Viols en temps de guerre Raphaëlle Branche, Fabrice Virgili (Éds.), Paris, Payot

Esta obra colectiva toma partido por la interdisciplinariedad, reuniendo contribuciones de antropólogos, historiadores, juristas, politólogos y sociólogos. Los casos de violaciones hacen referencia a una buena cantidad de países, como por ejemplo : Bangladesh, Colombia y el Congo. El libro también trata numerosos conflictos : las dos guerras mundiales, así como los enfrentamientos infra-estatales, tales la guerra civil en Grecia ; y áquel que opuso a las milicias privadas, con la guerrilla maoista en Bihar.

Esta investigación colectiva, realza un objeto de estudio que durante mucho tiempo fue descuidado por las Ciencias Sociales. En efecto, se trata de un tema marginado, tanto sobre el plano académico, como en los campos de la lucha política. Sin embargo, la violación constituye una verdadera arma de terror para las poblaciones civiles. Se trata de un crimen que ocupa una posición central en las guerras, a pesar de estar proscrito por el conjunto de los códigos penales civiles y militares, desde la época moderna.

Raphaëlle Branche, Fabrice Virgili (Éds.), Viols en temps de guerre, Paris, Payot, 2013, 359 p.

PAC 95 – La peligrosa política de control de la migración Los náufragos de Lampedusa

Por Catherine Wihtol de Wenden

Traducción Ulises Aquino Jiménez

Passage au crible n°95

El drama de Lampedusa, seguido por nuevas llegadas entre Malta y Lampedusa, condujo desde principios de octubre 2013, a nuevas negociaciones internacionales sobre la política migratoria, tanto europea como mundial. Recordemos que 366 personas murieron en Lampedusa en la noche del 3 al 4 de octubre de 2013, en el momento preciso cuando se mantenía en Nueva York el Segundo Diálogo de Alto Nivel sobre las Migraciones y el Desarrollo. Lanzado por Kofi Annan en 2006 para evaluar los progresos del multilateralismo en la gobernanza de las migraciones, esta cumbre ha reunido bajo el auspicio de Naciones Unidas, numerosas OIG y ONG, los países de partida y recepción, expertos y miembros de la sociedad civil que tienen relación con la cuestión migratoria. En respuesta a esta tragedia, Bruselas ha reforzado los poderes de la Agencia Frontex otorgándole más recursos. Al mismo tiempo, una cumbre europea (24-25 de octubre) consagrada al control de la política migratoria, recordaba la necesidad de compartir la carga entre países europeos, carga debido a la llegada de inmigrantes irregulares y demandantes de asilo.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

