiales (Philip Cerny). La preponderancia de violencias no estatales e identitarias, así como la emergencia de territorios que escapan a toda estructura política, testifican la incapacidad interestatal para resolver problemas mundiales. Está de más decir que muestra como caduco el conjunto de instancias fundadas sobre los Estados soberanos.
Análisis
Presumiendo la existencia de una proto-comunidad de orden planetario, los teóricos de las Relaciones Internacionales concibieron de manera formal los mecanismos institucionales y jurídicos en vista de una gobernanza global (David Held). A este respecto, los bienes comunes de tipo cultural reenvían a la definición substancial de este último. También, la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial adoptada el 16 de noviembre de 1972 bajo el auspicio de la UNESCO, reconoce “el interés excepcional que necesita la preservación [de ciertos bienes] como elementos del patrimonio de la humanidad en su conjunto [y] la importancia que presenta, para todos los pueblos del mundo, la salvaguardia de esos bienes únicos e irremplazables a cualquier pueblo que pertenezcan”[1] . En marzo 2012, se contaba con 189 Estados que la habían ratificado, así como 774 artefactos clasificados en esta lista. El comité ad hoc menciona en su Estrategia Global la búsqueda de una clasificación que refleje en primera instancia “la diversidad de tesoros culturales […] de nuestro mundo […] reconoce y protege los sitios que son pruebas excepcionales de las interacciones […]entre los seres humanos, de la coexistencia cultural, de la espiritualidad y de la expresión creadora”[2] . Así, esta política patrimonial induce un reconocimiento de valores universales y de un bien común en la escala humana. Sin embargo, las transformaciones integradoras se acompañan de una fragmentación que provoca el retorno de lógicas maniqueístas y de fricciones identitarias y religiosas. La locura destructiva manifestada en Tombuctú, “la ciudad de los 333 santos”, sirve para ilustrarlo.
Encargados de “asegurar la identificación, protección, conservación, valoración y transmisión a las generaciones futuras del patrimonio cultural y natural”, los Estados ocupan un rol central para tratar cuestiones plenamente mundiales[3]. Esta visión estatocéntrica se funda bajo la hipótesis realista que ellos siguen siendo capaces y legítimos para resolver estas situaciones. Ahora bien, en nuestros días, este marco teórico aparece sobrepasado mientras la dimensión no estatal de las relaciones internacionales se evidencia. En este contexto, el failed state maliense se encuentra emblemático de territorios donde una miríada de redes incontrolables de todo tipo, económico, criminales y religiosos continúan enredados en el comercio de mercancías lícitas e ilícitas, contrabando, y migraciones clandestinas.
En consecuencia, constatamos el relativo fracaso de las intervenciones estatales. En efecto, las alertas de la UNESCO sobre la degradación de ciertos monumentos se multiplican mientras que las movilizaciones contra la destrucción inminente de sitios continua vana. Además del caso de Mali, citemos los Budas de Bamiyán destruidos en Afganistán por los talibán en marzo 2001. Agreguemos que en el futuro estas dificultades no pueden más que agravarse en razón de las carencias gubernamentales y de las exacerbación de las identidades que provoca la globalización. Subrayemos finalmente cuanta falta hacen los instrumentos de una gobernanza cosmopolita para llegar a una clasificación consensual de este patrimonio común, a su apropiación mundial y a su promoción. No pudiendo ser dejados ni a los organismos de mercado, ni a los organismos intergubernamentales, su definición y preservación constituyen hoy un desafío porque el aporte simbólico y el impacto sobre el saber de este reconocimiento se enfrentan a las concepciones anti universalistas transmitidas por instituciones arcaicas.
Referencias
Chirac Jacques, Diouf Abdou, “Urgence à Tombouctou. Il faut sauver la paix au Sahel”, Le Monde, 16 juillet 2012.
“Conseil de paix et de sécurité de l’Union africaine – Les crises malienne et soudanaise préoccupent”, All Africa, 18 juillet 2012.
