Por: Yves Poirmeur
Traducción: Maricarmen Gonzalez Cisneros
Passage au crible N°46
Desde 1995, inculpados por crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio por el TPIY (Tribunal Penal Internacional por la Ex Yugoslavia), el General Ratko Mladic fue arrestado el 2- de mayo del 2011 por las autoridades serbias. Habiendo sido Coronel del ejército Yugoslavo en Knin y Croacia (1991), después General comandante del ejército serbio de 1992 a 1995, fue uno de los principales artesanos de la edificación militar de la Yugoslavia en ruinas, de una gran Serbia quién reunió los serbios de Serbia, los Croatas de Bosnia-Herzegovina y de Montenegro. Con la detención del 21 de julio de 2011 de Goran Hadzic, perseguido por su implicación en los asesinatos de centenas de civiles y de la deportación de miles de croatas durante la guerra de Croacia (1991-1995), Serbia presentó ante el TPIY los 44 inculpados que esta reclamaba. De esta manera, el TPIY va poder desaparecer en los años que vendrán, después de haber cumplido totalmente su misión, puesto que las 161 personas que había inculpado le fueron deferidas.
> Contexto histórico
> Marco teórico
> Análisis
> Referencias
Para delimitar las fronteras en un país multi-étnico, Ratko Mladic no retrocedió frente a ningún crimen. Encabezó una política de depuración étnica, -con asesinatos, deportaciones, masacres de poblaciones civiles no serbias, bombardeos de ciudades- con la finalidad de relacionar Serbia y Bosnia oriental a los Trajinas croatas y bosnios. En otras palabras, jugó un papel central en la guerra de Bosnia de mas de 100 000 muertos y donde Sarajevo fue la dramática capital (1992-1993). Lo mismo sucedió con la masacre de los 8000 musulmanes bosniacos de Srebrinca (julio 1995). Después de la arresto de Slobodan Milosevic (2001) quién había estado en el poder en Serbia de 1989 a 2000, y de Radovan Karadzic (2008), el jefe de los Serbios de Bosnia de 1992 a 1995, solo quedaba en libertad R. Mladic como el primer gran responsable de este depuración étnica. Se necesitó de dieciséis años para que pudiera ser atrapado por la justicia internacional y entregado a la TPIY.
Instaurado el 25 de mayo de 1993 por medio de la resolución 827 del Consejo de Seguridad de la ONU, el TPIY representa una jurisdicción ad-hoc competente para juzgar a los responsables de violaciones graves del Derecho internacional humanitario cometidas en Ex Yugoslavia desde 1991. Se trata de un primer surgimiento de una justicia internacional que tenia únicamente por antecedentes los tribunales militares de Nuremberg (1945) y Tokio (1946). Su creación – como la del TPIR en 1994 para juzgar el genocidio de Ruanda – fue posible gracias al término del conflicto Este-Oeste. En esta nueva coyuntura internacional, el Consejo de Seguridad de la ONU tuvo que innovar interpretando de forma amplia la Carta de las Naciones Unidas (Capítulo VII). Efectivamente, la ONU decidió que la implementación de las jurisdicciones penales ad hoc podrían participar en el mantenimiento de la paz y de la seguridad internacional. Aún frente a los obstáculos funcionales y sobre todo políticos. Esta dos grandes instancias ad hoc, no solamente contribuyeron a la lucha contra la impunidad. Demostrando que las jurisdicciones penales internacionales reflejaban la justicia eficazmente, validaron el proyecto de establecer una nueva que seria a la vez permanente y competente para juzgar los crímenes internacionales mas graves en cualquier lugar en el que hubieran sido cometidos. La creación de la Corte penal internacional en 1998, que entra en vigor hasta el 2002 deja huella. Pero si esta ultima traduce bien la fuerza profunda de la justicia penal dentro de sus instituciones internacionales y la racionalización de su funcionamiento, no escapa a las dificultades estructurales, antes encontradas por el TPI en su lucha contra la impunidad. Sin disponer de una policía judicial, las jurisdicciones penales internacionales tienen que obtener la colaboración de los Estados para medir sus encuestas, conseguir las pruebas y obtener el arresto de los culpables. Para poder lograrlo, es necesario desarrollar una verdadera diplomacia judiciaria frente al conjunto de los actores políticos envueltos en el conflicto. Dicho de otra manera, sus posibilidades de éxito dependen del complejo conjunto de relación de fuerzas, como lo muestra el recorrido del general Mladic.