No es la primera vez que hablamos de Lampedusa. En su película El Gatopardo, Lucchino Visconti evoca esta antigua posesión de los príncipes de Lampedusa y las vicisitudes de Sicilia pasando, durante el Risorgimiento, de los Borbón en España al reino de Italia. Pero hoy, la isla conoce otros dramas. En efecto, en 20 años contamos alrededor de veinte mil muertos en el Mediterráneo, en el cual Lampedusa ha sido uno de los principales cementerios ya que se encuentra situada al sur, entre el Cabo Bon tunecino y Sicilia, lo que la vuelve particularmente accesible. Sus habitantes se encuentran divididos entre el salvamento en el mar de los naufragios a nombre del derecho del mar – lo cual los mete en infracción con la legislación italiana sancionando la ayuda clandestina – y la necesidad de recibir con los brazos abiertos a los turistas del Norte quienes hoy traen más ingresos que la pesca. Este dilema fue recientemente ilustrado por la película de Emmanuele Crialese, Terraferma. Recordemos entre las situaciones más extremas, el caso de los senegaleses que naufragaron en medio del mediterráneo, agarrados a las jaulas de pesca, que fueron salvados por pescadores tunecinos condenados en Italia en 2008 por ayuda de tipo irregular. Después de haber sido un punto de llegada para aquellos que demandaban asilo y los indocumentados hasta mediados des los años 2000, la isla de Lampedusa había sido menos utilizada para las llegadas, llevados directamente sobre el suelo italiano. Fue con las revoluciones árabes de 2011 que Lampedusa se volvió nuevamente el objetivo de los traficantes y de barcos improvisados, la primavera árabe vio afluir decenas de millares de tunecinos y libios. El periodo estival – y el de los pasos – explica también esta importante afluencia, ya que otras embarcaciones llegaron a los largo de Malta y de Lampedusa después de la catástrofe. Los ocupantes provenían del Cuerno de África (Eritrea y Somalia) y de Siria. Habían viajado durante varios meses, habían sido aprisionados, después habían pagado a los traficantes para llegar hacia eso que ellos considerarían El Dorado europeo, con la esperanza de encontrar asilo y de entrar al mercado de trabajo. Los infantes los acompañaban. Esta situación no es para nada aislada, porque ha habido otras Lampedusa y habrá todavía nuevas situaciones, si la única respuesta europea a las migraciones del mediterráneo continúa siendo el control reforzado de las fronteras. Por otra parte, Frontex, quien patrulla en la región, es considerado por Bruselas como poseedora de medios muy escasos (87 millones de euros). El derecho de asilo no está adaptado a la situación de flujos mixtos en los cuales el tratamiento parece frecuentemente muy lento, como lo hemos visto por ejemplo con el asunto Leonarda, sobrevenido después de cuatro años de procedimiento. En este contexto humanitario delicado, la cumbre de la ONU en Nueva York ha tenido un discurso favorable a la movilidad, fuente del desarrollo humano. Igualmente, ha recomendado asegurar los trayectos de los inmigrantes respetando los derechos humanos. De igual manera, ha apoyado adaptar la mano de obra calificada y no calificada a los mercados de trabajo que tienen necesidad. En fin, ha subrayado los desequilibrios demográficos existentes entre el Norte y el Sur. Podemos en consecuencia, sorprendernos de que la respuesta final haya sido tanto de seguridad como de corto plazo.

Comunitarizada después de 2004, la política europea de migración es definida por los Estados europeos presas del aumento de los sentimientos de seguridad señalados por las encuestas. Así es como la división de la carga entre países europeos en cuanto al recibimiento que acabó con los acuerdos de Dublín II sobre el Asilo[1] se resuelve frecuentemente por una ausencia de solidaridad de los países del norte de Europa con respecto a los países del sur, frente a lo esencial de las llegadas irregulares arribando al sur de Europa. Notemos asimismo que la mayor parte de indocumentados no han entrado a Europa de esta manera: ellos llegaron regularmente y posteriormente han prolongado su estancia. Finalmente, la política europea invita a delegar a los países situados en las fronteras externas de Europa, notablemente sobre la ribera sur del mediterráneo, la responsabilidad de controlar sus fronteras y de filtrar los irregulares. Así, esta función parece menos asiduamente asumida por Túnez y Libia actualmente que bajo el periodo de Ben Ali y Gadafi. ¿Cómo podemos entonces conciliar el discurso internacional sobre las migraciones – así como los resultados de los reportes de expertos, de las organizaciones internacionales, los textos legales – y las respuestas europeas? Para los estados de la Unión que se contentan con una aproximación de seguridad y de una militarización de los controles, este desajuste testifica la incapacidad de hacer aceptar una posición de mediano y largo plazo.