Cerny Philip, Rethinking World Politics: A Theory of Transnational Neopluralism, Oxford, Oxford University Press, 2010.
Falk Richard, “Revisiting Westphalia, Discovering Post-Westphalia”, The Journal of Ethics, 6 (4), Dec. 2002, pp. 311-352.
Grégoire Emmanuel, Bourgeot André, “Désordre, pouvoirs et recompositions territoriales au Sahara”, Hérodote, (142), mars 2011, pp. 3-11.
Hardin Garrett, “The Tragedy of the Commons”, Science, 162 (3859), Dec. 1968, pp. 1243-1248.
“La folie destructrice d’Ansar Dine”, Al-Ahram Hebdo ,19 juillet 2012.
Harvey David, The Condition of Postmodernity : An Enquiry into the Origins of Culture Change, Cambridge, Blackwell, 1990.
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UNESCO, Stratégie Globale, 1994, consultable à la page web : http://whc.unesco.org/fr/strategieglobale.
[1]. UNESCO, Convention pour la protection du patrimoine mondial culturel et naturel, Adoptée par la Conférence générale à sa 17e session à Paris le 16 novembre 1972, consultable à l’adresse suivante http://whc.unesco.org/,p. 1.
[2]. UNESCO, Stratégie Globale, 1994, consultable à la page web : http://whc.unesco.org/fr/strategieglobale.
[3]. UNESCO, Convention, op. cit., p. 3.
Sep 7, 2012 | Norte-Sur, Passage au crible (espagnol), Salud pública mundial
Por Clément Paule
Traducción : Daniel Del Castillo
Passage au crible n°73
Source : Wikipedia
Del 20 al 27 de julio de 2012, cerca de 24 000 personas provenientes de 183 países participaron en la 19na Conferencia Internacional sobre el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), organizada en Washington por la International AIDS Society (IAS). Este coloquio, que se lleva a cabo cada dos años desde 1994, fue el marco para numerosas actividades, ya sea que se trate de talleres científicos, intervenciones de tomadores de decisión, o manifestaciones artísticas que apuntan hacia la sensibilización de la opinión pública sobre la pandemia del VIH (Virus sobre la Inmunodeficiencia Humana)/SIDA. Si bien la enfermedad provocó 30 millones de decesos en tres décadas, esta cumbre fue considerada como un éxito, en la medida que la posibilidad de poner fin a esta calamidad en un futuro próximo fue seriamente evocada. Parece claro que estas perspectivas relativamente optimistas – afirmadas explícitamente en el slogan “cambiando la tendencia juntos” (turning the tide together) – se apoyan en los avances decisivos a nivel técnico, mientras que la crisis financiera frena a los donantes. Desde entonces, se han realizado sucesivos llamados a la movilización con el fin de agrandar el acceso a los tratamientos para el 97% de los enfermos que viven en los países de renta débil o intermediaria, al mismo tiempo para intensificar los esfuerzos de la investigación médica.
