PAC 93 – El intervencionismo simbólico de la Diplomacia Nobel El Nobel de la Paz atribuido a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ)

Por Josepha Laroche

Traducción: Daniel Del Castillo

Passage au crible n°93

OIACSource : Wikipedia

Mientras que desde hace varias semanas, todos los medios internacionales esperaban que la joven militante paquistaní Malala Yousufzai fuera la próxima ganadora; fue finalmente la OPAQ la que recibió, el viernes 11 de octubre, el Premio Nobel de la Paz 2013. Sin embargo, contrariamente a lo que anticipaban de manera imprudente numerosos comentadores, no hay motivo para sorprenderse por tal consagración, y menos aún para denunciar una supuesta desviación de las atribuciones. Al contrario, la nobelización de esta organización recalca una vez más la gran coherencia de la Diplomacia Nobel.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

La OPAQ entró en vigor el 29 de abril de 1997, para vigilar el respeto de la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas, firmada en 1993. En este sentido, la Convención tiene como misión impedir la fabricación y el almacenamiento de armas químicas. De la misma manera, esta debe verificar la destrucción de arsenales existentes, cuando ciertos Estados se comprometen con anterioridad a eliminarlos, así como debe asegurarse que esta destrucción sea irreversible.

Basada en La Haya, la OPAQ cuenta actualmente con 189 Estados Miembros, que representan aproximadamente el 98 % de la población mundial. Corea del Norte, Egipto, Angola y Sudán del Sur no firmaron el tratado de prohibición, mientras que Birmania e Israel, por su parte, lo firmaron pero no lo ratificaron. En cuanto a Siria, este solo adhirió al dispositivo hasta septiembre pasado. Desde entonces, el país remitió un inventario de su arsenal químico a la organización internacional, la cual ya comenzó su misión sobre el territorio sirio. Es igual a afirmar que, el reciente Premio Nobel de la Paz juega actualmente un papel clave en el desmantelamiento del arsenal químico poseído por Siria y, en consecuencia, en el conflicto que se lleva a cabo allí.
Si bien interviene frecuentemente en el centro de los conflictos, la acción de la OPAQ había permanecido muy poco mediática hasta ahora. Pero ya ha intervenido en una buena cantidad de escenarios. De esta manera, recordemos que, desde 1997, esta instancia multilateral ha realizado 286 misiones de inspección en 86 Estados Miembros de la Convención, entre las cuales, 2.731 inspecciones relacionadas con la presencia de armas químicas. Sus inspectores destruyeron por ejemplo, en varios frentes, más de 58.000 toneladas de agentes químicos: ya sea que se trate de Irak, Libia, Rusia o también en los Estados Unidos. Recordemos que Albania e India destruyeron completamente sus reservas declaradas de armas químicas, desde que tomaron parte en el acuerdo por la desmilitarización.

Por primera vez en la historia del desarme multilateral, tenemos aquí una institución que funciona bien y logra establecer mecanismos de desarme internacional muy innovadores. En efecto, su cuerpo de inspectores verifica en los sitios de los acontecimientos, habitualmente dentro de una brevedad de tiempo, la realidad efectiva del compromiso de los Estados. Mientras que, durante la Guerra Fría, una buena cantidad de tratados fueron firmados en esta área, sin que fueran nunca respetados.

Marco teórico

1. La transferencia de la notoriedad mundial. Antes de su intervención sobre el tema sirio, especialmente después del ataque químico perpetrado el 21 de agosto de 2013, cerca de Damas, la OPAQ era completamente desconocida por el público en general. No obstante, esta ya trabajaba desde hacía varios años en misiones fundamentales. Al otorgarle el Premio de la Paz a la OPAQ, la Institución Nobel entonces escoge transmitirle el crédito y el aura de los cuales dispone. Le transfiere de esta forma la notoriedad mundial que representa, desde hace más de un siglo, su sistema internacional de gratificaciones. Al respecto, pone al servicio de su acción, una visibilidad mediática de la cual esta institución se encontraba hasta entonces desprovista.

2. La legitimidad de la injerencia diplomática. Muchos consideran que esta recompensa cauciona finalmente el régimen de Bashar Al-Assad, así como la instrumentalización de la OPAQ por Moscú. Por nuestra parte, insistimos en la voluntad del Comité de Oslo de invitarse por efracción, al lado de los Estados, para participar en High Politics. Al respecto, hace irrupción en el escenario mundial, al inmiscuirse en el tratamiento del conflicto sirio. Al tomar la decisión de rendir el homenaje a la seguridad colectiva y el multilateralismo; no solamente introduce estas nociones en la agenda internacional, sino que también se presenta – a través de ese golpe de fuerza simbólico – como un interlocutor obligado para con los Estados que toman parte en el conflicto. Simplemente, el Comité cuenta con la capacidad de alardear dicha intrusión diplomática, con toda la legitimidad de la cual fue dotado desde hace más de un siglo.