1. Una diplomacia judicial en funcionamiento. Las jurisdicciones penales internacionales consagran una parte sustancial de su trabajo a ligar relaciones con las autoridades nacionales, locales e internacionales con el objetivo de hacerlas aceptar de prestar los medios policiales de los que disponen. El avance de los procedimientos se vuelve tributario de los intereses de diversos actores. Dichos procedimientos deben ser analizados y comprendidos por el Magistrado del Ministerio Publico y el Presidente, en vista de una cooperación estrecha.
2. El rechazo de la impunidad. Condicionando la posible adhesión de Serbia a rechazar toda impunidad, la Unión Europea mostró que su sofá poder era eficaz mientras que los lideres serbios no proyectaban el futuro de su país fuera de Europa.
Habiendo sido creado en la época en que la guerra causaba estragos, frecuentemente el TPIY tuvo que enfrentarse a las contradicciones de las lógicas judiciales y políticas, al arresto de los culpables y a la realización de las encuestas dependientes de los gobernantes. El mandato de las fuerzas de la OTAN sobre el arresto de las personas acusadas, únicamente fue escuchado bajo la presión del TPIY. Los jefes de guerra fueron remitidos unos a uno frente al tribunal. Las fuerzas internacionales tomaron el relevo de la defectuosa policía local, los arrestos facilitaron la aplicación de los acuerdos de Dayton (1995). La OTAN operó de esta manera durante su mandato (terminado a finales del 2004), 30 arrestaciones. Habiéndose instalado en Serbia, bajo el abrigo de las fuerzas internacionales, Mladic se aprovechó, como Karadzic, de una inercia de las grandes potencias, aunada sin duda, a las circunstancias del drama de Srebrenica. Efectivamente, mientras que se había comenzado a negociar secretamente para obtener los acuerdos de paz, los gobiernos americanos, ingleses y franceses y la ONU, descuidaron la ciudad y permitieron el asentamiento en los alrededores de la ciudad.
Durante mucho tiempo, Mladic benefició de cómplices múltiples, dentro del ejercito, el aparato de Estado, y los medios nacionalistas. Mientras tanto, el cambio del equilibrio de fuerzas políticas en Serbia que se manifestó en el 2008 con la elección a la presidencia del demócrata Boris Tlalic, y la intransigencia de la Unión Europea sobre la cuestión de la impunidad, permitieron su captura. La elección fundamental de Serbia para integrarse a la Unión Europea finalmente selló su destino.
La lucha contra la impunidad permanece como un combate permanente frente al cual el TPIY ha contribuido distinguidamente. Lejos de impedir el establecimiento de la paz – como lo temían algunos – demostró que podía facilitar su realización, permitiendo a las fuerzas internacionales de poner fuera del alcance de prejuicio a los inculpados. Además otorgó una verdadera credibilidad a la justicia penal internacional mostrándose capaz de juzgar los crímenes extremadamente graves, los que sin ella, no hubieran podido ser juzgados. De otra manera, siguiendo la línea de un proceso imparcial, condenó los autores a pesadas penas. Así, el TPIY arrestando, juzgando y condenando a los inculpados, inscribió en la historia del combate por la impunidad, la represión de crímenes internacionales.
« Justice pénale et politique internationale », Confluences Méditerranée, (64), 2007-2008.
Gaboriau Simone, Pauliat Hélène (Éds.), La Justice pénale internationale, Limoges, PULIM, 2002.
Schoenfeld, Heather, Levi Ron, Hagan John, “Crises extrêmes et institutionnalisation du droit pénal international”, Critique internationale, (36), 2007, p. 36-54.