> Contexto histórico
> Marco teórico
> Análisis
> Referencias
Contexto histórico
Después de la identificación y el aislamiento del virus a principios de los años ochenta, numerosos Estados establecieron programas de acción pública dirigidos a controlar la epidemia. Usualmente criticadas por su carácter excluyente, incluso estigmatizador – como los procedimientos de puesta en cuarentena – estas iniciativas locales se revelaron ineficaces para contener el VIH/SIDA: en las décadas siguientes éste se convierte en una pandemia. Al término de lo cual, la lucha contra este desastre sanitario toma forma a escala mundial, lo que ilustra la creación de dispositivos institucionales a la manera del Programa de las Naciones Unidas para el VIH/SIDA (ONUSIDA) en 1995. Simultáneamente, recalquemos la multiplicación de los movimientos asociativos – como Sidaction o AIDES en Francia –, ya que algunos consiguen internacionalizarse, siguiendo la estampa de ACT UP (AIDS Coalition to Unleash Power). Por su parte, los Estados no permanecen al margen e instauran diversos mecanismos de cooperación, con la finalidad de reducir la mortalidad en las regiones más gravemente afectadas, sobre todo en África Subsahariana. En este sentido, el Pepfar (President´s Emergency Fund for Aid Relief), creado por George W. Bush en 2003 y dotado de varios miles de millones de dólares, se presenta como la más grande intervención estatal en materia de salud mundial. En esta misma lógica, UNITAID es lanzado en 2006 con el objetivo de facilitar la compra de tratamientos médicos para los Países en Vías de Desarrollo (PVD); a partir de un impuesto de solidaridad tomado sobre los tiquetes de avión aplicado en unos treinta países. Observemos finalmente la aparición de estructuras público-privadas, como el Fondo Mundial de Lucha Contra el Sida, la Tuberculosis y el Paludismo en 2002. Este instrumento financiero fue el encargado de centralizar y distribuir los financiamientos dedicados a las actividades anti-VIH/SIDA.
En el corazón de esta arquitectura compleja, el IAS – fundada en 1988 – agrupa más de 16 000 miembros, entre los cuales numerosos investigadores y profesionales de la salud especialistas en el virus. Esta asociación con fines no lucrativos, se impuso como detentora de una experticia multiforme de primer plano: así lo muestra la reciente nominación de Françoise Barré-Sinousi – Premio Nobel de Medicina en 2008 – a la presidencia de la organización. En este concepto, las IAC (International AIDS Conference) juegan un rol primordial en la medida que estas manifestaciones permiten hacer públicos los últimos descubrimientos científicos sobre la enfermedad, al mismo tiempo que vuelven a activar la movilización internacional y atraen a los inversionistas. De igual modo, la escogencia de este escenario para anunciar la posibilidad de atajar la pandemia se revela muy significativa a nivel simbólico, además que esta posición se apoya sobre los considerables avances técnicos. Citemos el paciente de Berlín quién fue presentado como el primer caso de cura del SIDA, después de un trasplante de médula ósea en 2007. Conviene finalmente recordar que 34 millones de personas vivirían hoy en día con VIH y que únicamente 54% de los 15 millones de enfermos – ya sea cerca de 8 millones de individuos – se encontrarían beneficiados por tratamientos antirretrovirales. Además, las estimaciones de las Naciones Unidas indican que 2,7 millones de nuevas infecciones se habrían producido en 2010 – lo cual marca una disminución de 20% desde el 2001 – mientras que la cantidad de decesos relacionados con el virus se elevaría a 1,8 millones de personas, para el mismo período.
Marco teórico
1. La gobernanza mundial de la salud en acción. Esta conferencia deja entrever un conjunto de alianzas congregadas alrededor de un problema público mundial determinado, en este caso la pandemia del VIH/SIDA. Es importante sin embargo explorar las líneas de tensión en este espacio que agrupa actores con status y capitales heterogéneos, lo cual tiene incidencias en la administración internacional de la calamidad.
2. Avances científicos vs. lógicas socio-económicas. Si bien los progresos de la investigación sobre el virus permiten avistar desde ahora su desaparición, la mayor parte de los participantes convergen en que un enfoque estrictamente técnico resulta insuficiente. En efecto, la enfermedad se encuentra profundamente encastrada en relaciones sociales a diferentes escalas, que van desde la desigualdad Norte/Sur hasta estigmatizaciones moralizantes.