Análisis

Ciertamente, nos podríamos arrepentir porque la joven paquistaní Malala Yousafzai no fue recompensada. Ella simbolizaba, efectivamente, la lucha de las mujeres contra los talibanes, así como aquella a favor del derecho para todos a la educación. De igual forma, podríamos deplorar que el doctor Denis Mukwege, quien ayuda a las mujeres víctimas de violaciones en la República Democrática del Congo (RDC), no fuera nobelizado. Este ginecólogo congolés, cuyo sobrenombre es: « el hombre que repara a las mujeres », ha atendido desde hace más de quince años a 40.000 mujeres, víctimas de violaciones o violencias sexuales al Este del Congo. Ya había sido nobelizable el año pasado, acabando de escapar de muy cerca, a una tentativa de asesinato en octubre de 2012. No obstante, nada impide pensar que estas dos personas no se llevarán este trofeo en el futuro cercano, entretanto su perfil no corresponda con las exigencias del testamento que Alfred Nobel redactó el 27 de noviembre de 1895 y que ellos no correspondan con el dogma del Nobel. Pero el Nobel de la Paz no debe ser analizado con la vara ni de los criterios morales, ni de la denominada meritocracia. No nos equivoquemos, la cuestión se trata de lo político y siempre se ha tratado de esto. Más precisamente, hace referencia a una dinastía diplomática reiterada y reforzada a través de los premios. Así lo concibió el mismo Alfred Nobel. Contrariamente a lo que defienden muchos comentadores completamente errados, aquí no se trata de ninguna desviación de la Doctrina Nobel.

De hecho, desde que la decisión del Jurado Nobel favoreció al presidente Obama, se trata cada vez menos de recompensar una obra realizada. Esto no es nuevo, esta orientación siempre ha existido. Pero se confirma año tras año, que esta distinción mundial se encuentra preferiblemente al servicio de una ambición grandiosa: aquella de organizar el mundo, influyendo un camino en particular, y tratando sistemáticamente de tener un peso en la orientación de los grandes desafíos mundiales de la agenda política. Apropiándose de una ventana de oportunidad política, la institución irrumpe en la escena mundial de manera triunfante – a menos de creer en el diluvio de críticas que la acompañan – para influir en las grandes temáticas del momento con toda legitimidad. ¿Acaso no es portadora de valores universales que nadie pensaría en negarle? Esta busca entonces utilizar su notoriedad, para transmitir sus propias prioridades y valores, ahí dónde los Estados han venido demostrando, hasta este momento, su impotencia. Esta diplomacia, igual de innovadora como lo es de intervencionista, fundamentada en la política de injerencia, no se abstiene de implicar un riesgo para el Comité Nobel. Al invertir de tal manera en un proceso que ya está en curso, la institución confiere la orden de una misión al laureado, le da crédito y mandato para llevar a cabo efectivamente el proyecto del cual es portador. Sin embargo, tratándose de una obligación de resultado, luego de una carga para él, se trata aún más de una apuesta arriesgada para la institución, que compromete a largo plazo su capital de credibilidad.

Referencias

Laroche Josepha, Les Prix Nobel, sociologie d’une élite transnationale, Montréal, Liber, 2012.
Laroche Josepha, (Éd.), Passage au crible, l’actualité internationale 2009-2010, Paris, L’Harmattan, 2010, pp. 19-22 ; pp. 41-45.
Laroche Josepha, (Éd.), Passage au crible, l’actualité internationale 2011, Paris, L’Harmattan, 2012, pp. 47-52.

PAC 92 – La fragilidad política de una movilización transnacional sin coordinación La represión de las minorías sexuales por las autoridades rusas

Por Michaël Cousin

Traducción: Daniel Del Castillo

Passage au crible n°92

Pixabay

El 30 de junio de 2013, Vladímir Putin promulgó una ley sobre la « propaganda de las relaciones sexuales no tradicionales frente al menor ». Esta última pretende impedir a los militantes LGBTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales) utilizar el espacio público para reivindicar sus derechos, así como prohíbe « la difusión de cualquier información susceptible de despertar el interés de los menores para con este tipo de relaciones ». No obstante, esta nueva legislación produce como efecto la puesta en riesgo de la libertad de expresión y, de facto, de la libertad de prensa. Además, no solo sanciona a los ciudadanos rusos, sino que también se extiende a los extranjeros presentes sobre el territorio.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

El 27 de septiembre de 2012, una amplia mayoría del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) votó una resolución, motivada por Rusia, para la «promoción de los derechos humanos y las libertades fundamentales mediante un mejor entendimiento de los valores tradicionales de la humanidad: mejores prácticas ». Este documento pone de manifiesto la profunda aversión que Moscú ha desarrollado en contra de las personas LGBTI, así como es consecuencia del rechazo a la « Declaración sobre los Derechos Humanos, la Orientación Sexual y la Identidad de Género » que se dió en diciembre de 2008.

Sin embargo, durante la votación de esta nueva disposición, el Consejo encargó al Comité Consultativo de continuar investigando sobre el papel que juegan los valores tradicionales. Las conclusiones del reporte fueron publicadas en marzo pasado. En este documento, esta instancia de la ONU avisó claramente sobre el peligro de recurrir a los valores tradicionales, sobre todo cuando los Estados buscan sistematizar o discriminar a una fracción de su población. Pero esta advertencia no impidió que la Duma votara, tres meses después, un texto legislativo que pone en la mira a las relaciones homosexuales y bisexuales, calificadas como « no tradicionales », omitiendo al mismo tiempo los Derechos Humanos.

