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PAC 18 – La inversión digital en los Derechos del Hombre El rechazo de la multinacional Google frente a la censura china

Por Alexandre Bohas

Traducción : Daniel Del Castillo

Passage au crible n°18

La empresa Google anunció en enero de 2010 que ya no censuraría más sus propios contenidos, como lo había hecho hasta ahora, a petición del gobierno chino. Pero implicada en una lucha de fuerzas, ahora se arriesga a tener que renunciar a éste mercado.

Contexto histórico
Marco teórico
Análisis
Referencias

Contexto histórico

Las industrias de la informática y las telecomunicaciones son inducidas a colaborar con los poderes públicos, que esperan obtener informaciones sobre las acciones ilegales perpetradas en la red. No obstante, y contrariamente a competidores como Yahoo!, la empresa Google siempre se ha mostrado muy reacia a suministrar estas informaciones. Rechazó incluso cooperar con el Ministerio norteamericano de Justicia, con respecto a varios casos de pornografía. Por esta razón, muchos observadores se sorprendieron cuando sus dirigentes aceptaron, en el 2006, las restricciones impuestas por Pekín. Sin embargo, hace poco Google decidió no someterse más.

Es necesario señalar que el sector de Internet crece en China siguiendo un ritmo anual del 40% y reúne 340 millones de usuarios, hasta el punto de convertirse en el primer mercado mundial. Como reacción a este desarrollo excepcional, el régimen comunista instauró como lo hicieron Siria, Arabia Saudita e Irán instrumentos jurídicos y policíacos destinados a su control. No menos de 30 000 personas verifican la aplicación de los sesenta (60) reglamentos que componen la legislación de ésta área: el dispositivo escudo dorado que bloquea los portales no deseados desde 1998. Al respecto, un equipo de investigadores de Harvard estableció que 18 931 portales eran inaccesibles por razones políticas. Además, las autoridades siguen defendiendo en este ámbito un proteccionismo disimulado. En efecto, a semejanza de otros inversionistas extranjeros, Google fue una víctima regular de los ciber-ataques a sus sistemas informáticos, y se vio obligada a enfrentar acusaciones sin fundamento, como que este motor de búsqueda favorecería la difusión de contenidos pornográficos.

Marco teórico

1. La oposición hegemónica al soft power norteamericano. Al censurar masivamente el acceso y la expresión digital, el gobierno chino quiere seleccionar la forma de vida y las representaciones colectivas divulgadas por las compañías multinacionales. Estos saberes engendran problemáticas de poder que Joseph Nye subestimó, al designarlos con la expresión de soft power. A través de la influencia que ejercen en las sociedades extranjeras, estos saberes son, al contrario, el origen del poder estructural de los Estados Unidos. Esta dimensión cultural permite explicar las tensiones actuales entre Google y China, contradiciendo las teorías clásicas de Robert Gilpin, John Mearsheimer y/o Robert Keohane entre otros que limitan sus análisis a cuestiones económicas y militares.
2. La creciente pluralidad político-económica de la esfera internacional. Para no reducir este conflicto a las relaciones interestatales, resulta entonces más conveniente analizar el caos de las cuestiones mundiales en toda su complejidad: a) en el marco de las relaciones Estados/compañías, como lo abordó Susan Strange; b) teniendo en cuenta la creciente pluralidad de las actividades económicas, culturales y políticas, como lo afirmó Philip Cerny. Siendo una consecuencia de la globalización, la pluralidad conlleva a la construcción de una esfera mundial atravesada por una diversidad en aumento, de actores con discursos diferentes, incluso opuestos. De esta manera, se entiende que los objetivos de rentabilidad y de supremacía comercial puedan conducir a Google a movilizar la opinión pública en favor de ciertos ideales políticos.