Análisis
En primer lugar, recalquemos la diversidad de los colaboradores del evento: al lado de los personajes políticos – la Secretaria de Estado Hillary Clinton, el ex presidente Bill Clinton o el vice-presidente sudafricano Kgalema Motlanthe – figuraban artistas como Elton John, funcionarios internacionales – el presidente del Banco Mundial Jim Yong Kim y el director ejecutivo de ONUSIDA Michel Sidibé – hombres de negocios – Bill Gates – así como científicos de renombre. Esta movilización multisectorial ilustra la coexistencia gradual de actores estatales o interestatales con el incremento de poder de los interventores no-gubernamentales, especialmente las multinacionales y las fundaciones privadas. Mencionemos en este aspecto el multi-posicionamiento de individuos como el ex presidente Bill Clinton, quién negoció con las compañías farmacéuticas la reducción de los precios de ciertos tratamientos. Sin embargo, el papel creciente de los filántropo-capitalistas – a la manera de la Fundación Gates que invirtió un total de 2,5 millones de dólares contra el VIH – y de muchos Estados del Sur, no es suficiente para contrarrestar la falta de compromiso de los países donantes, en un contexto de austeridad. ONUSIDA estima que este déficit se eleva a 7 mil millones de dólares, destinados a objetivos tres veces superiores en el horizonte de 2015. Sobre todo cuando Barack Obama, por lo demás ausente en la conferencia, anunció recortes presupuestales en el Pepfar a partir de 2013.
A pesar de estas dificultades, los resultados de la investigación se vislumbran prometedores según la iniciativa Towards an HIV Cure, incentivada por el IAS, mientras que los indicadores sanitarios parecen mejorar. Si bien el descubrimiento de una vacuna no parece estar aún a la orden del día, nuevas perspectivas fueron consideradas para perfeccionar las terapias existentes, cuyos costos fueron reducidos. Citemos el caso de Truvada, tratamiento profiláctico que disminuye el riesgo de contagio – en el 90% de los casos, con toma diaria del medicamento – después de un encuentro sexual de alto riesgo; fue aprobado por la FDA (Food and Drug Administration) bajo el auspicio de la IAC. Empero, esta última innovación suscitó la inquietud de asociaciones como ACT-UP, que evocó potenciales efectos perversos del producto en materia de prevención. De manera más general, la implementación de estas técnicas permanece en el centro de las controversias; al igual que las lógicas sociales en las cuales se inscribe la pandemia, siguen siendo complejas.
De esta manera, a pesar de las repetidas denuncias por la estigmatización de la cual son víctimas las personas infectadas por el virus, una buena cantidad de militantes del Sur no pudieron obtener el visado necesario para trasladarse a Washington. La administración norteamericana rechazó en efecto las solicitudes de los trabajadores (ras) del sexo – sex workers – quienes decidieron organizar simultáneamente una contra-cumbre en Kolkata, India. Agrupando cerca de mil manifestantes, este evento paralelo – nombrado Sex Workers Freedom Festival – se impuso como objetivo reclamar la inclusión y participación de estas poblaciones particularmente vulnerables, en los procesos de toma de decisión en la lucha contra el VIH/SIDA. La iniciativa fue apoyada por el director ejecutivo de ONUSIDA, quien recordó que menos del 1% de los financiamientos internacionales estaba consagrado a los sex workers, siendo que éstos últimos constituían uno de los grupos más afectados por la enfermedad. Además, los protestatarios denunciaron las condiciones ligadas a los fondos distribuidos por Pepfar, que requiere la firma de una cláusula anti-prostitución por parte de las organizaciones que subvenciona. Este ejemplo nos muestra, más allá de la tecnificación de las respuestas, la dificultad para finalizar con una pandemia cuya dimensión política se revela omnipresente.
Referencias
Dixneuf Marc, « La santé publique comme observatoire de la mondialisation », in : Josepha Laroche (Éd.), Mondialisation et gouvernance mondiale, Paris, PUF, 2003, pp. 213-225.
Site de la 19e Conférence Internationale sur le sida : http://www.aids2012.org [20 août 2012].
UNAIDS, UNAIDS Guidance Note on HIV and Sex Work, avril 2012, consultable à l’adresse: http://www.unaids.org [21 août 2012].
UNAIDS, Together We Will End AIDS, 18 juillet 2012, consultable à l’adresse: http://www.unaids.org {25 août 2012].