Múltiples actores intervinieron al respecto para ejercer presión sobre el gobierno de Moscú, solicitando, por ejemplo, al Comité Olímpico Internacional (COI) que respetase e hiciese respetar su Carta Magna, la cual contiene varios artículos que protegen la orientación sexual, así como la libertad de expresión. Sin embargo, en septiembre pasado, el Comité confirmó que no privaría a Rusia de la organización de los próximos Juegos Olímpicos (JO), los cuales deben llevarse a cabo en la ciudad de Sochi, del 07 al 23 de febrero de 2014. Esto, a pesar de la persistencia del gobierno ruso en aplicar sus disposiciones liberticidas antes, durante y después de los eventos olímpicos.

Por otro lado, Rusia fue escogida para organizar la Copa Mundial de Fútbol en 2018. Debería en consecuencia respetar el artículo tercero del Código de Conducta de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), el cual protege la orientación sexual de los participantes en este evento. En lo que a esto concierne, la FIFA solicitó al gobierno ruso que aclarara su ley. Paralelamente, otras iniciativas occidentales se alzaron para contradecirla. Mencionemos, por ejemplo, el boicot a los vodkas rusos en los bares y las discotecas gays; también la creación de una página en la red social Facebook, que milita a favor del boicot de los JO en Sochi. Frente a todas estas movilizaciones, el ministro ruso del Deporte, el Turismo y la Juventud, Vitali Mutkó, declaró en agosto de 2013, no sin un tinte de provocación, que: « entre más fuerte sea Rusia, más le disgusta a algunos. Somos simplemente un país único ». No obstante, sus propósitos realizan implícitamente una amalgama entre el sistema económico del país y la organización de su sociedad civil, particularmente con la orientación sexual de cada uno. En este caso, la homofobia de Putin se constituye como una extensión de aquella que ya reinaba bajo Stalin, cuando el régimen tomaba la homosexualidad como una enfermedad inherente a la burguesía y el capitalismo.

Marco teórico

1. La construcción a-histórica y embaucadora de los valores tradicionales. Los derechos históricamente construidos como universales, se encuentran hoy en día dirigidos al conjunto de las comunidades humanas, cualquiera que sea su cultura. Pero este principio mismo de uniformización es a menudo percibido erróneamente por las poblaciones. En efecto, estas últimas se sienten tanto más amenazadas en sus representaciones, que nuevas normas internacionales les han sido impuestas. Frente a esta sensación de pérdida de referentes, se constituyen fuerzas sociales que reinventan y exaltan los supuestos valores tradicionales. Desde luego, estos movimientos contestatarios se posicionan como los voceros de las poblaciones tradicionales que habrían sido, según ellos, despojadas de su identidad. Para legitimar su postura, se apoyan en una mitología de los orígenes, supuesta panacea a los problemas económicos, sociales y culturales inducidos por el proceso de la globalización.

2. La disparidad de las movilizaciones transnacionales. Las protestas transnacionales no emanan solamente de una buena cantidad de organizaciones, sino que también a veces surgen de simples individuos que constituyen redes. Aunque, si esta desmultiplicación de los interventores refuerza a veces la acción colectiva, la mayoría de las veces conlleva a declaraciones divergentes y desemboca frecuentemente en tensiones, e incluso conflictos. El movimiento transnacional se encuentra entonces tanto más debilitado.

Análisis

Si bien Rusia despenalizó definitivamente la homosexualidad en 1993, los homosexuales son considerados hoy en día primero y antes que todo como rusos, que como homosexuales reconocidos. En realidad, desde que la lucha global contra la homofobia alcanzó vuelo, y más aún, desde la promulgación de la « Declaración sobre los Derechos Humanos, la Orientación Sexual y la Identidad de Género », Rusia decidió – como muchos otros países – mantener en vigor las disposiciones de carácter homofóbico. Esta decisión no ha cesado de deteriorar la situación, que de por sí ya era precaria, de las personas homosexuales allí.

Sin duda alguna, estas políticas represivas implementadas por la autoridad establecida influencian los valores y las preferencias de los ciudadanos. De hecho, el gobierno ruso trata de evitar de esta manera cualquier debate sobre los problemas económicos y sociales, al designar víctimas propiciatorias asociadas con una globalización satanizada. Al respecto, podemos establecer una similitud con ciertos Estados africanos como Uganda, países donde las personas homosexuales serían « caucásicos » de los cuales habría que protegerse. Finalmente, estas disposiciones punitivas nos recuerdan que miles de homosexuales fueron enviados a los gulags bajo el régimen estalinista.
Con esta nueva ley, ni los periódicos ni las asociaciones militantes podrán de ahora en adelante mencionar la existencia de las minorías sexuales. Ahora bien, la sociedad civil se muestra ya bastante debilitada por el poder autocrático establecido, de tal manera que las asociaciones que defienden a los grupos de homosexuales disponen a partir de ahora de muy poco peso político frente a éste. Sobre todo, que los vínculos entre estas entidades locales y transnacionales siguen siendo frágiles. Ninguna coordinación fue por ejemplo establecida entre los boicots y las presiones sobre las decisiones del COI o de la FIFA. Del mismo modo, las peticiones y los « kiss-in » internacionales no se integraron en una lógica de contestación global. De esto resulta que, el movimiento transnacional se agota, lo cual explica que el COI haya en consecuencia decidido organizar los JO de invierno en Sochi, como se había previsto inicialmente. Solo falta aún la decisión de la FIFA.