Marco teórico

1. Una gobernanza multilateral de las migraciones. No hablamos de las migraciones ni en el G8, ni en el G20 porque la cuestión “molesta”, digamos. Es cierto que ninguna conferencia mundial ha sido sobre las migraciones internacionales, como fue el caso desde 1994 en el cairo (sobre la población), después en Pekín (sobre las mujeres), y en Durban (la lucha contra la discriminación). El tema ha sido sin embargo retirado de los acuerdos de Barcelona sobre el Euromediterráneo (1995-2005) y de la Unión para el Mediterráneo. Por lo tanto, un discurso internacional sobre las migraciones existe bel et bien el cual busca conciliar tres objetivos: 1) asegurar las fronteras, 2) respetar los derechos humanos y 3) hacer fluir la mano de obra necesaria para el mercado de trabajo. Pero la interdependencia del mundo es poco tomada en cuenta en esos análisis, porque factores externos a las migraciones (la gestión de crisis regionales, fijar los precios de las materias primas o la definición de políticas de desarrollo pueden ejercer un impacto particular sobre la entrada en movimiento de las poblaciones. En fin, la crisis actual de gobernanza regional de las migraciones es señalada por la pusilanimidad de la política europea en respuesta al drama de Lampedusa. En lugar de favorecer la circulación para luchar contra la economía del tráfico. La sola respuesta continúa siendo la de reforzar los controles. Está claro que la europeización de políticas migratorias lucha por afirmarse en un contexto del de creciente neo-soveranismo y de imperativos de seguridad. La gobernanza que se presenta se encuentra así en contradicción con la definición de los objetivos mundiales afirmados en Nueva York.
2. La reafirmación del principio de soberanía. En su dimensión globalizada, la cuestión migratoria somete a los Estados nación al desafío de afirmar su soberanía porque las fronteras físicas del planeta no corresponden más a las fronteras políticas de los Estados. La ausencia de gobernanza mundial de las migraciones y la ausencia de definición de derecho de la movilidad como derecho humano señalan la preeminencia del Estado nación en la gestión de los flujos. En efecto, los gobiernos rechazan la movilidad como figura de la globalización porque ellos se sienten como los grandes perdedores de un orden internacional que les escapa más y más. Sin embargo, notemos que ninguna política de disuasión ni ninguna política de retorno, ni siquiera la perspectiva de un mejor desarrollo, no ha mostrado, después de 30 años, eficiencia alguna para manejar las fronteras.

Análisis

Contamos 25 espacios de libre circulación de personas en el mundo, pero pocos de entre ellos funcionan de manera satisfactoria en razón de los conflictos políticos que enfrentan los Estados miembros. Sin embargo, en un mundo interdependiente, la migración internacional aparece como el factor menos fluido de la globalización. Se trata de un fenómeno estructural, ligado paradójicamente al desarrollo de los países del Sur, más urbanizados, donde la población más escolarizada aspira a un mejor ser que conquista principalmente gracias a la migración. Los países de expulsión impulsan esta movilidad, para exportar la contestación social – la mitad de la población tiene menos de 25 años – y en razón de la transferencia de remesas (400 millones de dólares en 2012 enviados por los migrantes a su país de origen). Todos los trabajos de investigación han mostrado que la tasa de migración tiende a crecer con el nivel económico de los países de expulsión porque las aspiraciones de la población son más grandes y porque los flujos de migrantes cuentan con tasas de calificación más elevadas que los nativos. En resumen, la migración muestra también que las fronteras están abiertas, la gente circula más y se vuelve menos sedentaria; al punto que la movilidad se vuelve finalmente un modo de vida. Es lo que hemos constatado al este de Europa desde la apertura de la Cortina de Hierro. Al sur del mediterráneo, la apertura de las migraciones tiene un número más elevado de categorías de migrantes (contratos de trabajo para los menos cualificados, turistas, estudiantes, emprendedores transnacionales) permitiendo un desarrollo de ambas riberas porque muchos de esos actores son obstaculizados por las dificultades ligadas a las visas. Sin embargo, está claro que no detendremos los flujos migratorios a través de barreras herméticas, simplemente enriqueceremos más a los traficantes.

Referencias

Wihtol de Wenden Catherine, Le Droit d’émigrer, Paris, CNRS Editions 2013.
Wihtol de Wenden Catherine, Pour accompagner les migrations en méditerranée, Paris, L’Harmattan, 2013.

 

Note [1]. Conviene recordar que es el primer país europeo donde se consiguió que la demanda de asilo fuera examinada.

