Por Josepha Laroche
Traducción: Daniel Del Castillo
En su testamento del 27 de noviembre de 1895, el industrial Alfred Nobel labró las bases de un sistema internacional de gratificaciones decididamente pacifista y cosmopolita. Su intención era que este dispositivo tuviera como objeto reorganizar racionalmente el escenario mundial, reconciliando la ética y la política. Incluyendo inicialmente cinco premios, este modelo sin igual en materia de prestigio y autoridad, no ha cesado de influenciar al mundo.
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