Referencias

« Droits des LGBT et droits humains en Russie : l’inter-LGBT interpelle le Président de la République Française et appelle à participer au rassemblement du 13 Septembre sur le Parvis des Droits de l’Homme », Inter-LGBT, 04/09/2013, http://www.inter-lgbt.org/spip.php?article1203
Laroche Josepha, Politique Internationale, 2e éd., Paris, L.G.D.J, 2000
Siméant Johanna, « 6. La transnationalisation de l’action collective », in : Agrikoliansky Éric, Sommier Isabelle, Fillieule Olivier (Éds.), Penser les mouvements sociaux, Paris, La Découverte « Recherches », 2010, pp. 121-144.

PAC 91 – La insuficiente excepción cultural de frente a la comercialización mundial Las negociaciones transatlánticas sobre un próximo tratado de libre comercio

Por Alexandre Bohas

Traducción: Daniel Del Castillo

Passage au crible n°91

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Los debates transatlánticos sobre el libre comercio estuvieron marcados, en la primavera de 2013, por un nuevo bloqueo en el área cultural. Recientemente, un nuevo mano a mano se llevó a cabo durante las negociaciones sobre el proyecto de libre comercio entre Europa y Norteamérica. Siguiendo la insistencia de Estados como Francia, una restricción al dejar hacer, dejar pasar, fue finalmente reconocida una vez más.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

La reivindicación de una especificidad comercial tiene sus orígenes en Francia, en la discusión suscitada por los acuerdos Blum-Byrnes, firmados en 1946. Establecidos entre París y Washington, estos acuerdos ratifican el fin de las políticas francesas de apoyo cinematográfico, a cambio de la ayuda norteamericana prevista en el marco de la reconstrucción de la posguerra. En los años noventa, este tema de discordia transatlántica tuvo muchas repercusiones con ocasión de la Ronda de Uruguay y del AMI (Acuerdo Multilateral sobre Inversiones). Estas tensiones apuntan hacia dos enfoques opuestos del cine: uno que considera este último únicamente como un entretenimiento, otro para el cual el cine se inscribe completamente en el campo artístico.

Estas oposiciones conllevaron a la formación de una coalición transnacional a favor de la diversidad cultural, que agrupa tanto a Estados, como Francia o Canadá; además de actores no estatales, como los representantes de la sección audiovisual. Su acción se concentró primero en el reconocimiento de un régimen derogatorio al de la Organización Mundial del Comercio, lo cual autoriza los sistemas públicos de cuotas y el financiamiento en los sectores de la imagen. Enseguida, la coalición se empeñó en escribir este principio en el derecho internacional, con la firma de la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural en 2002, después, de la Convención sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales en 2005.

Marco teórico

1. La globalización de lo cultural puesta en duda. Si la globalización es entendida a partir de ahora como un proceso económico, social y político, su impacto sobre los hábitos y comportamientos sigue siendo disminuido, incluso ignorado, por el materialismo latente. Dicho impacto todavía es particularmente desestimado, a causa de las diferentes acogidas del fenómeno en cada sociedad (Liebes, Katz), la preponderancia atribuida a la comunidad nacional (Smith) y el desprecio por el poder de las narraciones económico-culturales. Además, este refuerzo de la interconexión cultural generada por las transformaciones estructurales de la esfera mundial, se traduce de manera discontinua en las prácticas, las ideologías comunes y, para algunos, en el aún frágil surgimiento, de un sentimiento de pertenencia al mismo planeta (Robertson, Beck).

2. La soberanía en la estructura del conocimiento. Establecida por los legistas medievales como el poder en última instancia, « el poder absoluto de una República » (Bodin), la soberanía constituye uno de los fundamentos de la teoría realista (Morgenthau), puesto que distingue al Estado como la unidad básica del escenario internacional. Al rechazar las relaciones de poder transnacionales que atraviesan las fronteras y unifican de manera desigual a las sociedades (Emmanuel, Wallerstein), la soberanía legitima la política de los Estados que apunta hacia una protección de la autonomía cultural. Esta se encuentra actualmente quebrantada por la globalización (Laroche, Bohas).

Análisis

El movimiento de la excepción cultural se fundamenta sobre una reivindicación de orden cultural, político y económico. Primero, apunta a salvaguardar las identidades de cada pueblo, de frente a las conmociones que ocasiona la compresión del mundo. Resulta imperativo que los valores y las normas individuales sean conservados. Simultáneamente, una gran cantidad de países consideran que la conservación de la identidad implica el sostenimiento de un centro de creación, tanto en las bellas artes, la literatura, como en lo audiovisual. No obstante, en caso de liberalización del comercio, este se encontraría aún más amenazado por la supremacía en capital de Hollywood. En segundo lugar, sobre el plano político, como lo expresaba en plena negociación de la Ronda de Uruguay (Gdansk, noviembre de 1993), el presidente francés en esa época, François Mitterrand: « lo que se encuentra en juego, es la identidad cultural de nuestras naciones, es el derecho para cada pueblo a tener su propia cultura ». Finalmente, los sectores de la imagen y sus derivados constituyen vectores de las economías mundiales materializadas e ideológicas. Dicho de otra manera, estos ejercen un dominio de tipo civilizacional, al moldear las formas de vida de los individuos.