PAC 94 – La ambivalencia de la UA frente a la justicia internacional La cumbre de la Unión Africana, 11-12 de octubre de 2013

Por Yves Poirmeur

Traducción : Ulises Aquino

Passage au crible n°94

Pixabay

El proceso del vicepresidente keniata, William Ruto se abrió ante la CPI el 10 de septiembre de 2013. Será de igual manera para el presidente keniata, Uhuru Kenyatta, el 12 de noviembre. En ambos casos, se trata de juzgar sus presuntas responsabilidades en la violencia suscitada después de la elección presidencial de 2007. Reunidos en Addis Abeba el 11 y 12 de octubre de 2013, la UA (Unión Africana), pidió al Consejo de Seguridad de la ONU el aplazamiento de los asuntos keniatas por un año (Estatuto de la CPI, Art. 16). En lugar de blandir la amenaza de adoptar una resolución llamando a los 34 Estados africanos que ratificaron el tratado de Roma a retirarse, la Unión a preferido comprometer una acción diplomática destinada a enmendar el Estatuto de Roma en el cual el artículo 27 prevé que ninguna calidad oficial – notablemente la de jefe de Estado – o inmunidad puede ser llevada ante la CPI.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

Bajo autorización de la Cámara Preliminar II, acordada el 31 de marzo de 2010, el Fiscal de la CPI abrió una encuesta sobre las violencias de carácter político-étnico que dejaron 1,200 muertos y más de 300,000 desplazados en el Valle del Rift. Las citaciones para comparecer fueron enviadas a seis personalidades keniatas acusadas de haber cometido crímenes contra la humanidad. Entre ellos figuraban tres miembros del gobierno de unión y de reconciliación: U. Kenyatta, Viceprimer Ministro, Ministro de Finanzas, W. Ruto, Ministro de la Enseñanza Superior y H. KipronoKosgey, Ministro de la Industrialización. Electos presidente y vicepresidente de la república en marzo 2013, U. Kenyatta y W. Ruto toman pretexto de su legitimidad democrática y de la soberanía del pueblo para demandar las rectificaciones de procedimiento. Exigen que su proceso se aplace, poner fin definitivo a las acciones. Al haber rechazado la Corte la mayor parte de sus exigencias, Kenia blandió la amenaza de su retiro del estatuto de Roma y obtuvo la celebración de una cumbre de la UA sobre la “relación entre África y la CPI” con la finalidad de recibir oficialmente el apoyo.

La originalidad de este asunto se inscribe dentro de un conflicto recurrente oponiendo a la UA y la CPI. Se trata de la obligación de los Estados de cooperar con la Corte cuando esta es llamada por el Consejo de Seguridad – o como en este caso por su procurador – en razón de la inacción de la justicia estatal (Estatuto, Art. 13). Además, la exacerbación de las resistencias suscitadas por la lucha contra la impunidad hace emblemático este expediente. En efecto, a fin de no presentar los acusados a la justicia, sus apoyos radicalizan las críticas que ellos dirigen a la CPI para descalificarla. Así, el presidente en ejercicio de la UA, Hailé Mariam Dessalegn, no ha dudado en mayo de 2013 en reprochar a la jurisdicción internacional de realizar un tipo de “caza racial al perseguir únicamente a los africanos” y la UA presentó los procesos como una amenaza “a los esfuerzos en curso que buscan promover la paz, la reconciliación nacional, así como el Estado de derecho y la estabilidad no sólo en Kenia, sino igualmente en toda la subregión”. Más insidiosamente, sus detractores hacen de su eventual retiro del Estatuto de Roma, un instrumento de presión política sobre el desarrollo de procesos que dependen de maniobras diplomáticas. Esta estrategia es plenamente cuestionada por numerosas ONG humanitarias – a las cuales la emergencia de la CPI debe mucho – así como por personalidades africanas. Estos señalan la inexactitud de las acusaciones proferidas contra la Corte, precisando que ella fue recurrida por los Estados africanos en cinco de las ocho asuntos que trata sobre este continente: República Centroafricana, República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Uganda y Malí. Por otra parte, ellos niegan su carácter imperialista y racista recordando, como Amnistía Internacional, que “su fiscal, Fatuo Bensouda, es originario de Gambia y que cuatro de sus 18 jueces provienen de países de África”. Además, ellos alertan – como lo hizo el premio nobel de la paz sudafricano Desmond Tutu – a las opiniones públicas africanas sobre los peligros de dejar la CPI. En efecto, una decisión como esa permitiría a algunos dirigentes continuar sus actividades criminales en toda impunidad, lo que haría de África un “lugar más peligroso”.