Análisis

El gobierno chino considera Internet como un medio de comunicación peligroso, porque a nivel mundial funciona en red y sin autoridad determinada. Tras construir un espacio de expresión política, la red se establece de facto como un espacio público sin control y potencialmente peligroso para el poder establecido. Pero al mismo tiempo, como medio de comunicación, Internet encierra gran cantidad de información sobre los oponentes al Partido Comunista. Hay que señalar que como motor de búsqueda y proveedor de servicios en la red, Google fundamenta su éxito comercial en la confianza que le atribuyen los usuarios y su capacidad para tramitarles informaciones de todo tipo. Por otro lado, la cultura anglosajona, basada en el respeto de las libertades individuales, inspira su funcionamiento, porque cada individuo puede comunicarse libremente, interactuar e intercambiar con cualquier otro. Para los dirigentes, la apropiación de esta herramienta por parte del pueblo chino podría favorecer comportamientos subversivos, aptos para desarrollar la libre expresión y el desequilibrio del régimen. Tales elementos se presentan difícilmente conciliables con el carácter autoritario de la República Popular.

Por otro lado, las acciones restrictivas de los poderes públicos, sacan a la luz la profunda oposición del sistema internacional, dominado por los Estados Unidos. En efecto, la RPC (República Popular China) se confirma como un rising challenger (una potencia emergente), retomando la expresión de Robert Gilpin en su análisis sobre los conflictos hegemónicos. Gracias a su prosperidad, la RPC se erige cómo un modelo original de desarrollo capitalista. Mientras que Washington celebra la sociedad de libre mercado, cimentada en la propiedad privada y los derechos individuales, el Imperio del Medio propone, por su parte, una organización social bastante jerarquizada y autoritaria, dónde el Estado juega un papel principal. Ciertamente, éste último se adaptó al capitalismo mundial, pero a pesar de todo continúa rechazando la evolución socio-política de carácter occidental.

Este nuevo incidente entre el poder central y Google se da en una configuración económica en la que la compañía se encuentra muy lejos de su rival Baidu, ya que a pesar de sus 600 millones de dólares de ingresos anuales, el operador norteamericano sólo posee el 31% del mercado. Mientras que por el contrario, su oponente chino alcanza el 63%, desarrollando sus ingresos a un ritmo del 39% anual. El atraso de la empresa norteamericana es entonces considerable. Pero también, dentro de este contexto, su decisión de no censurar más sus contenidos le confiere a la vez una gran legitimidad y un vasto capital mediático, erigiéndose como el defensor de los internautas y sus libertades. A este valor simbólico, se le suma una ventaja en la competencia, ya que las informaciones censuradas se encuentran únicamente en su portal, lo que aumenta el uso de este motor. Finalmente, este lucha de fuerzas demuestra en qué medida el Derecho a la información y las libertades públicas están instrumentalizados por un actor no-estatal, en el marco de la configuración Estados/compañías.

Cualquiera que sea el desenlace de este conflicto, las tensiones observadas destapan una contradicción en las tesis evolucionistas que apuntan a la lógica de la transición democrática, que creen percibir en la apertura económica china, un primer paso hacia la democratización del régimen. Al contrario, China promueve otro modelo socio-político, diferente al de Occidente, lo que le convierte en un verdadero contrincante de la supremacía norteamericana.

Referencias

Gilpin Robert, War and Change in World Politics, Cambridge, Cambridge University Press, 1981.
Bohas Alexandre, « The Paradox of Anti-Americanism : Reflection on the Shallow Concept of Soft Power », Global Society, 20 (4), oct. 2006, pp. 395-414.
Cerny Philip G., Rethinking World Politics : A Theory of Transnational Neopluralism, Oxford, Oxford University Press, 2010.
Damm Jens, Thomas Simona (Eds.), Chinese Cyberspaces : Technological Changes and Political Effects, London, Routledge, 2006.
Hughes Christopher, Wacker Gudrun (Eds.), China and the Internet : Politics of the Digital Leap Forward, London, Routledge, 2003.
Nye Joseph, The Powers to lead, Oxford, Oxford University Press, 2008.
Strange Susan, Stopford John, Rival States, Rival Firms : Competition for World Market Shares, Cambridge, Cambridge University Press, 1991.
Zittrain Jonathan, Edelman Benjamin, « Empirical Analysis of Internet Filtering in China », Harvard Law School, 20 March 2003, disponible sur l´adresse internet : http://cyber.law.harvard.edu/filtering/china/.