¿Sin embargo, esta única excepción sigue siendo suficiente para preservar la cohesión de las comunidades imaginadas? En efecto, si la norma permite a algunas secciones nacionales sobrevivir, no favorece para nada el auge de la diversidad. Debemos constatar que una cantidad creciente de obras nacionales se encuentran desprovistas de público, mientras que los profesionales tienen dificultades para financiarlas. Contrariamente, los únicos contenidos difundidos por toda Europa son aquellos de las majors hollywoodenses, cuyos imaginarios siguen siendo altamente valorizados ahí. En consecuencia, estos constituyen los únicos denominadores comunes en el Viejo Continente. ¿No habría que mejor fomentar más la circulación intra-europea de los largometrajes en las salas de proyección y la televisión?

Ciertamente, como lo sacaron a la luz los pensadores posmodernos, lo cultural impregna a la sociedad de consumo a través de imaginarios y simbologías colectivas, que provienen de los estudios de cine norteamericanos. Por otro lado, las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, cruciales para la difusión de los saberes, se encuentran dominadas por los productos e innovaciones californianas, que reflejan esquemas de pensamiento y conceptos situados ideológicamente, pero con la pretensión de ser universales. ¿Frente a estas condiciones habría que limitarse solamente a las películas para mantener la autonomía de las capacidades de producción y distribución? Siendo que los regímenes desadaptados de cuotas y las restricciones fronterizas condenarían a las economías europeas al declive y la marginalización; estas áreas constituyen por igual terrenos en los cuales las iniciativas de la Unión Europea, basadas en las grandes compañías, los centros de investigación y las colectividades territoriales, cuentan con un amplio espacio de desarrollo y aplicación. Subrayemos que la diversidad cultural no puede concebirse únicamente en la esfera audiovisual. También debe resultar de un marco político, social y económico de tipo multipolar, en el cual los países emergentes y desarrollados formarían parte, gracias a su difusión, en la definición de los conocimientos mundiales.

Parece ser que la excepción cultural al libre comercio se establece finalmente como un principio igual de fundamental como lo es de insuficiente, para mantener la diversidad cultural, puesto que los bienes culturales dependen de sectores diversos en los cuales los operarios ya perdieron el control.

Referencias

Arrighi Emmanuel, L’Échange inégal, Paris, Maspéro, 1969.
Bauer Anne, « Libre-échange : l’exception culturelle sauvegardée », Les Échos, 15 juin 2013.
Beck Ulrich, Cosmopolitan Vision, Cambridge, Polity Press, 2006.
Laroche Josepha, Bohas Alexandre, Canal+ et les majors américaines. Une vision désenchantée du cinema-monde, 2e éd., Paris, L’Harmattan, 2008.
Morgenthau Hans, Politics Among Nations. The Struggle for Power and Peace, New York, McGraw-Hill, 1948.
Robertson Roland, Globalization : Social Theory and Global Culture, London, Sage, 1992.
Smith Anthony, Nations and Nationalism in a Global Era, Cambridge, Polity Press, 1995.
Wallerstein Immanuel, Comprendre le monde. Introduction à l’analyse des systèmes-monde, Paris, La Découverte, 2006.

PAC 89 – La vigilancia digital y la depredación clandestina de los Estados Unidos El poder del programa PRISM en el ciberespacio

Por Adrien Cherqui

Traducción: Daniel Del Castillo

Passage au crible n°89

PrismSource: Wikimedia

PRISM (Planning Tool for Resource Integration, Synchronization and Management), el programa norteamericano que recolecta los datos de los internautas, ocupa todas las portadas de los medios internacionales desde hace varios días. Empresas emblemáticas como Google, Facebook, Microsoft, Yahoo, AOL, también el operador telefónico Verizon, brindan a las agencias de seguridad norteamericanas un acceso a sus bases de datos. En otras palabras, las llamadas telefónicas, los correos, las fotos, los videos y todos los otros datos, son actualmente almacenados por los servicios secretos norteamericanos.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

El 12 de marzo de 2013, el Congreso norteamericano declaraba que el Jefe de Seguridad de los Estados Unidos – igualmente director de la National Security Agency (NSA) y del ciber-comando -, el general Keith Alexander, establecía 13 equipos de programadores y expertos en informática, cuya misión era proteger las redes norteamericanas en caso de ataques provenientes de naciones extranjeras. Era la primera vez que la administración del presidente Obama admitía públicamente la organización y el desarrollo de una estrategia de defensa. Algunas semanas más tarde, responsables del Pentágono confirmaban a la Agencia France Presse que hackers de origen chino se habían introducido en los sistemas norteamericanos y habían accedido a cerca de 30 tecnologías de defensa, los planes de armamento de 40 programas en equipamiento militar – entre los cuales se encontraba el plan del misil Patriot –, así como del sistema antimisiles Aegis de la Navy y aviones de caza F35, F/A-18 y del helicóptero Black Hawk. Refugiado en Hong Kong desde el 20 de mayo de 2013, Edward Snowden – antiguo analista de la CIA – informó a la prensa que la Agencia de Seguridad norteamericana había pirateado las redes informáticas chinas y reveló la existencia de PRISM, creado en 2007. Éste autoriza y hace posible la recolección de información proveniente de la Internet. Entre las instituciones pirateadas, figura la Universidad de Hong Kong y su IXP (Internet Exchange Point), infraestructura física que posibilita a los proveedores de acceso a Internet, el intercambio del tráfico entre sus respectivas redes.