Marco teórico

1. El retorno de la razón de Estado. Los principios fundamentales defendidos por la CPI marcan una erosión de la razón de Estado que debe ceder sin embargo ante las exigencias de la justicia. Ahora, los argumentos presentados para fundar la demanda de aplazamiento de los procedimientos judiciales involucrados, muestran al contrario su resurgimiento. Ellos hacen así valorar la necesidad de cumplir las necesidades constitucionales, de asegurar el funcionamiento del Estado y de dirigir los asuntos nacionales y regionales. En fin, en referencia al reciente atentado en Nairobi, convendría disponer del “tiempo necesario para mejorar los esfuerzos iniciados en la lucha contra el terrorismo y las otras formas de inseguridad en la región”. Pero en última instancia, reivindicar una revisión del Estatuto de Roma (Art. 27), a fin de restablecer el régimen clásico de inmunidades al abrigo del cual prospera una criminalidad impune, continua siendo la marca más emblemática de la Razón de Estado.
2. El interés de los Estados africanos por una transnacionalización de la justicia penal. Los posicionamientos virulentos de la UA contra la CPI no sabrían enmascarar el interés que los Estados africanos le otorgan. No solamente ellos son propensos a ser miembros, sino ellos también son frecuentemente el origen de los llamados a la CPI. Por otra parte, ella les procura beneficios simbólicos no despreciables. Así, pueden presentarse como democracias respetuosas de una moral universal, combatiendo la impunidad. Igualmente, obtienen ventajas materiales substanciales relacionadas a la intervención de la jurisdicción internacional en la resolución de los conflictos, el restablecimiento de la paz y el ejercicio de poder. Al hacerlo, la oportunidad les es ofrecida 1) de externar la justicia la más política, 2) de tomar en cuenta el derecho de las víctimas a que la justicia sea aplicada y 3) de facilitar un proceso de reconciliación gracias al arresto de los presuntos criminales y a su juicio deslocalizado, así como garantías en vista de un proceso imparcial.

Análisis

Frente a las diferentes llamados de la CPI, la UA adopta dos actitudes diferentes. Tratándose de los procedimientos iniciados sobre los llamados extra-africanos, ellos son sistemáticamente rechazados por la UA y tras ella por la mayor parte de sus Estados miembros que resisten cooperar con la CPI. Así, los mandatos de arresto por crímenes de guerra y contra la humanidad (4 de marzo de 2009), después por genocidio (12 de julio de 2010) emitidos contra el presidente sudanés O. El Bechir, enseguida de la decisión del Consejo de Seguridad (Resolución 1593 (2005) de denunciar la situación en Darfur, no han sido ejecutados por las autoridades de los diversos países donde él a realizado una visita oficial – Etiopía, Chad, Kenia, Malawi, Libia, Djibouti, Egipto, Zimbabue – sin ser inquietado. La UA ha de antemano prohibido a sus miembros cooperar con la CPI con la finalidad entregarlo. Para justificar su rechazo de arrestar al presidente sudanés, Chad a invocado esta decisión y explica que el había tenido que de replegarse, haciendo prevalecer sus obligaciones hacia la UA sobre esas que resultan de un mandato de arresto tomado sobre llamado del Consejo de Seguridad. En cuanto a Malawi, ha fundado el suyo invocando un conflicto existente entre la inmunidad de los jefes de Estado proveniente del derecho internacional consuetudinario (CIJ, 14 de febrero de 2002, mandato de arresto del 11 de abril de 2000 (Republica Democrática del Congo/Bélgica) y la demanda de la CPI (fundadas sobre el artículo 98-1 de su estatuto) de arrestar y remitir a la Corte un jefe de Estado en función. Constatamos por otra parte la misma hostilidad al respecto del mandato de arresto emitido contra M. Kadhafi el 27 de junio de 2011 y algunos de sus allegados por crímenes contra la humanidad (muertes y persecuciones que habrían sido cometidos en Libia), bajo llamado de la CPI por el Consejo de Seguridad el 26 de febrero de 2011 (Resolución 1970 (2011)). Sin embargo, no ha dado lugar a conflicto, dada la muerte del dirigente libio.