Marco teórico

1. Configuración. Según Norbert Elias, una configuración evoca las relaciones de interdependencia entre los individuos. Esta noción excede las aporías propias de la dicotomía clásica, tantas veces establecida por las Ciencias Sociales, entre el individuo y la sociedad. El término designa entonces las relaciones complejas de dependencia recíproca que se adelantan en una dinámica perpetua.
2. Hegemonía. Al instaurar múltiples arreglos con compañías transnacionales, los Estados Unidos fundamentan su hegemonía digital. De esta manera, el gobierno posee la capacidad de imponer sus propias reglas y acuerdos a los otros protagonistas presentes en el escenario internacional. Al respecto, el poder norteamericano debe establecer su supremacía en la Internet al proteger y reforzar el monopolio y la preponderancia de los grandes grupos norteamericanos en materia de servicios inmateriales y nuevas tecnologías.

Análisis

El desarrollo de las NTIC (Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones), así como la ampliación de la Internet, evidenciaron nuevos medios de comunicación e interacción. Siguiendo a Marcel Mauss, la tecnología – la disciplina que estudia las técnicas – constituye una parte importante de la sociología. Asimilar las nociones de crecimiento e impacto de las tecnologías desplegadas en las Relaciones Internacionales, nos permite en consecuencia una mejor comprensión de los cambios rápidos e intensos impulsados en el área. Actualmente, asistimos a una transnacionalización de las ideas e identidades, también de los hábitos, en espacios de sociabilidad digital por la vía de las redes sociales como Facebook, Tuiter y otros foros.

La noción de riesgo constituye un desafío político público, a tal punto que ciertas evoluciones técnicas representan un peligro potencial para los grupos sociales (Ulrich Bech). Valiéndose de dicho concepto, los Estados Unidos legitiman sus políticas de seguridad, fundamentadas en el monopolio de la violencia física legítima (Max Weber). Ahora que cada uno de nosotros puede expresarse libremente en la Internet, la información también se torna un desafío para las empresas y los Estados. Sea que se trate de la red Échelon – el sistema mundial de interceptación de las comunicaciones, administrado por los servicios secretos de los Estados Unidos, del Reino Unido, de Canadá, Australia y Nueva Zelanda – o más recientemente de PRISM, los programas de vigilancia no se revelan como un acontecimiento reciente, contrariamente a lo que se podría pensar. Al efectuar la recolección de los datos privados que transitan por las redes de las principales empresas norteamericanas, prestadoras de servicios a usuarios del mundo entero, PRISM actúa finalmente como el panóptico concebido por Bentham desde el siglo XVIII. En el centro de este dispositivo se hallan las agencias de seguridad norteamericanas en condiciones de reunir una cantidad importante de informaciones confidenciales. Al actuar en sinergia, los sectores públicos y privados trabajan ocasionalmente juntos para vigilar y recolectar los datos de los usuarios de servicios como Google o Yahoo. El programa PRISM se inscribe en este tipo de relación que mezcla las categorías y pone a trabajar un concierto de compañías privadas con la administración pública, formando de este modo una configuración de dependencia recíproca y de cooperación. Esta apertura entre lo público y lo privado pone igualmente en evidencia la aceleración del proceso de la globalización, lo cual tiene como efecto reforzar la circulación de las conductas entre actores heterogéneos. A partir de ahora asistimos entonces a una reestructuración del orden internacional, en cuyo centro las autoridades nacionales interactúan y cooperan con otros actores, de quienes se vuelven más o menos interdependientes. No obstante, este tipo de alianza resulta poco anodino ya que concurre en el refuerzo de la hegemonía norteamericana en el ciberespacio. En efecto, al conferir los medios necesarios al poder público norteamericano, en el marco de un sistema de coalición hegemónico (Gramsci), las compañías transnacionales le permiten acceder de manera privilegiada a las bases de datos de Silicon Valley. El proceso autoriza pues al Estado a emprender una política mundial de depredación clandestina de los datos personales, que resulta posible gracias al uso creciente, casi monopólico, de los servicios inmateriales provistos por las sociedades norteamericanas.

La utilización de tales métodos revela la debilidad de las libertades individuales y públicas frente a un aparato de Estado que tiende a la omnisciencia. Es la razón por la cual una asociación como American Civil Liberties Union – uno de los principales movimientos de defensa de las libertades cívicas de los Estados Unidos – hostil a la colecta de datos personales emprendida por el gobierno norteamericano, entabló una acción judicial con el fin de protestar contra este programa. Las reacciones se pusieron virulentas y perfilan desde ya algunos vínculos de solidaridad entre organizaciones y personas sin aparente nexo directo. Desde luego, observamos la formación de una amplia configuración de actores en la cual grandes grupos privados intervienen conjuntamente con el Estado norteamericano, frente a ciudadanos que son usuarios de los servicios controlados por el programa PRISM.

La vigilancia acrecentada de la Internet pone de manifiesto un fenómeno doble: el espionaje reforzado de unidades tanto micro como macro políticas. ¿Al encender las alarmas, Edward Snowden, no expuso a la luz pública la piratería a los computadores e infraestructuras chinos, como el IXP de Hong Kong? Finalmente, el fundamento de la supremacía norteamericana en el espacio digital es la relación que los Estados Unidos sostienen con el sector privado. Precisamente, se recalcan los vínculos tejidos por el poder público con las grandes compañías transnacionales, que le otorgan los medios y el rol dominante cuyo desarrollo observamos hoy en día.

Referencias

Arquilla John, Ronfeldt David, « Cyberwar is Coming! », Comparative Strategy, 12 (2), 1993, p. 141-165.
Assange Julian, « L’avancée des technologies de l’information annonce la fin de la vie privée », Le Monde, 7 juin 2013, disponible en : http://www.lemonde.fr/idees/article/2013/06/07/le-fardeau-du-geek-blanc_3426437_3232.html
Mauss Marcel, Techniques, technologies et civilisation, Paris, PUF, 2012.
Mazzetti Mark, Sanger David E., « Security Leader Says U.S. Would Retaliate Against Cyberattacks», The New York Times, 12 mars 2013, disponible en: http://www.nytimes.com/2013/03/13/us/intelligence-official-warns-congress-that-cyberattacks-pose-threat-to-us.html?_r=2&
Rosenau James N., Sign J. P. (Ed.), Informations Technologies and Global Politics, The Changing Scope of Power and Governance, Albany, State University of New York Press, 2002.
Rosenau James N., Turbulence in World Politics: a Theory of Change and Continuity, Princeton, Princeton University Press, 1990.
Samaan Jean-Loup, « Mythes et réalités des cyberguerres », Politique étrangère, 4, 2008, p. 829-841.

PAC 88 – Fukushima, una catástrofe nacional, un peligro mundial Avril 2011-avril 2013

Por Clément Paule

Traducción: Ulises Aquino Jiménez

Passage au crible n°88

PAC 88, FukushimaSource : Wikipedia

A principios del mes de abril 2013, múltiples fugas radioactivas tuvieron lugar en la región de Fukushima, siniestrada por una catástrofe nuclear ocurrida dos años antes. Según la empresa TEPCO (Tokio Electric Power Company) – el operador privado de la central dañada -, 120 toneladas de agua contaminada habrían escapado de un contenedor de almacenamiento subterráneo. Por el momento, la firma japonesa evaluará esta contaminación cercana a 710 mil millones de becquereles. Mencionemos también el reciente corte de corriente que interrumpió a finales de marzo los sistemas de refrigeración que el operador trataba de poner nuevamente en funcionamiento. Esta serie de fallas revela la profunda incertidumbre alrededor de los trabajos de aseguramiento de una zona de alto riesgo, mientras que la situación fue declarada estabilizada en diciembre 2011 con el paro en frío del sitio. Señalemos que en enero 2013, tres reactores de Fukushima Dai-ichi liberaban aún a la atmosfera isotopos radioactivos – cesio 134 y 137 – a razón de 10 millones de becquereles por hora. Entonces, la controversia sobre las consecuencias sanitarias y medio ambientales del desastre crece alimentada por las ambigüedades y las paradojas del proceso de reconstrucción.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

Clasificado en el nivel 7 de la INES (International Nuclear Events Scale) – siendo el grado máximo definido por esta escala -, la triple catástrofe del 11 de marzo 2011 suscitó inmediatamente numerosas comparaciones con la de Chernóbil (abril 1986). Recordemos que la fusión desencadenada en esta central soviética situada al norte de Kiev sigue siendo el peor evento de este tipo jamás visto. Las emisiones de radionucleidos – en particular el iodo y el cesio 137 – contaminaron entonces más de 100,000 Km2 y provocado la evacuación y reubicación de centenas de miles de personas. Citemos igualmente el accidente de Three Mile Island que ocurrió en Estados Unidos en marzo 1979: cerca de 43,000 curios de gas radioactivo fueron liberados al aire libre.

Estos tres debacles nucleares mayores presentan un punto en común, el auge de polémicas duraderas sobre sus impactos presumibles en la salud humana. A este respecto, el incidente de Three Mile Island fue objeto de un estudio publicado en 1990 por un equipo de la Universidad de Columbia. Éste concluyó la ausencia de efectos negativos en el plano epidemiológico. Pero reportes posteriores han señalado un aumento de las tasas de ciertos cánceres que golpean a la población del Estado de Pensilvania. Aún más recientemente, la evaluación de Naciones Unidas sobre la herencia de Chernóbil, publicado en septiembre de 2005, fue vivamente criticada por múltiples asociaciones que acusaron a la OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica) de haber minimizado el número de víctimas.

Marco teórico

1. La débil gestión de la contaminación mundial. Varias complicaciones siguen obstaculizando las actividades llevadas a cabo por el gobierno japonés y la empresa TEPCO para frenar la crisis. Esta situación precaria constituye una amenaza permanente para el archipiélago tanto como para los BPM (Bienes Públicos Mundiales) ya que la contaminación se extendió a escala mundial.
2. Un balance incierto y controvertido. Si los efectos de la catástrofe fueron relativizados por los expertos de la ONU, el fracaso generalizado de las regulaciones parece reforzar las reacciones de desafío contra un discurso de autoridad enunciado por actores deslegitimizados.