Por el contrario, es completamente distinto en los llamados donde intervienen a iniciativa de las autoridades de los Estados involucrados – RDC (Situación en la región de Ituri en 2004), Uganda (llamado en 2003 sobre la situación relativa al Ejercito de la Resistencia del Señor, en el norte del país). República centroafricana (Crimen cometido desde enero 2002), Costa de Marfil (violencias post electorales de 2010-2011), a la imagen de los cuales la UA no manifiesta ninguna hostilidad particular. En una lógica de interés bien entendida, los Estados involucrados cooperan entonces al contrario con la Corte durante todas las fases del procedimiento. En el caso Kenyan, donde los acusados se reconciliaron y ejercen juntos el poder, es la ausencia de un vencedor y las exacción reprochadas a los dos campos, lo que vuelve conflictiva la cooperación con la CPI que ha debido finalmente se auto llamar. Esto explica el recurso al viejo argumento de la Razón de Estado destinada a escapar la justicia. Sin embargo, es poco probable que sea aún suficientemente fuerte para garantizar a aquellos que la invocan la protección de las inmunidades de antaño.

Referencias

MouangueKobila James, “L’Afrique et les juridictions internationales pénales”, Cahier Thucydide, (10), février 2012.
Laroche Josepha, (Éd.), Passage au crible, l’actualité internationale 2009-2010, Paris, L’Harmattan, 2010, pp. 49-53.
Bussy Florence, Poirmeur Yves, La Justice politique en mutation, Paris, LGDJ, 2010.

Le droit d’émigrer ? Catherine Wihtol de Wenden, París, CNRS Ediciones

Reconocida especialista de las corrientes migratorias desde hace varios años, la autora recalca en este opúsculo una paradoja: siendo que las mercancías, los capitales y las informaciones circulan libremente, en cambio, no todas las personas se han visto beneficiadas por el derecho a la movilidad internacional. Es igual afirmar que la cuestión desarrollada en la presente obra, constituye una preocupación para todos los países y, particularmente, para los Estados europeos. En efecto, algunos de estos últimos sufren hoy en día de un incremento de la xenofobia y los nacionalismos, los cuales triunfan con bastante frecuencia en las urnas. Frente a esta situación, Catherine Wihtol de Wenden plantea como una urgencia ineludible y « un aspecto esencial del desarrollo humano », la necesidad de fundamentar un derecho internacional para los migrantes. Lo cual implicaría, para esta politóloga, que se definiera, con anterioridad claro está « una ciudadanía fuera de la patria, desterritorializada », con el fin de proteger a los migrantes. Estos últimos representan aproximadamente unos 240 millones de personas en 2013, ya sea un 3,1% de la población mundial.

Catherine Wihtol de Wenden, Le droit d´émigrer ?, París, CNRS Ediciones, 2013, 58 p.

L’Attraction mondiale Frédéric Ramel, Paris, Presses de Sc. Po

Asociando el análisis de las relaciones internacionales con la filosofía política, el autor considera que el escenario mundial se encuentra actualmente atravesado por un movimiento de unificación política. Este último se fundamenta por ejemplo en los acercamientos inter-estatales. Qué formas institucionales que adopta esta unificación ? Cuáles son sus finalidades ? Es la justicia o es la paz ?

Con el fin de responder a estos cuestionamientos, Frédéric Ramel retoma las posturas de las principales corrientes de pensamiento, y restituye así las singularidades del movimiento. Estas últimas son : el cosmopolitismo frente al comunitarismo ; el reconocimiento de la próxima destrucción del medio ambiente ; tambien, que asignemos un nuevo status a la humanidad. Finalmente, la tensión multi-secular entre lo universal y lo particular, que se impone en el escenario mundial.

Frédéric Ramel, L’Attraction mondiale, Paris, Presses de Sc. Po, 2013, 287 p., (Entre las cuales 24 p. de bibliografía e índice).