Análisis

En primer lugar, es importante evocar las principales problemáticas que estructuran la reconstrucción de un territorio traumatizado por el cataclismo del 11 de marzo de 2011. A este respecto, si 160,000 personas fueron evacuadas fuera de la zona prohibida, la cuestión de reubicación e indemnización de los desplazados aún no está resuelta. Señalemos la fuerte movilización de la población y los colectivos locales, contrastando con la doble urgencia de las autoridades y de la industria que aparecen completamente descreditados. De tal manera que las manifestaciones antinucleares se multiplican – a la imagen de la petición Sayonara genpatsu, o “adiós a lo nuclear”, que recibió 8 millones de firmas -, esas reivindicaciones estaban apoyadas por algunas estructuras políticas. Sin embargo, el gobierno recientemente electo parece haber renunciado al proyecto de abandonar la energía atómica de aquí a 2030, proyecto presentado por el primer ministro saliente: ¿dos reactores no han sido puestos en funcionamiento desde junio de 2012? La recuperación del país sin embargo ha estado empañado por una serie de escándalos implicando firmas y organizaciones mafiosas – los famosos yakuzas – acusados de desvíos de recursos y fraudes. Por otra parte, los medios han igualmente estigmatizados las condiciones ilegales de trabajo y las violaciones repetidas de normas sanitarias: como testimonio la salida de tres mil liquidadores muy expuestos a las radiaciones. La economía japonesa sufre también los costos titánicos de la catástrofe, relacionados a los sectores particularmente siniestrados de la agricultura y de la pesca, pero también a las importaciones energéticas. En total, el sólo cierre de los reactores de la central deberá acarrear gastos estimados en 100 mil millones de dólares en cuarenta años.

Más allá del aseguramiento de las instalaciones dañadas – que implica el retiro del combustible usado por las piscinas de desactivación -, el objetivo a largo plazo continua siendo la descontaminación de los 2,400 km2 de zonas tocadas por los retumbos del accidente. Lo que corresponde a una treintena de millones de metros cúbicos de residuos – tierra, ramajes, etc. – que tratan de recolectar con el fin de someterlos a un tratamiento. Sin embargo, el almacenamiento de muchos centenares de miles de toneladas de lodo radioactivo constituye otro desafío, mientras que el reflejo NIMBY (Not in my backyard) se desarrolla en diversa localidades. Las asociaciones ciudadanas se han opuesto frontalmente con TEPCO que desea liberar al Océano Pacífico el agua contaminada – conteniendo algunos millares de becquereles por litro – bajo el argumento que no representan más un peligro significativo. Tratándose de la fauna marina, los dispositivos de control han permitido medir en numerosos peces una cantidad de cesio muy superior al umbral de 100 becquereles/kilogramo establecidos por el gobierno para los productos del mar. Así, ciertos investigadores han indicado que esas tazas se muestran mucho más elevadas que las cifras difundidas por TEPCO. A este respecto un estudio publicado en octubre de 2012 formula la hipótesis de una fuga persistente de la central que existiría desde hace 19 meses, sin eliminar así la posibilidad de una contaminación de los fondos oceánicos.

Bajo esta lógica, notamos la incertidumbre generalizada en lo que concierne a las débiles dosis de radiación de las cuales continúa siendo difícil aprender las consecuencias, en particular sobre múltiples generaciones. Desde mayo 2012, un documento de la OMS (Organización Mundial de la Salud) señalaba el impacto mundial de las emisiones radioactivas, uniéndose a ellas las observaciones del IRSN (Instituto de Radioprotección y Seguridad Nuclear). Según este organismo los rastros de radioisótopos – iodo 131, cesio 134 y 137, telurio 132 – emitidos luego del accidente habrían sido medidos sobre territorio francés desde el 24 de marzo de 2011, pero sus concentraciones continuaban 500 a 1,000 veces inferiores a las estimaciones de mayo 1989 después de Chernóbil. Esos resultados fueron confirmados por la UNSCEAR (United Nations Scientific – Committee on the Effects of Atomic Radiation) de los cuales el reporte exhaustivo consagrado a Fukushima deberá ser finalizado en octubre 2012. Un nuevo estudio de la OMS, de febrero de 2013, ha sin embargo sido criticado por Greenpeace. Esta ONG ecologista estima en efecto que ciertos datos estuvieron aminorados. Pero la agencia de la ONU ha sido también blanco del gobierno japonés, que denunció una exageración del alza localizada de tasas de cáncer. Remarquemos que esas tomas de posiciones contradictorias no hacen sino alentar la suspicacia creciente sobre actores públicos y privados del sector nuclear y de manera general sobre las normas que parecieran poco respetadas. Entonces, esta gestión controversial y relativamente caótica expone un nuevo problema de mutualización forzada de un riesgo mundial.

Referencias

Paule Clément, « De l’opacité des responsabilités à la mutualisation forcée du risque. La gestion de l’accident nucléaire par TEPCO à Fukushima-Daiichi, 11 mars 2011 », in: Josepha Laroche (Éd.), Passage au crible de la scène mondiale. L’actualité internationale 2011, Paris, L’Harmattan, 2012, pp. 17-22. Coll. Chaos International.
Site de l’IAEA (International Atomic Energy Agency) consacré à l’accident nucléaire de Fukushima : http://www.iaea.org/newscenter/focus/fukushima/ [2 avril 2013].
WHO (World Health Organization), « Health Risk Assessment from the Nuclear Accident after the 2011 Great East Japan Earthquake and Tsunami », 2013, consultable sur le site de l’OMS: http://www.who.int [3 avril 2013].